Sobre la felicidad, parte 3
Les dejamos en esta oportunidad el tercer artículo dedicado a la felicidad escrito por el psicólogo deportivo Sergio Miranda.
Podemos hacer una dicotomía entre 2 tipos de personas: los optimistas y los depresivos[1] (nuevamente, estas son tendencias hacia alguno de estos 2 polos).
El optimista no es un ingenuo que solo ve las cosas de rosado, una vida linda o de “bilz y pap”, no. Es capaz de rescatar y ver las cosas buenas, positivas y constructivas; así como de valorar las negativas como parte de un proceso y/o algo útil. Ve el vaso medio vacío y se pregunta: ¿Cómo lo llenamos?.
El de una tendencia “depresiva”, ve los obstáculos muy marcados, los aspectos duros, negativos. Se centra y queda pegado en esto, le cuesta más el avance. Ve el problema pero no la solución.
Ojo, acá me quiero detener 4 líneas: ambas son tendencias, ninguna es mejor que la otra. Cada una nos presenta elementos positivos: el depresivo es más crítico y analizará aspectos “malos” o que podrían fallar de un proyecto, cosa que el optimista – en sus ganas de avanzar- pasará por alto. Son visiones complementarias.
Idealmente deberíamos tener un equilibrio, pero la realidad nos muestra que nos quedamos en este polo negativo, casi sin ver las cosas buenas que podría tener. Como esos “amigos” que ante nuestros proyectos nos los aportillan hasta destruir nuestros sueños, o esos padres que nos tiran para abajo en lo que hacemos (ocultamente, porque quieren que realicemos SUS sueños y proyectos que no fueron capaces de desarrollar).
Con los ejercicios propuestos a continuación, la idea es “recablear” nuestro cerebro, de manera de que sea más fácil activar nuestro hemisferio izquierdo: frente a un estímulo (se atascó la cuerda, se cayó el ATC) lograr centrarnos en los aspectos útiles y positivos, buscar soluciones. Y al bajar de la vía, no reclamar por lo que pasó, sino que valorar lo aprendí o lo que hice bien.
“Fortalezas básicas”
Conversando con una amiga, trataba de explicarle que TODOS tenemos algún tipo de inteligencia (según la visón de Howard Gardner). Tenemos fortalezas que sobresalen en nosotros mismos, así como entre los demás. Ejemplo son algunos deportistas –y me incluyo-, muchos con un nivel de “inteligencia” tradicional más que limitada o cuestionable, pero genios dentro de la cancha (o pista). Todos tenemos ALGO potente, la cosa es descubrirla, encontrarla y luego cultivarla y aprovecharlas, otras aristas o fortalezas serán arrastradas. Como en el entrenamiento físico.
Según el ya mencionado Seligman (leer Sobre la Felicidad parte 1), una fortaleza:
- Nos hace sentirnos nosotros mismos: este soy yo!
- Disfrutamos al usarla.
- produce impaciencia por utilizarla y descubrir nuevas formas de sacarle provecho.
Para descubrir tus fortalezas, puedes responder la siguiente encuesta: https://www.authentichappiness.sas.upenn.edu/es/home
Luego de contestestarla, presta especial atención al orden de clasificación de tus fortalezas. ¿Alguna sorpresa? Toma las 5 primeras, una por vez y pregúntate: “¿es una fortaleza básica”?
Esta semana tómate un tiempo planificado: agendalo. Acá ejercitaras una o más fortalezas básicas de una manera nueva, en el ambiente o contexto que sea (casa, trabajo colegio, la micro…).
- Si tu fortaleza es la creatividad, deja un par de horas para escribir un guión, una carta, un cuento.
- Si es la esperanza u optimismo, escribe una columna sobre tu esperanza sobre el futuro de la escalada.
- Si es el autocontrol, toma tus cosas y ¡ve a entrenar! Deja ese sándwich o el control de la tv y ponte a hacer algo útil.
- Si es la apreciación de la belleza y la excelencia, podrías tomar una vuelta más larga y estética de ida y vuelta a casa, aunque tardes más.
Inventa tu mism@ la forma de usar y entrenar tus fortalezas. Escribe y comparte tus experiencias. ¿Cómo te sentiste antes, durante y después de realizar la actividad? ¿Fue fácil?¿ El tiempo paso volando?
Este y los otros ejercicios propuestos, han sido evaluados, medidos y publicados por importantes revistas científicas. No es una propuesta “new age”, sino producto de investigaciones y aplicaciones sustentadas en experiencias duras.
Ps. Sergio Miranda C.
Consultor de Entrenamiento Mental
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[1] Decirle a alguien DEPRESIVO es muy fuerte. Es una etiqueta que la psiquiatría y psicología han potenciado en demasía, generando estigmatización y una carga negativa muy grande.