Nico Secul y Seba Pelletti abren nueva ruta en la Cordillera Blanca en honor a los argentinos Ian Shwer y Juanpi Cano

El pasado 29 de julio, luego de que los hermanos Pou abrieran una ruta en el poco explorado Cashan Oeste (5.700 msnm aprox) en la quebrada de Rajucolta en las cercanías de Huaraz,  motivados por las hermosas imágenes que les habrían mostrado, Sebastián Pelleti y Nicolás Secul, futuros aspirantes a guía UIAGM Bolivia, decididos a tener una aventura épica partieron al “Punta Tijeras” para abrir una nueva línea.

“Estábamos compartiendo casa con los Hermanos Pou este año, en Marián, un poblado cercano a Huaraz. Se armó una comunidad muy motivadora que influyó mucho en los pegues que dimos esta temporada, imagínense vivir con tantos monos motivados, uno llegaba a la casa y se inspiraba más para salir de nuevo.”

Aclimatando a lo grande, primero en el Vallunaraju y luego en el valle de Ishinca, ambos pero en diferentes momentos escalaron el Urus central por diferentes sistemas de mixtos. A los pocos días Seba subió la ruta directa del Tocllaraju con James Baragwanath, mientras Nico luego ascendería por la ruta normal con Emilio Aburto.

“A lo que bajamos a Huaraz, tuvimos un par de semanas bien duras. Perdimos dos amigos en la montaña…”

Ian Shwer y Juanpi Cano quienes habrían compartido casa también con Seba, fallecieron en la Cordillera Blanca en un intento al Caraz. Se hizo un llamado a la comunidad montañista y escaladora presente para asistir al rescate de los montañistas, al cual atendieron cerca de 45 personas, para bajar de la montaña a al Pájaro y al Potrillo como le decían los amigos.  Una experiencia que te une y te permite pensar a la vez.

Cuenta Sebastián que después de todo lo que pasó, los Hermanos Pou les mostraron las fotos de la aventura que tuvieron en el valle Rajucolta. Básicamente, les muestran una pared donde al menos se podrían abrir 2 o 3 líneas más, relativamente seguras y de una calidad que hizo alucinar a los hermanos vascos, quienes habrían ido por la ruta más lógica en una jornada de dos largos días, dejando equipado reuniones en la ruta como también épicos rapeles.

Foto: SebPelleti – Cara Norte Cashan Oeste.

“En las fotos poco se podía distinguir la calidad de la roca, pero desde ahí veíamos un diedro gris bien marcado y limpio. Queríamos escalar una línea vertical y directa en esa zona y sabíamos que al final del último largo saldríamos al filo norte que resultaría ser la ruta original de esta montaña, que se llama “ya pe´on” o la “arista de los españoles”, según con quien hables, abierta el 2011 por el español Carlos Cabezas y el peruano Diego Fernández.”

Sebastián y Nicolás han escalado juntos antes pero nunca un big wall, menos en un big wall de alta montaña, sin embargo, tienen la certeza de que una pared granítica alpina es su estilo y se sienten en su zona de confort, aún, cuando se le adjunten los desafíos de la altura y de lo desconocido de la apertura en sí.

“Al comenzar a subir por la quebrada Rajucolta la pendiente se ponía cada vez más significativa y  en 4 horas de caminata con gradiente considerable, llegamos al vivac del campamento alto, que te dejaba a media hora de la pared. Una cuevita tan pequeña e incómoda que parecía un alero más que una cueva. Con la nariz casi pegada al techo, cada vez que te dabas vuelta, no solo te molían la espalda las piedras del suelo, sino que también tenías que estar al tanto de no rasparte la nariz. Luego de ver el video de los hermanos Pou, entendimos que era una buena posibilidad haber dormido hacia el otro lado.”

El lugar es increíble, una quebrada no muy desarrollada que es conocida por una laguna al final del valle a los pies del Huantsan (6369 msnm), que dicen es el K2 peruano, una montaña alucinante, una montaña que domina el valle rodeado de más montañas. “Estábamos solos, solos, solos en el campamento alto. Increíble que esta pared tuviera tan pocas rutas, porque tiene un potencial increíble”. La semana anterior habrían hecho la primera ascensión cumbrera los hermanos Pou.

Al día siguiente y con la tranquilidad que entregan los rayos de luz del sol, salieron a explorar los primeros largos, tratando de conectar entre desplomes, bloques y secciones verticales con el diedro gris que se veía desde el campamento, para tener claridad de lo que se les vendría al día siguiente.

Foto: SebPelleti – En algún lugar de la pared

“La escalada fue súper linda, bastante limpio, siempre protegible pero con muchos pasos de boulder que te exigían estar en tu 100%. El primer largo, tenía varios pasos duros y la verdad que nos sorprendimos con la dificultad, normalmente en la entrada de la ruta nos esperábamos una trepindanga, pero el primer largo fue un 6ª y el segundo un 6b sino 6b+. Al llegar a la terraza del diedro, vimos el esplendor del diedro gris que era todo lo que habíamos soñado: una esquina en 90°, partida por una fisura hermosa y… no nos aguantamos las ganas y la escalamos ese mismo día. Al final del diedro instalamos cuerda fija y nos retiramos al campamento a comer, a reponer lo que podíamos, a dormir tempranito que al día siguiente venía todo el mambo y queríamos salir arriba”

Luego de una semana de mal clima en la cordillera blanca, que técnicamente fue un descanso obligado que algunos decidieron tomar luego de la pérdida de los amigos en el monte, una noche estrellada como la que se vivió en el campamento alto, presumía que vendría buen clima.}

“Se sentía bien, se sentía que ésta era la vuelta a la montaña que necesitábamos, que por lo menos yo necesitaba, relativamente en nuestra zona de confort, un bigwall de granito, pero también con tremendo desafío por delante. Era la vuelta justa, después del momento tan duro, tan intenso en la cordillera blanca. Sentía que nos estaban abriendo los brazos otra vez y que nos iba a dar la pasada. Así es que al siguiente día le entramos con todo, con mucha energía. Jumareamos las cuerdas fijas antes del amanecer y a primera luz ya estábamos arriba del diedro gris, listos para seguir abriendo, explorando y tratando de conectar los distintos sistemas de fisuras, uniendo la línea lo más recto y directo que podíamos. Conectamos unas rampas de roca, unos diedros tumbados, también unos largos duros, boulders expuestos y muy aéreos. Una aventura. Casi toda la ruta la pudimos pasar en libre, excepto una fisura media desplomada, que para conectar una sección protegible con la otra y seguir la ruta para arriba, tenías que pasar por ella. Comenzaba de dedos, continuada con manos y rápidamente se transformaba en un offwith, que para poder conectar tuvimos que artificiar. Al terminar esa sección nos dejaba en una secuencia media tumbada que conectaba con el filo.”

A algunos les gusta ir muy livianos, otros prefieren tener de todo y más, sin embargo lo que lleves en tu mochila va a definir el ritmo que llevarás en la montaña. Ligeros, optimizando peso antes que exceso de material para capear cómoda y rápidamente las dificultades que se les presentarían, llevaron tan solo zapatillas de aproximación y unos crampones de cinta en la mochila, para resolver una porción de glaciar que sabían tendrían que cruzar entremedio de la arista y la cumbre.

“Al salir al filo nos dimos cuenta que iba a ser todo un desafío… Por suerte llevamos un martillito para clavos, que usamos como piolet de marcha, para pasar dos largos de nieve de 65° aprox. Dibujando peldaños en la nieve y usándolo en todo momento, para salir al fin a la cumbre de la pared norte. Pero ni una de las dos cumbres reales todavía.

“Tuvimos que hacer una travesía de 50 mts y nos encontramos con la pirámide sumital, que era un castillo de bloques y hielo, que con la precipitación y temperaturas de la semana anterior se habría congelado, lo que nos obligó a escalar con guantes y crampones”. Luego de escalar dos largos de mixto M3 lograron salir a la cumbre del Cashan Oeste, montaña que tiene dos cumbres, sin embargo, la cumbre principal estaba muy descompuesta y riesgosa para montarse.

“Con esta cumbre quedamos más que pagados, más que contentos, vivos y con  mucha motivación para lo que se viene”.

El descenso iba directo desde la cumbre hacia abajo encaminándose siempre hacia la derecha de la montaña. Los hermanos Pou, una semana antes, habrían dejado una secuencia de rapeles con chapas, por lo que era cosa de encontrarlos según sus indicaciones. Sin dejar de existir una cuota de aventura en el descenso, el último rapel fue un high light de la asención, 60 mts de un rapel completamente aéreo, despegado de la pared 30-40 mts, donde al final caías con los pies en un río que corría proveniente de un gran serac, que tenía un torreón enorme, que en cualquier momento se podría desprender. Definitivamente era cosa de rapelar, tocar suelo y salir arrancando con las cuerdas para abajo y llegar a una zona segura.

Foto: SebPelleti – Cumbre soñada

“Hemos escalado paredes grandes, es lo que nos gusta, lo que nos motiva, pero poder hacer esto en un rincón tan prístino de la cordillera blanca, abriendo la ruta y explorando uno mismo a esa altura y con esa calidad de roca, la verdad es un privilegio. Nos sentimos completamente agradecidos de haber tenido esa oportunidad y, personalmente, por haber vuelto a la montaña de esta manera, con un gran amigo, mi hermano Nico.”

“La verdad que fue la vuelta justa que necesitaba para mi corazón y durante toda la asención sentí la presencia del potrillo Juanpi y del pájaro Ian que me estaban acompañando. En varios pasos que consideré artificiar, en donde no sabía cómo pasar, sentí una voz, una presencia alentándome y motivándome a no artificiar, que me motivaban a escalar en libre y los pasos salían. Y aunque yo no creo mucho en esas cosas, sentí una presencia muy especial y única en ese pegue. Fue la vuelta a la montaña necesaria para mí y para Nico también yo creo.”

Agradecemos a todos los que nos apoyaron, @julbo, @estilo_alpino @gradozero @andeankongdom. Y más que nada a la familia de amigos que tenemos, que nos dan la energía para estos pegues!

TEXTO: ANTONIA ALDUNATE