Mammut Climbing The Classics, revive la historia de la escalada / Episodio 3 La Rose et Le Vampire

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Mammut presenta “Climbing The Classics”: los seis clásicos de la roca, rutas que marcaron un hito en la historia de la escalada. Y a aquellos “padres” que las encadenaron por primera vez, reintentado sus propias rutas acompañados por una nueva generación de escaladores ultra power, el Mammut Pro Team.

3. La Historia de :::La Rose et le Vampire 8a::: Le Bout du Monde, Buoux

“Le Bout Du Monde”- el fin del mundo- es una zona de escalada que está localizada en el filo de la derecha  “The Rock World of Buoux”, una de las más famosas del mundo. En 1980, un importante episodio de la historia de la escalada fue escrito aquí, sobre todo en lo que respecta a la escalada deportiva. Patrick Edlinger, hizo noticia en esta escuela con sus espectaculares freesolos y los primeros ascensos de rutas de alta dificultad. La gran pared de caliza en el Massif du Luberon, cerca del pueblo Buoux, impresionaba con sus 200 metros de altura. Tenía todo lo que cualquier escalador desea: placa delicadas y técnicas, hasta desplomes físicos con hoyos y empotres, además de una colección de rutas difíciles, que en esos días era bastante poco usual en Europa.

Cuando “Le Gang des Parisiens”, un grupo de jóvenes rebeldes parisinos, convirtieron las rocas de Buoux en su patio de juegos en 1984, se podría decir que fue el comienzo de la era del octavo grado. Fue entonces que los hermanos Marc y Antoine le Menestrel, Jean-Baptist Treibout y Laurent Jacob descubrieron un amarillo desplome, que aún no tenía rutas equipadas y que se veía épica en la parte de más a la derecha de la pared. Comenzaron a abrir una ruta tras otra, equipando líneas aparentemente imposibles de encadenar: “Le bout du Monde” había sido encontrada.

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El nombre de la ruta escrita a pie de vía.

El punto de partida para el desarrollo de esta zona de alta dificultad, fue un 8a+ que abrió Antoine le Menestrel en 1984 –la cual bautizó “Chouca” en honor a su perro que había muerto recientemente.

Al año siguiente, Antoine trató de escalar un de las rutas que estaban en la parte más impresionante y difícil de la pared, pero no lograba pasar la primera sección puesto que no había ningún agarre. Sin darse por vencido, talló la roca creando uno de los movimientos más famosos de la historia del deporte: the “cross-pull”. Algo que se convirtió en el epitome de la escalada deportiva a fines de los ochenta. En ese entonces, era común intervenir la roca, cuando los agarres eran muy pequeños o incluso, si faltaban.

El francés pasó varias semanas probando y optimizando la ruta, que exigía amplias tracciones a puro dedo, movimientos dinámicos hacia pequeñas regletas… hasta que le salió en 1985. “La Rose et le Vampire” se hizo mundialmente famosa, y lo sigue siendo. No sólo por el duro cross-pull”, un movimiento totalmente gimnástico, sino porque fue el primer 8b en el sur de Francia y escaladores de todos los continentes fueron atraídos a ir a probarla. Pero muchos fueron atacados por el vampiro y sólo unos pocos encontraron la rosa, según decía Antoine “la ruta era el vampiro y la rosa era para el que la encadenara”.

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Antoine le Menester encadenando por primera vez «Le Rose et el Vampire»

En la siguiente temporada, Antoine realizó un primer ascenso en Buoux, llamado «La Rage de Vivre» (La rabia de vivir), el cual había establecido como 8b+. Sin embargo, no llegó a popularizarse en la escena de la misma manera que «La Rose …» lo hizo, gracias a su magnífico movimiento fìsico. Entonces consideró que las estructuras naturales de la roca estaban limitando su creatividad demasiado, y como consecuencia lógica, comenzó a diseñar rutas en paredes artificiales. Se convirtió en el primer abridor de renombre internacional en grandes competencias de escalada. Hoy en día, Antoine trabaja como coreógrafo y bailarín de la compañía de baile «Les Bleus Lézards», que él mismo fundó, y con el que se presenta un ballet vertical único: ¡el baile del teatro al revés!

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Anna Stöhr invertida en la ruta como toda una vampiresa

La compleja coreografía que exige «La Rose…» y la alta dificultad de sus movimientos, se refleja en el hecho de que a Anna Stöhr, ganadora cuatro veces de la Copa del mundo en boulder y atleta del Mammut-ProTeam, le tomó cuatro días dominar la ruta, casi 30 años después de su primera ascensión. La dura vía le exigió entregarse por completo y darlo todo. Aunque Buoux ha dejado mucho de estar a la moda entre los escaladores, «Le Bout du Monde» siempre será una pista de baile para los mejores, y «La Rose et le Vampire» sigue siendo la sublimación de la danza en plano vertical.

Sugerencia: activar modo “subtítulos” para subtítulos en inglés.

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