Antes de la parafernalia: un poco de historia en torno al Cerro Torre.
El ascenso al Cerro Torre por parte de David Lama el 2012, liberando la Vía del Compresor (1970), y la posterior producción audiovisual sobre dicha hazaña, han puesto una vez más en la primera línea mediática al Torre. Si bien lo realizado por Lama es un hito destacable dentro de la historia del Cerro, y un logro deportivo de alto nivel, el hecho de contar con todo un equipo de producción y de soporte detrás, con helicóptero incluido, le resta un poco de compromiso al ascenso mismo, y va en contra de la esencia que caracteriza a las escaladas épicas que suelen desarrollarse en montañas como el Torre; gestas que dan cuenta de verdaderas hazañas en la vertical, muchas veces escritas en tiempos donde los partes meteorológicos no eran precisos o no existían, y que hablan de montañistas que le doblaron la mano a los elementos desatados allá arriba, inscribiendo de esa manera, sin tantas cámaras y luces, su nombre en la historia del alpinismo.
Las nuevas tecnologías en el equipo, o los certeros pronósticos del tiempo de hoy en día, sumados a la industria ligada a la montaña, que necesita crear y vender héroes, han llevado a que el alpinismo hoy por hoy, esté alcanzando niveles insospechados hasta hace algunos años. Lo que es increíble para el desarrollo del deporte. Ejemplo de aquello es lo realizado por Lama o lo que viene haciendo desde hace algún tiempo Alex Honnold escalando sin cuerda rutas de alta dificultad “paseando”, o el mismo Ueli Steck, pulverizando récords en las altas montañas del planeta. Sin dudas los tiempos avanzan rápido, es por eso que me parece prudente detenerse un poco, respirar, y repasar la historia para poder comprender el presente y así darle el valor que se merecen las cosas; filtrar un poco el exceso de información y dejarse sorprender por las viejas generaciones que le dieron vida a la escena del alpinismo sin tanta parafernalia.
Imponente, el Cerro Torre.
A continuación, y a propósito del logro de Lama, les dejamos un poco de la rica historia del Cerro Torre y sus rutas.
Cerro Torre
Ubicado en el corazón de la Patagonia, en el límite oriental del campo de hielo sur, entre Chile y Argentina, en las cercanías de El Chaltén, el Cerro Torre se alza imponente hasta los 3.133 metros de altura. Considerado como imposible de escalar durante décadas, por sus paredes han pasado los mejores escaladores del mundo, quienes han escrito una historia apasionante en la que se plasma la evolución que ha vivido la escalada con el correr de los años.
Pioneros
Los primeros intentos por alcanzar la cumbre del Torre se remontan a la década del 50’ del siglo pasado. Una época dorada para el montañismo. Ya con la mayoría de las cumbres clásicas de Europa escaladas; los montañistas del viejo continente fijaron sus objetivos en cordilleras lejanas, siendo el Himalaya en Asia y los cordones Patagónicos en América, los exóticos destinos que la elite del alpinismo escogió para seguir desarrollando este particular deporte. Así, durante aquella década se sucedieron los ascensos de cumbres emblemáticas como por ejemplo el Annapurna, primer ochomil, en 1950 por parte de la cordada francesa Herzog – Lachenal, Del Fitzroy en 1952 por la también francesa cordada Terray – Magnone o del Everest en 1953 por Tenzing Norgay y Edmund Hilary, por citar tan sólo algunos de los grandes logros de aquellos años.
El Cerro Torre y su fama de montaña imposible alimento el ímpetu de gloria y de aventura de escaladores provenientes de Italia principalmente. Fueron Cesare Maestri y Carlos Mauri quienes, por separado, lideraron sendas expediciones al macizo patagónico el año 1957. Mauri acompañado por el célebre Walter Bonatti, no consiguió progresar demasiado en la vertiente occidental de la montaña debido a lo inclemente del clima y de las dificultades técnicas encontradas allí. Maestri, no corrió mejor suerte en la cara opuesta y regresó a Italia derrotado pero marcado para siempre por la enhiesta mole patagónica, por lo que no demoró mucho en Volver. En 1959, y esta vez acompañado por el austriaco Toni Egger, gran escalador en hielo, se embarcó en una nueva expedición con el objetivo de coronar de una buena vez el imposible Torre. Las crónicas de esta expedición hablan de un duro ascenso hasta lo alto del cerro, marcado por la trágica muerte de Egger durante el descenso, pero la falta de material fotográfico que documentara tal hazaña, sembró la duda sobre la veracidad del relato de Maestri.
Una posterior expedición Italiana liderada por Carlo Mauri, e integrada por Piero Rava, Casimiro Ferrari, Roberto Chiappa, Giuseppe Cima, Gianfelice Rocca, Gianni Stefanon, Gianluigi Lanfranchi y Pierlorenzo Acquistapace, intentaron nuevamente ascender la montaña por la cara oeste llegando a 250 metros de la cumbre. Al regreso, Mauri proclamó que volvería para escalar “esos pocos metros que separaban a los hombres de la victoria” encendiendo la polémica y desconociendo el supuesto ascenso de Maestri y Egger.
El compresor
Maestri volvió en 1970 decidido a llegar a la cumbre y a reivindicar su imagen. Para aquello, organizó una mediática expedición en invierno y por una vía nueva por el filo sureste de la montaña, que no escatimó en gastos y que entre otras cosas incluyó un helicóptero para la aproximación y el, hoy en día, maldito compresor de aire de 180 kilos, diseñado especialmente para agujerear el granito del cerro. Con ansias de venganza y dispuesto a todo, Maestri emplazo más de 400 bolts, que formaron una verdadera vía ferrata que le permitió superar la última sección de roca más bien lisa antes de llegar al gran hongo de hielo que caracteriza a la cumbre del Torre. Sección final de hielo que los italianos no escalaron, ya que no lo consideraron como parte de la montaña, de hecho Maestri señaló al respecto: “es solo un trozo de hielo, no es realmente parte de la montaña, se va a volar un día”. A todas luces un ascenso especial, en donde se puede apreciar a lo que es capaz de llegar un escalador motivado por el ego con tal de ser el primero, no importando el estilo, ni la ética, sino que el fin último. Es importante destacar que el compresor sigue allí.
Mariani se acerca al compresor dejado por Maestri en la Pared. Fuente: www.tecpetrol.com
En 1979, los estadounidenses Jim Bridwell y Steve Brewer completaron la ruta del compresor hasta la cumbre en estilo alpino. Bridwell, connotado escalador con más de un centenar de primeros ascensos en el valle de Yosemite, aseguró tras el ascenso que después del último bolt aún quedaban 25 metros de roca hasta llegar al hielo, 25 metros que la cordada norteamericana resolvió en artificial y que implico proteger pasos con copperheads, por lo que una vez más se puso en duda la veracidad de los dichos de Cesare Maestri. Este ascenso de 1979 fue el segundo a la montaña, el primero, cinco años antes se los presentamos a continuación.
Primer ascenso
El primer ascenso absoluto e indiscutible del cerro Torre data de 1974. La expedición fue organizada por las arañas de Lecco (Ragni di Lecco), el insigne grupo de montañistas Italianos que ha dejado a través de los años su huella en muchas de las más clásicas y exigentes montañas del mundo. Sin la parafernalia y asedio mediático propio de las expediciones de Maestri, esta expedición logró por fin alcanzar la cumbre del Torre tras dos meses de intentos. El líder de la expedición fue el legendario Casimiro Ferrari, quien junto a Mario Conti, Pino Negri y Daniele Chiappa., tras ascender por la vertiente occidental del macizo, alcanzaron la cima el 13 de Enero. La “Ragni Route” esta cotada hoy en día como 600m 90° M4 y tras la remoción de los clavos de Maestri el 2012, ha pasado a ser la ruta más frecuentada del Torre.
Daniel Chiappa, primer ascenso 1974
Hitos y rutas destacables
El Torre a la fecha cuenta con dos rutas que llegan directamente a la cumbre; la vía del compresor y la ruta Ragni, y con al menos una docena de variantes que conectan en algún punto con las vías antes señaladas.
Entre las rutas que destacan por el nivel de dificultad y compromiso se encuentran las abiertas por escaladores provenientes de Eslovenia. La tradición en ese país, dice que cada esloveno debe subir al menos una vez en su vida el monte Triglav (2.864m), la cumbre más alta y símbolo de Eslovenia, de hecho, en el escudo de la nación se aprecian las tres cumbres del Triglav. Esta cultura de montaña tan arraigada en el pueblo esloveno, se ve reflejada en cada ruta que sus escaladores abren alrededor del mundo.
Entre las rutas eslovenas al Torre, destacan la “Peklenska Direttissima” o “Directisima del Infierno” en la cara este. Ruta abierta por Janez Jeglic, Silvo Karo, Francek Knez, Peter Podgornik, Pavle Kozjek y Matjaz Fistravec como camarógrafo el 16 de Enero de 1986. El sólo hecho de leer la graduación de la ruta nos da a entender el nombre de la misma: 900m 95˚ 7a+ A4 M6 ¿se entiende? Pues sí. Realmente notable.
En enero de 1988 Janez Jeglic y Silvo Karo, volvieron al Torre para abrir una ruta en la cara sur. La dificultad que encontraron en esta vía fue 1200m 6b A4 75˚ ruta larguísima y de extrema dificultad, digna de estos dos eslovenos, verdaderos íconos del alpinismo mundial.
En 1994, otro equipo esloveno integrado por, era que no, Janez Jeglic, Marko Lukic y Miha Praprotnik abrió en la cara sur, la ruta “What’s love got to do with it”, tal como una famosa canción de Tina Turner, graduada en 800m 7a A4 90˚. Sobre el nombre de la ruta, Praprotnick escribió: “¿Qué tiene que ver el amor con esto? Era la pregunta que teníamos en nuestra mente durante toda la expedición. Pasando el borde entre la vida y la muerte, el cansancio inhumano, el miedo y la impotencia, el frío doloroso, el viento, las desiluciones, la aventura y la locura… Aún, en todo eso, hay amor…”.
Slovenos
Pero no sólo los eslovenos han dejado su huella en el Torre. Durante los últimos años destacan nombres como los del italiano Emmano Salvaterra, quien ha participado en varias aperturas, o del argentino Rolando Garibotti, quienes han hecho de las montañas patagónicas vecinas del Chaltén, su hogar y su escuela. Es destacable la labor de Garibotti quien gracias a su sitio web Pataclimb y al libro “Patagonia Vertical” ha logrado documentar la historia y los ascensos de la gran mayoría de las montañas de la zona, creando una útil herramienta destinada a los escaladores que desean probar suerte en las paredes australes. Al mismo tiempo, ha logrado dejar su huella con rutas interesantísimas como la que junto al citado Salvaterra y a Alessandro Beltrami abrieron en 2005, la ruta fue llamada “El Arca de los vientos” 550m 60˚ 6b+ C1 y es la única vía a la fecha que recorre la cara norte de la montaña. Posteriormente, en enero de 2008, Garibotti junto al norteamericano Colin Haley, otro visitante frecuente del Chaltén, realizaron la primera “Travesía del Torre”, logrando unir las cumbres de la Aguja Standhardt, Punta Herron, Torre Egger y del Cerro Torre. Las dificultades que encontraron fueron de 1600m 90˚ 6b+ C1. Tras este ascenso, y tal cual lo hizo tras el ascenso del Arca, Garibotti se contactó con los organizadores de los Piolet de Oro, para pedir que su actividad no fuera considerada entre las nominadas.
Uno de los últimos hitos acontecidos en el granito y el hielo del Cerro Torre, es el ascenso realizado por el estadounidense Hayden Kennedy y el canadiense Jason Kruk quienes tras ascender el Filo Sureste, con variaciones a la vía del Compresor, lograron una vía cotada en 800m 70˚ 7a A2 WI5, 7b. Durante el descenso los escaladores removieron cerca de 120 bolts colocados por Maestri en 1970. Desatando una vez más la controversia en el Torre. Pese a que fueron declarados como personas no gratas en el Chaltén, la comunidad estuvo de su lado, de hecho, el jurado de la edición 2013 de los Piolet de Oro, presidido por el esloveno Silvo Karo les otorgó la “Mención Especial”. En palabras del mismo Karo: “Deben ser aplaudidos”. Mención especial que también recibieron David Lama y Peter Ortner por la histórica liberación de la vía del Compresor, con escalada en libre de 8a.
Para mayor información sobre la historia y rutas de las montañas patagónicas debes visitar:
http://www.tecpetrol.com/esp/cuadernos.asp
***Por Sergio Infante*** (más artículos del mismo autor aquí)
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