Los dedos del escalador: factores que influyen en su desarrollo
¿Qué podrían tener en común un pianista, un médico cirujano y un escalador? La importancia que tienen sus dedos para desarrollar su actividad. Justamente, para la práctica de la escalada, los dedos son fundamentales, ya que son estos los que deben soportar el peso del cuerpo, constantemente sometidos a altas cargas físicas. Por esta razón, es natural preguntarse si la fuerza, resistencia y capacidad de los dedos tiene relación con la escalada. La verdad es que sí, tener dedos fuertes es una gran ventaja. La gran mayoría de los escaladores de elite tiene dedos grandes, gordos y musculosos, esto es una característica física propia de alguien que se dedica de lleno a este deporte. Y son varios los factores que conllevan a esta fisionomía, algunos de los cuales se pueden trabajar y desarrollar.
La edad en que se empieza a escalar: este es un factor muy importante pues la regeneración de los tejidos, la recuperación entre esfuerzos y la capacidad de asimilación de la carga se tolera mucho mejor a mayor juventud y las estructuras blandas se adecúan de manera paulatina a recibir altas cargas, “mutando” en función a una adaptación natural. Los dedos dejan de crecer alrededor de los 16-17 años. El estirón final es alrededor de los 13 a 15 años.
El género: es evidente que hay diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a tamaño, resistencia, fuerza y desarrollo muscular, aunque en el caso de los ritmos de adaptación de los tejidos blandos, hay que destacar que en los hombres se registran valores de resistencia de la polea más grandes que en mujeres.
El tiempo: cuanto más tiempo se lleva escalando, menos problemas se presentan a nivel de las estructuras blandas debido a que hay más experiencia en cuanto a la manera de tomar las presas y repartir el peso, y mayor capacidad para soportar tensión gracias a un desarrollo físico y muscular de los dedos. Esto no significa que un escalador experimentado esté liberado de una lesión. Siempre existe el riesgo al hacer movimientos muy duros.
El entrenamiento: es clave para mejorar la adaptación y llevar una progresión adecuada. En un comienzo, es fundamental entrenar con intensidades adecuadas al nivel y capacidad (vías u otros medios demasiado “duros” no son una buena opción al principio), y al mismo tiempo realizar un entrenamiento variado en cuanto a formas y tamaños. Colgarse en distintas presas, realizar tracciones en regletas, entrenar en campus, pueden ser muy buenas técnicas siempre y cuando se incorporen de forma paulatina.
La alimentación y el descanso: el reposo y las reservas con que cuenta el organismo permiten la asimilación y adaptación de los trabajos a los que se somete el cuerpo. Por lo tanto, es importante llevar una dieta equilibrada, que permita mantener un peso bajo, dentro de los márgenes de lo saludable e incluir el descanso en el entrenamiento (si se entrena todos los días, sobre todo al principio, es muy probable que se produzcan lesiones).
La genética: es quizás, la mayor condicionante, pues influye desde el límite máximo al que se puede llegar a desarrollar tensión (o ganar fuerza) hasta el ritmo de adaptación de los distintos tejidos.
No hay duda que las mujeres presentan una desventaja física frente a los hombres en cuanto al desarrollo de los dedos, pero cuentan con otras ventajas físicas que sin duda pueden explotar.
¿Cómo se puede evitar molestias en los dedos y posibles lesiones?
Sobre todo en los principiantes, por el hecho de que sus extremidades no se han adaptado aún a la sobrecarga, las molestias en las articulaciones de los dedos son naturales. Y en los más expertos, cuando el entrenamiento es muy duro o las sesiones de escalada muy largas… la resistencia de los tejidos, tendones y músculos se debilita. ¿Qué se puede hacer para ayudar a aliviar el dolor en las articulaciones después de subir?
Como con cualquier actividad deportiva, es fundamental el calentamiento adecuado al comienzo de la sesión y realizar estiramiento al final -incluyendo los antebrazos y los dedos- lo que ayuda a la recuperación, y permite mantener un funcionamiento adecuado del miembro, lo que sin duda ayudará a prevenir lesiones.
El estiramiento debe ser completo, desde el codo hasta los dedos, pero no se recomienda estirar las articulaciones de cada dedo de manera separada, ya que esto puede afectar la cápsula articular y fomentar una menor estabilidad bajo tensión.
También es importante saber cuándo disminuir la carga. Si la molestia es constante, esto puede deberse a una exigencia mayor a lo que el físico está acostumbrado y no se está dejando el tiempo adecuado para la adaptación. Ojo que puede ser recomendable parar de escalar un tiempo y ver cómo responde el dedo… si el dolor no disminuye, puede haber lesión.
Por Chileclimbers
Fuentes:
-Pedro Bergua, Entrenamiento para Escalada, Barrabes, 20 de abril 2012.
-Sitio oficial de la UIAA