Andes Indómito: Cochamó
El monstruo es un paredón de granito que se levanta en el valle de la Bestia. Un rincón indómito, lejano y salvaje de Cochamó; paraíso de árboles milenarios, aguas prístinas y también de montañas de roca repletas de todo tipo de fisuras, perfectas para la práctica de la escalada tradicional y alpina. Un territorio que repentinamente tuvo que adaptarse a la aparición de miles de visitantes cada verano que viajan a conocer sus paredes, pero también sus paisajes, pozones naturales y senderos.
Hasta allá llegaron los atletas Hernán Rodríguez y Raimundo Olivos a escalar “La presencia de mi padre”. Una ruta de más de mil metros de escalada en medio del bosque templado, que requiere planificación y logística primero para llegar a pie de vía, y posteriormente para dormir en la pared. Un amplio conocimiento de manejo de cuerdas y ferretería, y mucha experiencia en la roca y la montaña para leer las fisuras son cualidades necesarias para escalar este monstruo de granito y moverse con fluidez en la verticalidad.
Fue el descubrimiento del enorme potencial de escalada en Cochamó en 1996, la que hizo este valle cada vez más conocido. Sus paisajes y naturaleza exuberante han hecho de este lugar uno de los destinos turísticos más impresionantes de nuestra cordillera de los Andes. Un pueblo con una fuerte cultura arriera y ganadera, fue transformándose repentinamente en un centro turístico apetecido por chilenos y extranjeros. Esto resultó en na explosión masiva de visitantes para los que el frágil ecosistema de este valle no estaba preparado.
A diferencia del caso de los grandes parques del sur de Chile, la mayor parte del valle de Cochamó está en manos de privados. Pero la cantidad de turistas, basura y desechos humanos que comenzó a acumularse hizo necesaria una intervención. Lo que podría haber terminado con el cierre del acceso a este territorio, dio pie a la creación de la Organización del Valle de Cochamó: una organización comunitaria y transversal conformada por propietarios y colaboradores que trabajan por el desarrollo de un turismo sustentable y por el ordenamiento territorial, preocupándose de salvaguardar la cultura e identidad de este lugar.
De la mano de Acceso Panam, una organización que vela por los accesos y conservación de sectores de escalada y montaña, este capítulo de Andes Indómito también busca poner en valor la historia de esta comunidad local. Como Raimundo y Hernán se encordaron para enfrentar juntos al Monstruo, los actores locales también se han unido para hacer frente a las amenazas que han puesto en peligro la conservación de este valle, como proyectos hidroeléctricos, inmobiliarios y también de turismo masivo. Cochamó ya se salvó las décadas anteriores de ser quemado y talado, y a pesar de que ahora son muchos más quienes aman este lugar, aún no está protegido de manera permanente.