Deficiencia energética relativa en el deporte, la experiencia de Mina Leslie-Wujastyk
Mina Leslie-Wujastyk escribe abiertamente sobre su reciente diagnóstico en Deficiencia Energética Relativa en el Deporte (RED-S) como advertencia hacia otros escaladores y escaladoras que podrían no estar comiendo lo suficiente como para sustentar lo que escalan.
«La salud y el rendimiento no siempre son sinónimos»
Actualmente estoy aprendiendo por las malas y decidí escribir sobre ello con la esperanza de crear conciencia y para ayudar a otra gente a evitar los errores que yo he cometido. Una parte de mí quería mantenerlo en privado, ya que es algo bastante personal y también existe un cierto nivel de vergüenza y vulnerabilidad asociado a la admisión de mis errores.
Recientemente se me diagnosticó Deficiencia Energética Relativa en el Deporte (RED-S). El siguiente artículo es una mezcla de mi historia personal e información más detallada sobre los peligros de la baja disponibilidad de energía en el deporte.
«Si tuviese un superpoder en la escalada, sería la habilidad de intentarlo con todas todas las ganas»
Desde que tengo memoria, darle duro ha sido mi mantra interno; un pegue, serie o repetición más sin importar lo cansada que me sintiese. Siempre me aseguraba de darle ese último pegue para comprobar que estaba realmente «acabada». De lo contrario me marchaba de la zona de escalada con una sensación de incertidumbre e inquietud sobre si mi nivel de esfuerzo había sido el suficiente.
Mi crítico interno no estaría contento a menos que hubiera vaciado mi depósito y un día me parecía incompleto si no me marchaba con la frontal. También había perfeccionado mi habilidad para darle duro «en ese preciso momento», la capacidad de sacar una buena faena desde lo más profundo de mi ser, superando mi nivel gracias a la pura tenacidad.
Dame un programa de entrenamiento y siempre haré algo extra. Múltiples sesiones en un día, 5-6 días a la semana, correr en mis días «de reposo». Es eso lo que hacen los atletas, ¿no? ¿No es así como mejoramos en la escalada? Darle duro era estimulante y estaba tan arraigado en mí para llegar a mis límites que creo que perdí de vista lo que realmente significaba y cómo se sentía el agotamiento. La mayoría de los días me levantaba cansada, como si me hubiera atropellado un camión, pero después de un poco de café, yoga y una charla interna, ya estaba lista para hacerlo de nuevo.
Esta mentalidad me ha llevado a subirme por alguna de mis vías más duras y he funcionado de este modo durante mucho tiempo. Aún así, no podía evitar notar un desajuste en términos de lo que yo hacía y el resultado. He luchado durante un tiempo para ganar masa muscular y fuerza mediante el entrenamiento, pero pensaba que simplemente era mi genética, así que la solución era trabajar más duro. No es que me importara mucho, me venía arriba dándole duro; sentándome de manera precaria en lo que pensaba era el filo de un buen equilibrio. Durante los últimos 6-7 años he cambiado de manera natural para centrarme cada vez más en la resistencia. No solo me convenía más, ya que la potencia y la fuerza básica se volvieron más difíciles de conseguir, sino que también jugaba con mi amor por la resistencia, luchar y siempre buscar un movimiento más.
El enfoque de «menos es más» tiene un sentido objetivo para mí; el descanso es una parte integral de la mejora atlética y para evitar las lesiones. Sin duda había una discrepancia entre lo que sabía que era sensato y lo que hacía. No soy imbécil y existía una cierta disonancia cognitiva en juego, pero siempre había algo que me impulsaba a hacer más y a seguir esforzándome más. Incluso cuando me rompí la muñeca a comienzos de este año seguí yendo mucho al gimnasio, hacia tabla multipresa con un brazo y descubrí que cada vez me gustaba más correr cuando no podía escalar. Todo el tiempo sabía, en el fondo, que probablemente debería haber descansado más. Parte de este problema era simplemente el amor por la escalada, por correr o por cualquier tipo de ejercicio superando a la razón; pero ahora me doy cuenta de que también había un elemento de comportamiento compulsivo y el uso del ejercicio como una herramienta de gestión emocional.
Además de esta ridícula ética de trabajo de la escalada y el entrenamiento, no siempre he tenido la estrategia nutricional más efectiva. En el 2019 saqué mi primer título en nutrición y fue a través de ese estudio objetivo que me di cuenta (con cierto grado de horror) de mis errores del pasado. Me tiré años haciendo todo tipo de cosas, desde dietas bajas en grasa o bajas en carbohidratos, dietas altas en grasa, beber infinidad de batidos, hasta una simple restricción de calorías con el fin de conseguir una ligereza que probablemente no era lo que mi código genético había planeado para mí. Con 170 cm de altura mi peso ha fluctuado desde los 56 hasta los 63 kg; una constante conversación interna estaba en juego. Como seguro que os podéis imaginar, los movimientos parecen más fáciles con 56 que con 63 kg.
Sí, me gustaba estar más ligera para escalar, pero nunca estuve visiblemente por debajo del peso apropiado y siempre pensé que estaba sustentando mi cuerpo lo suficiente. Mi Índice de Masa Corporal (IMC) nunca bajó de 19 (un IMC de 18.5 – 24.9 kg/m2 está clasificado como un rango normal de acuerdo a las directrices NICE de 2014). Esto es quizás simplemente otro ejemplo del por qué el IMC no es una buena medida de la salud de los atletas.
Más recientemente, desde que estudié nutrición, mi alimentación se tornó más efectiva, pero la carga que ponía a mi cuerpo todavía era alta y soy consciente de cuán inadecuados fueron durante mucho tiempo mis hábitos alimenticios. Ahora me doy cuenta de que, en un contexto crónico, mi ingesta de energía y el momento en el que la tomaba simplemente no eran los adecuados, teniendo en cuenta el volumen y la intensidad del esfuerzo con que demandaba mi cuerpo. A menudo, comía lo que parecía una ingesta decente de alimentos nutritivos pero, energéticamente hablando, no compensaba el alto gasto.
¿Algo de esto te suena a ti o a alguien que conoces? Ten en cuenta que lo tóxico aquí es el desajuste entre la carga total del sistema y la ingesta de comida – no tienes por que escalar o entrenar a tiempo completo para que esto esté en un difícil equilibrio. Si tienes una vida familiar, un trabajo físico o estresante (y quizás haces tus desplazamientos en bicicleta) y luego le sumas a todo ello el entrenamiento o escalar, puedes fácilmente encontrarte en el territorio de una alimentación insuficiente. Y, por supuesto, existe una alimentación insuficiente de manera intencionada con el propósito de sentirse ligero y que cualquiera es susceptible de hacer.
La escalada es tanto una cultura como un deporte y dentro de esa cultura hay un peligroso aliento y aceptación de este tipo de comportamientos abusivos. Históricamente, hay un precedente de enfoques dañinos e insostenibles en el entrenamiento y en la nutrición que han ayudado a normalizar ciertos hábitos realmente disfuncionales. No pensé que estaba loca con lo que estaba haciendo; miraba a mi alrededor y veía a muchos otros escaladores haciendo lo mismo, y a veces cosas más extremas. Sabiendo lo que ahora sé, eso me asusta.
En septiembre de 2019 me diagnosticaron Amenorrea Hipotalámica Funcional (AHF) causada por Deficiencia Energética Relativa en el Deporte (RED-S).
La AHF ocurre cuando el hipotálamo (el centro de control hormonal en el cerebro) se suprime debido a una baja disponibilidad de energía y una cascada de disfunciones hormonales asociadas que después resultan en una falta de menstruación.
RED-S es la condición global que describe el deterioro de la función fisiológica causada por la baja disponibilidad de energía, entre lo que se incluye pero no se limita a la AHF.
Podrías estar más familiarizado con el concepto de la Triada de la Atleta, que fue actualizado en 2014 por el Comité Olímpico Internacional (COI) con el término RED-S con el fin de abarcar una disfunción más amplia asociada con condición, así como la inclusión de los atletas masculinos.
¿Que cómo me enteré? La realidad me dio de lleno cuando, tras muchos años tomando la píldora contraceptiva, decidí dejar de tomarla. Para acortar una larga historia, mi menstruación no reapareció y después de investigar un poco se hizo evidente que mi perfil hormonal se parecía al de una mujer postmenopáusica.
Por lo tanto, la baja disponibilidad energética es en esta ocasión el villano y la falta de menstruación es simplemente uno de los muchos problemas asociados con el RED-S. Básicamente, cuando el cuerpo no recibe suficiente energía (específicamente carbohidratos) en comparación con lo que se le demanda, éste dará prioridad a darle combustible al movimiento y reduce o suprime otros procesos fisiológicos con el fin de conservar energía. El exceso de ejercicio, la subalimentación relativa (de manera intencionada o no), el estrés fisiológico o cualquier combinación de las tres puede llevar a una baja disponibilidad de energía.
El RED-S puede resultar en una multitud de disfunciones con signos y síntomas que incluyen enfermedades y lesiones frecuentes, una falta de menstruación o menstruación irregular, fatiga, disminución del rendimiento y de la respuesta al entrenamiento, disminución de la concentración, facturas por estrés, intolerancia al frío, cambios de humor, pérdidas de peso, retraso en la llegada de la pubertad y disminución de las erecciones matinales en los hombres.
Un concepto erróneo común acerca del RED-S es que estar por debajo del peso recomendado o tener un IMC bajo sea un prerrequisito decisivo para la afección. Pensaba que no habiendo estado clasificada nunca por debajo del peso recomendado significaba que estaba a salvo de este tipo de cosas, pero la supresión metabólica (reducción de la tasa metabólica en reposo) que viene de la mano con el RED-S puede llevar a un callejón sin salida en el que se consumen cada vez menos calorías para mantener un peso «saludable» mientras que, sin darte cuenta, el cuerpo comienza a hacer dejar de funcionar otras funciones básicas. Irónicamente, la baja disponibilidad de energía durante mucho tiempo produce en realidad efectos adversos en la composición corporal.
Cada uno de nosotros tiene un punto genético predeterminado en el rango de peso y demasiada variación a partir de éste no es algo ideal fisiológicamente. Como resultado, puedes tener dos atletas con el mismo peso y estatura y uno estará sano y el otro, con RED-S, podría tener un impacto negativo en su fisiología. Estaría genial si hubiera «corte» de peso corporal clínico que pudiéramos emplear para detectar un RED-S, pero en realidad no es tan simple. Hay, por supuesto, casos de un peso corporal extremadamente bajo en los que la salud estará sin ninguna duda en peligro, pero sobre todo hay que tener en cuenta un panorama más amplio con lo que rodea al atleta, su salud y su comportamiento.
Entonces, ¿cuáles son los riesgos asociados con el RED-S? La fertilidad es el que me llama la atención: sin ovulación y sin menstruación significa un estado de infertilidad en ese momento. No son las noticias que yo quería oír a los 32 años, pero, afortunadamente, es algo reversible con el enfoque correcto.
Junto con la fertilidad también se ven amenazadas la salud de los huesos, la cardiovascular, la fisiológica, la metabólica y la endocrina, así como las funciones gastrointestinales e inmunes, el crecimiento y el desarrollo y, por supuesto, el rendimiento atlético.
Vale la pena hablar más a fondo sobre la salud ósea, puesto que unos niveles crónicamente bajos de estrógeno producidos por una RED-S pueden afectar negativamente a la Densidad Mineral Ósea (DMO), causando osteopenia u osteoporosis de aparición temprana. Esto no es broma. La osteoporosis es una condición seria y debilitante de la que es difícil recuperarse. El daño hecho ahora puede llevar a pérdidas irrecuperables en la DMO que pueden exponer a una persona a fracturas por estrés con un trauma mínimo o nulo.
Gracias a mis niveles realmente bajos de estrógeno y el largo periodo de tiempo durante el que mi médico sospecha he estado con RED-S, me enviaron a hacerme un examen de densiometría ósea para evaluar la densidad de mis huesos. Tuve mucha suerte con haber mantenido una DMO saludable. Lo más probable es que fuera gracias a una genética agraciada y a las características multidireccionales en las que se soporta el peso en la escalada. Esto fue para mí un gran alivio, pero no es igual para todo el mundo. Soy muy consciente de que me libré por los pelos.
Bueno, es hora de hablar de la píldora. Aunque tomar la píldora no tiene una relación causal directa con que se produzca esta afección, sí que enmascara el síntoma más obvio entre las mujeres. Yo solo tomaba la minipíldora de progestina, por lo que no menstruaba desde los 19 años. Esto es un efecto secundario común, médicamente aprobado, de este tipo de píldoras. Merece la pena mencionar que el sangrado experimentado en el descanso de 7 días de una píldora anticonceptiva combinada no es una menstruación natural y, por lo tanto, no es una evidencia de un sistema reproductivo que funcione bien.
Así que por la píldora no he tenido una menstruación en unos 10 años. Si no hubiera estado tomando anticonceptivos hormonales, debido a mis conductas (sobreejercitación y una relativa baja alimentación), mi menstruación habría cesado en algún momento en todo este tiempo. Probablemente habría ocurrido de manera gradual; inicialmente mis ciclos podrían haberse alargado y mi sangrado más ligero antes de que finalmente se detuvieran. En esta existencia paralela, libre de hormonas exógenas, habría tenido una gran señal de advertencia de que algo no iba bien.
En realidad, yo tuve una venda en los ojos. Le eché la culpa de mi falta de aumento de fuerza a mi genética, el cansancio a entrenar duro, la mala memoria y concentración a mi lesión en la cabeza y simplemente pensaba que era divertido que tuviese tanto frío por la noche hasta el punto que necesitase un saco de dormir en primavera (en casa y también bajo un edredón…).
No me malinterpretéis; no estoy completamente en contra de la píldora. Significó un gran paso adelante para la libertad sexual de las mujeres al aportar un control sobre la fertilidad y ayuda a muchas mujeres con los síntomas debilitantes que pueden llegar junto con la menstruación. Sin embargo, en el contexto de una atleta que le da mucha caña a su cuerpo, una menstruación natural y regular es un indicador útil de la salud.
Tal vez te preguntes por qué hablo de todo esto. Es algo bastante personal y en ciertos niveles preferiría no compartirlo, pero soy dolorosamente consciente de que esta es una conversación que se ha de iniciar en la escalada. Si hablar abiertamente de estas cosas ayuda a alguna persona a reconocer las señales en ellos mismos, en su amigo, su estudiante o su hijo y evita que otra persona termine en el lío en el que yo estoy ahora metida, entonces merece totalmente la pena.
Yo tuve que salir de la comunidad de escaladores para encontrar más información y para encontrar atletas que hablasen de sus experiencias. Es algo común en el baile, el ciclismo y en los corredores. Yo sospecho que también es algo muy común en la escalada.
La escalada de dificultad y el entrenamiento para la escalada han despegado y nuestra comunidad está logrando grandes cosas gracias a un mayor conocimiento y dedicación para mejorar. La motivación está alta, y eso es genial, pero tenemos que ser conscientes de las trampas del sobreentrenamiento, de darle demasiado duro y de no comer suficiente. Es muy posible descuidar la salud en la búsqueda del rendimiento, intencionada o involuntariamente, y este riesgo es especialmente alto en los deportes en los que el peso es un factor sensible, en los que junto con un alto rendimiento energético, la “ligereza” puede considerarse algo óptimo. La nutrición es un componente clave para conseguir y mantener un buen rendimiento, pero puede ser muy fácilmente descuidada y/o manipulada negativamente.
Entonces, ¿a dónde vamos ahora?
La recuperación, para mí, implica un cambio de paradigma personal hacia la priorización de la salud. Esto significa que, durante un periodo de tiempo indeterminado, el rendimiento en la escalada tendrá que pasar a un firme segundo plano. Eso no significa que no pueda o no sea capaz de escalar (y escalar bien), pero sólo en el contexto de comer más, descansar más y respetar el cansancio. He de deshacerme de manera gradual de hábitos y actitudes que no alimentan ni mantienen mi cuerpo y he de reinventar algunos aspectos de mi relación con la escalada. He de redirigir «mi darle duro» hacia la compasión, la salud y la nutrición. A corto plazo puede que me sienta incómoda en mi cuerpo ya que sin duda cambia durante el proceso de recuperación y he de aceptar que puede no reflejar la imagen que tengo de «atlética», que es por la que he luchado anteriormente. Me imagino que, a corto plazo, mi rendimiento se verá afectado. A largo plazo, a medida que mi fisiología y mis hormonas se recuperen, espero estar más sana, fuerte y robusta, tanto física como mentalmente.
El RED-S puede ser obvio, pero no siempre. La gente puede estar ganando carreras y escalando vías en un estado de RED-S. En esos casos puede llevar más tiempo descubrirlo y los efectos pueden ser muy graves y de amplio alcance.
Si crees que alguien que conoces puede ir por este camino, por favor, busca ayuda de un profesional. Una cosa que he aprendido de toda esta debacle es que, a pesar de tener un alto nivel de conocimiento y comprensión, es extremadamente difícil ser objetivo contigo mismo y con tus propias conductas. El primer paso es ir a tu médico de cabecera para una investigación más exhaustiva y para descartar cualquier otra condición médica asociada con tus síntomas. También hay médicos como Renee McGregor (Dietista Deportiva) y la Doctora Nicola Keay (Endocrinóloga de Medicina Deportiva) que se especializan en el tratamiento del RED-S a través de su clínica EN: SPIRE, así como una nueva clínica del Sistema Nacional de Salud con sede en Londres dedicada al RED-S a la que puedes acudir a través de tu médico de cabecera.
En un sentido más amplio, antes de que cualquier daño físico o diagnóstico pueda ser evidente, por favor, considera si una alimentación deficiente puede ser para ti un problema. Te insto a que examines tus hábitos en relación con el ejercicio y la comida con seriedad y a que adoptes una visión a largo plazo de la salud. La sensación de escalar bien es increíble, yo seré la primera en decirlo, pero no vale la pena perder tu salud por ello y es totalmente alcanzable de una forma más sostenible.
Foto: Marc Langley
Traducción: Ignacio Sandoval Burón – Wogu Climbing