Ascenso al Volcán Puntiagudo
El Volcán Puntiagudo está ubicado en X región de los Lagos, muy cerca del Lago Rupanco, en un lugar rodeado de espeso bosque nativo. Una vez llegando al lago, hay que recorrer casi hasta el final del camino hasta llegar a una hostería, lugar donde vive la señora Robin, una norteamericana asentada hace años en el lugar. Ahí se puede dejar el auto y comenzar la caminata.
Preparando el campo base
En esta oportunidad la expedición la formamos yo y Juan Señoret, compañero con el que teníamos como objetivo subir esta linda montaña hace más de un año. La estrategia que elegimos fue aproximar el primer día haciendo la caminata de bosque e instalar campamento en las faldas del volcán para hidratar, comer y descansar para salir temprano al día siguiente. Nuestra estrategia se formuló así porque sabíamos que entrado octubre el calor de la tarde derrite el hielo y la escalada se pone un poco más expuesta y peligrosa. Por eso mismo queríamos estar bien temprano el día de ataque y así hacer la escalada en hielo antes de que el sol sacara sus rayos mas fuertes. El día de la escalada nos levantamos a las 4 de la mañana para prepararnos y salir…pero en ese momento nos dimos cuenta que estaba nevando…así que decidimos esperar hasta que dejara de nevar un poco para salir de la carpa y empezar a caminar.Como de las 6 por fin paró, salimos afuera a mirar y con el primer claro alcanzamos a ver que la cumbre estaba despejada ¡la hora de salir! Tomamos las mochilas que ya estaban listas y salimos. Por un lado veíamos como se acercaba la primera luz y por el otro se veía una luna llena que todavía iluminaba. Un lindo paisaje hasta que… se empezó a nublar. De repente nos encontramos con poca visibilidad, pero con toda la fe de que íbamos a tener la oportunidad. Las condiciones estaban muy buenas ya que sabíamos que si en la parte de la escalada estaba con esa neblina, la ascensión se nos haría un poco más difícil por visibilidad. Al llegar al pie de estos hongos de hielo pasó algo mágico. La espesa neblina desapareció de a poco y apareció el cerro y su cumbre frente a nosotros, era la oportunidad.
Caminando sobre la inmensidad blanca
Nos pusimos crampones, sacamos los piolet, armamos la mochila de ataque, sacamos la cuerda y para arriba! Sabíamos que el tiempo estaba un poco inestable por lo que fuimos lo más rápido posible para poder alcanzar la cumbre y bajar lo más rápido posible antes de que se tapara nuevamente. Así las cosas, fuimos tan concentrados y metidos en la escalda que sin darnos cuenta, llegamos a la cumbre, donde nos esperaba un viento bien helado. Ahí contemplamos la increíble vista que tiene esta cumbre por unos momentos, sacamos un par de fotos y para abajo!
El descenso lo completamos haciendo un rapel y el resto desescalando muy concentrados. Cuando estábamos en la última parte del descenso, se tapó el cerro nuevamente y empezó a nevar! ¡Qué suerte que tuvimos! Ya estando abajo sólo nos quedaba llegar donde habíamos dejado una mochila. Nos sacamos los equipos y seguimos nuestras huellas para abajo…a las 11 de la mañana estábamos desarmando campamento y luego bajando ya que se venía la lluvia y había que regresar…una jornada épica y muy esperada por nosotros…más que agradecidos.
La respectiva «selfie» en la cumbre
Por Diego Señoret.
Fotos Diego Señoret.