Nueva ruta en el C° Chocolate, Cordillera del Castillo, Aysén

Se nos ha hecho habitual publicar los relatos de nuevas rutas por parte de escaladores de la región de Aysén. La zona ofrece mucho terreno virgen que las nuevas generaciones de montañistas patagónicos han sabido aprovechar dando rienda suelta a su creatividad y motivación. Es admirable como cada vez más son los andinistas que dan vida a una escena de montaña en las frías tierras australes buscando nuevas rutas o realizando primeros ascensos, lo que es querámoslo o no, la real esencia del montañismo. A continuación les dejamos un breve relato por parte de Martín Hartmann sobre la nueva ruta en el Cerro Chocolate, en la cordillera del Castillo.

«Durante los días lunes 22, martes 23 y miércoles 24 de junio del presente año, los andinistas ayseninos Hugo Castañeda, Carlos ‘Patilla’ Baeza y Martín ‘gringo’ Hartmann, trepamos por una evidente canaleta en la cara este del cerro Chocolate en la Cordillera del castillo ubicada en la Patagónica región de Aysén. El día Martes salimos a las 5:30 de la mañana desde el campamento porteadores, nos alistamos y comenzamos a trepar la ruta con las primeras luces de la mañana, a eso de las 9:00 am. Subimos sin proteger los primeros metros hasta la primera canaleta vertical con pasos de 75º en nieve dura y hielo; avanzamos en simultáneo los tramos siguientes y de esa manera fuimos remontando poco a poco los innumerables metros de pared.  En el último paso, y «crux» de la vía, realizamos un largo con poca protección y un paso en hielo vertical bastante malo. Logramos salir al collado a eso de las 15:00 horas. Luego vendría otro paso que debimos asegurar para llegar hasta la arista cumbrera inmersos en la  vertiginosidad del abismo.

Regresamos a la reunión en el collado, pero el Chocolate no suelta tan fácil, por lo que decidimos bajar por la ruta normal. Realizamos una travesía protegiendo en salientes de roca y hielo, y desescalando poco a poco llegamos al primer rapel de 30 metros que nos llevó a la siguiente cumbre, desde donde volvimos a rapelear, esta vez con las dos cuerdas de 60 metros que traíamos.  Bajamos  hasta un lugar que Hugo  recordaba de un ascenso de años atrás: una canaleta de hielo duro de 70º que afortunadamente bajamos con el seguro sistema de rapel. Desde acá ya no nos quedó otra opción que desescalar mirando a la pared ocupando la seguridad de los crampones y el piolet puñal, llegando al glaciar con las últimas luces del día. Comimos algo estando ya en el río y seguimos hasta llegar al campamento porteadores, lugar en  donde los amigos Chamansito y Chamancita nos estaban esperando con una olla de lentejas con longaniza, una linda motivación para bajar. Una cosa es descanso y otra es flojera, por lo que pronto nos levantamos y regresamos a la humeante ciudad, con los ya típicos problemas mecánicos de nuestro vehículo, la chata verde».

Foto de Ricardo Solé.