Una visita exprés al Cajón de Arenales
Caracterizado por sus agujas y fisuras perfectas que albergan más de 300 rutas, Arenales es un sector de escalada en granito «de la más alta calidad». Así lo caracterizaron un grupo de 5 escaladores chilenos que tras una decisión improvisada, cruzaron el Paso los Libertadores para disfrutar de 3 días de intensa escalada tradicional.
Por Consuelo Morán
Arenales o el Cajón de Arenales es un extenso valle de granito ubicado en Tunuyán en la provincia de Mendoza, donde se levantan grandes torres, agujas y fisuras. Un sector que se separa por 450 km de Santiago, y que se caracteriza principalmente por su escalada tradicional, estilo alpino y también escalada deportiva.
A un viaje improvisado y con poca información se aventuraron Hernán Rodríguez, Agustín «Chico» Anguita, Martín Oliger, Ignacio Arrate y Patricio Díaz en busca de esos lugares remotos que se esconden entre los valles de la Cordillera de los Andes.
«Estuvimos 5 días disfrutando del lugar y probando algunas de las rutas, todas 5 estrellas con roca increíble de colores alucinantes debido al musgo», cuenta Hernán Rodríguez, atleta Lippi y Karun, quien agrega que este viaje fue también una preparación previa a la temporada patagónica.
Partieron a las 5 am y llegaron durante la tarde llegaron al Refugio Arenales. “Instalamos nuestras carpas, vimos un poco el lugar; estábamos trastornados por las paredes de granito gigantes”, cuentan los escaladores.
Después de desayunar mate y granola, el grupo de 5 escaladores partió su primera aproximación, que en Arenales se caracterizan por ser largas y por sus acarreos. “Ahí nos dimos cuenta de que en Arenales también había que ponerle bueno a la caminata”, recuerda el Chico.
Comenzaron con la Aguja Torrecillas, una formación de granito de 160 metros. Pero el gran objetivo del primer día era escalar la vía El Acuario (6b+), una ruta de cinco largos ubicada en la Aguja de Charles Webis de 220m de largo.
“Era un manjar de los manjares: fisura de dedos, un poco de manos, un poco de off-width, deditos de nuevo. Estábamos felices con esas fisuras perfectas”, dice Anguita.
Volvieron cerca de las 11 de la noche al refugio, donde pudieron compartir con otros escaladores y conversar temas como el acceso a las montañas, y cómo generar una comunidad unida de escaladores, montañistas y gente amante de la vida al aire libre podría ayudar a generar conciencia y defender espacios naturales y de libre acceso como Arenales.
Esa noche, una pareja de hermanos locales les recomendaron la que fue su ruta del día siguiente: El Alquimista (6b+). Una vía de 7 largos ubicada en la Aguja el Fraile, una roca de granito cubierto por verde hacia donde los acompañó Jimena Carrasco, una escaladora argentina que conocieron la noche anterior.
Los escaladores nacionales recuerdan sobre ese día: “Nos mirábamos y no lo podíamos creer. Nunca habíamos visto tanto splitter ni tanta fisura perfecta junta, una cantidad de posibilidades de irte por la izquierda o por la derecha, por todo pero todo funcionaba”.
Al día siguiente el cansancio de 5 días de intensa escalada se sentía en los cuerpos de los escaladores. Fue momento de partir de vuelta a Santiago, y a «Esta experiencia fue parte de un plan de entrenamiento previo a la temporada patagónica que se viene con todo»,