La activación correcta en los momentos claves es vital para un buen rendimiento

Siempre se habla (y hablo) sobre la relajación, sus herramientas y técnicas. Y es que en el contexto de vida y deportivo actuales son elementos cruciales para rendir o estar bien. Bajar y ajustar las revoluciones e nos hace necesario para lograr un estado que nos permita en primer lugar el tener la capacidad de pensar correctamente y luego de ejecutar las acciones o movimientos con precisión. Par lograr esto debemos estar al 100% de nuestro control físico y mental. Para rendir al 100%, a nuestro máximo potencial debemos encontrar el punto exacto entre relajación y activación. Es sobre este último punto que me detendré en esta oportunidad.

Hay momentos e instancias en que debemos tener la capacidad de mentalizarnos debido a que estamos aletargados, faltos de energía, o de plano agotados. En oportunidades menospreciamos a un rival, una competencia o una ruta; las miramos en menos, confiados en que será fácil lograr nuestra meta. Podemos estar desganados, aburridos, agotados. No encontramos energía. Lamentablemente, los entrenadores han usados varias estrategias de “mentalización” o energización de manera inadecuada. La idea es llegar a ese punto exacto, el nivel óptimo (IZOF según teorías, llegar a “la zona”, o inclusive a un estado de “Flow”). Muchas veces esas palabras de último minuto, las “charlas motivacionales” (mal llamadas aso, ya que en estricto rigor son charlas activacionales) pueden activar de sobre manera a los deportistas, pasándolo de revoluciones (tan típico en los futbolistas luego que les marcan un gol). Si se va a trabajar para lograr un estado óptimo de activación, se debe proceder en forma consciente, estudiada y meditada, teniendo presentes los estados de activación óptimas (para el deporte, disciplina y según el sujeto mismo). Algunas conductas, sentimientos y actitudes pueden dar la pauta de que el deportista no logró la activación necesaria:

• Movimientos lentos; no logra “acomodarse” o “entrar en el partido”, como escuchábamos en el tenis años atrás.
• Divagación de la mente; se distrae fácilmente.
• Falta de preocupación con respecto a cómo va a jugar.
• Falta de expectativa o entusiasmo.
• Sensación de pesadez en las piernas; no salta ni se mueve mucho.

Es verdad que hay situaciones que de verdad hacen que estemos más bajos de ánimo. Una mala noche, es haber estado muchas horas escalando, o le desgaste del mal tiempo, las horas de espera, etc. Cuanto antes notemos estos signos es que podemos tomar acciones para enfrentarlas. A continuación, mencionare algunas estrategias aplicables para esto menesteres:

• Aumentar el ritmo respiratorio: la respiración corta y profunda tiende a activar y acelerar el sistema nervioso. Palabras o frases que nos levanten, también potenciarán esta técnica.
• Actuar energizado: es el buscar forzar un poco la situación y moverse animadamente de modo de mover las energías que quedan, como los futbolistas americanos en los vestuarios o medio tiempo, saltar como los velocistas de atletismo.
• Usar expresiones positivas y palabras para lograr determinados estados de ánimo: lo que se diga o como trabaje nuestra cabeza, afectará si o si a nuestro cuerpo. Comentarios positivos, alentadores, ayudarán a llenarnos de energía y fuerza.
• Escuchar música: cada uno tiene su playlist, pero escuchar una buena banda es clave para encendernos. Tener esto claro, estudiado y a mano en los momentos de flaqueza es importante.
• Usar imágenes energizantes: uno de los objetivos de la técnica de la visualización es la de motivar y energizarnos en pos de una meta, de darlo todo por esa imagen de éxito que nos creamos.
• Realizar una sesión de ejercicios antes de la competencia: se recomienda realizarlo entre 4 a 10 horas antes, de manera de regular la ansiedad y al mismo tiempo activar en los casos necesarios.

Sergio Miranda C.

Consultor de Entrenamiento Mental.

Sergio@entrenamientomental.cl