¿Reto o amenaza? Cómo transformar una situación de estrés en rendimiento

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El estrés en un proceso que pone en relación las situaciones con las respuestas, es por eso cuando hablamos de escalada y su sicología, podemos decir que el proceso de estrés se basa en las percepciones subjetivas de cada persona. Por ejemplo, un escalador manifestará estrés cuando percibe que las chapas alejan demasiado, lo cual  no quiere decir necesariamente que alejen, sino que él así lo percibe. Por otro lado, otros escaladores, aun percibiendo que las chapas alejan, no manifestarán estrés. 

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Competidor en situación de estrés. Panamericano Chile 2012. 

El estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.

Esta reacción biológica es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia. Puede producir síntomas desagradables en el cuerpo, en respuesta a una adaptación del individuo bajo las demandas del entorno. Cuando esta respuesta natural se da en exceso, se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo humano y provoca la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano.

Los factores estresantes son las situaciones desencadenantes del estrés y pueden ser cualquier estímulo, externo o interno (tanto físico, químico, acústico o somático, como sociocultural) que, de manera directa o indirecta, propicie la desestabilización en el equilibrio dinámico del organismo, llamado homeostasis.

Entonces, el hecho que las chapas alejen, ¿es algo estresante? La respuesta será DEPENDE; depende de la subjetividad del escalador y de la manera en que percibe que no cuenta con recursos para resolver la situación, por ende el estrés no depende de la situación, sino de cómo la experimenta cada persona.

Evaluación primaria:

Esta evaluación permite que el deportista considere la situación como una demanda de rendimiento o no. Si la situación no requiere rendimiento, no será estresante. Un ejemplo es cuando queremos probar una vía pero con el fin de limpiarla y no encadenarla, en este caso el escalador no se verá enfrentado a una situación de rendimiento, ya que sólo busca terminar de limpiarla, por lo tanto no sufrirá estrés.

Cuando una situación requiere una adaptación, sí hablamos de estrés. Esta evaluación de situaciones estresantes puede ser de tres tipos:

Perdida: esta situación corresponde a la necesidad de afrontar sucesos pasados. En el caso de una situación deportiva, consistiría en afrontar aceptando una derrota, o aceptando el hecho de fallar nuevamente en un proyecto por décima vez. Este sentimiento de pérdida puede producir que el escalador afronte su siguiente proyecto de manera no adecuada, sin confianza o sin ganas, lo cual puede provocar un sentimiento de depresión y la creencia de que no lo logrará nunca, abandonado así su proyecto.

Reto: Este reto se da cuando los acontecimientos que queremos afrontar aún no se han producido. En este caso el escalador cree que puede conseguir los objetivos deseados. Cuando se da esta emoción, el deportista percibe la situación como un desafío personal.

Amenaza: La amenaza también se produce cuando los acontecimientos que queremos afrontar aún no se han producido. En este caso la situación que debemos afrontar, la percibimos como una obligación y creemos que si no lo hacemos bastante bien, algo desagradable sucederá. Esta amenaza nos puede llevar a no cumplir nuestros objetivos por un mal enfoque mental y así generar pensamientos negativos respecto a nuestras habilidades, lo que nos puede llevar a una baja de autoestima.

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«…si debo realizar ese mismo dinámico en una competencia, asumiendo el riego de fallar y sabiendo que necesito hacerlo al primer intento para conseguir mi objetivo, estoy en situación de rendimiento». Master The North Face 2014.

Evaluación secundaria:

Esta es la evaluación de nuestra capacidad para afrontar las situaciones de demandas con éxito y consiste en la percepción que tiene el escalador sobre sus propios recursos, por lo tanto, esta evaluación es la que ayuda a construir la confianza en uno mismo. Tenemos confianza en la medida en que creamos que contamos con los recursos y habilidades para afrontar las situaciones de demandas que nos proponemos. Es por eso que si no hay objetivos y no hay una demanda explícita, tampoco habrá evaluación de amenaza ni de reto, por lo tanto no se produce un proceso de estrés.

El rendimiento es más fácil obtenerlo cuando el deportista percibe que la situación es estresante, cuando percibe que debe hacer algo para adaptarse a dicha situación con el fin de cumplir su objetivo. Hay que entender la diferencia entre una situación de rendimiento y no. Cuando intentamos un movimiento dinámico y sin concentrarnos mucho, lo logramos al primer intento, este ejemplo no sería rendimiento. En cambio, si debo realizar ese mismo dinámico en una competencia, asumiendo el riego de fallar y sabiendo que necesito hacerlo al primer intento para conseguir mi objetivo, estoy en situación de rendimiento, tanto si logro realizar el dinámico o no.

En este segundo caso existe un proceso de estrés, el cual puedo interpretar como un reto (“a ver si soy capaz de encadenar este dinámico al primer intento…”) o como una amenaza (“sino lo logro perderé el primer lugar…”).

En las situaciones de escalada es fácil caer en la percepción amenazadora en lugar de reto, interfiriendo el rendimiento del escalador.

La percepción de amenaza frente a una situación se construye en base a los pensamientos que se generan en el escalador sobre la posibilidad de fallar. Estos pensamientos producen un sentimiento de ansiedad que viene acompañado por una serie de alteraciones fisiológicas. Estas alteraciones pueden causar en el escalador un agarrotamiento muscular, lo cual entorpece la coordinación, aumenta la fatiga y empeora el rendimiento. Cuando el escalador se da cuenta de su estado de amenaza, produce más pensamientos de incertidumbre sobre el resultado de su escalada, entrando en un círculo vicioso que termina por reafirmar esta amenaza, derrumbando toda concentración que pudo existir. Todo esto conduce al escalador a cometer errores torpes como el olvido de algunas presas fundamentales para el avance, entre otros.

¿Cómo podemos afrontar las situaciones de rendimiento como un reto en vez de una amenaza?

Primero debemos aceptar que la seguridad no la vamos a tener nunca, menos en proyectos o escaladas difíciles. De manera que si intentamos decirnos cosas para estar seguros, probablemente no lo conseguiremos. Esto provocará que percibamos más claramente la amenaza de “no lograr”. Debemos aceptar que “no lograr” es una posibilidad completamente realista, aunque no sea deseada. De manera que intentar negar la existencia de esa posibilidad supone negar directamente la realidad. Por lo que si busco la seguridad para evitar sentirme amenazado, me sentiré más amenazado. Cuando el escalador se siente amenazado, aun sin percibirlo, comenzará a buscar elementos que le sirvan de explicación en caso de no lograr el objetivo. Por ejemplo: el tacto de los agarres le parecerá resbaladizo, la temperatura ambiente le parecerá demasiado elevada, etc… Estos argumentos puede que sean ciertos, el problema es que son utilizados como excusas preventivas. De esta manera el escalador tolerará de mejor forma el fallo, ya que podrá atribuir el no cumplimiento de su objetivo a factores externos.

Este autoengaño produce en el escalador una baja en el sentimiento de amenaza, pero el precio que paga por ello es caro, ya que a la mínima dificultad probablemente desista de su intento, precisamente porque tiene excusas para ello.

En general cuando el escalador se centra en las cosas que están bajo su control, es mucho más fácil adquirir un sentimiento de reto. En cambio cuando está pendiente de factores externos, como la temperatura ambiente, el tacto de la roca, etc… Entonces es mucho más probable que experimente el sentimiento de amenaza por no lograr.

En definitiva la percepción de una situación como reto o amenaza dependerá de lo que signifique para nosotros esa situación y de lo capaces que nos veamos para superarla, eso dependerá básicamente de los recursos que creamos tener: nuestra habilidad, experiencia y entrenamiento.

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«El rendimiento es más fácil obtenerlo cuando el deportista percibe que la situación es estresante«… Siempre que haya confianza. Como la pequeña Vale Aguado que mostró un rendimiento y autoconfianza espectacular en este Master The North Face 2014.

Por Chileclimbers. 

 

Fuente: Una mente en acción// Ediciones Desnivel

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