Belén Villalón encadena Maskoking 8b en Rodellar
Ya son varios los años que con la Dani pasamos la temporada de verano en Rodellar. Para mí es un lugar maravilloso, que me encantó desde la primera vez que estuve aquí y me sigue encantando cada vez más. La escalada en este lugar es increíble, cientos de rutas por todo el valle donde predomina la escalada física, las rutas largas, los desplomes, las chorreras y el uso de empotres al escalar.
La verdad adaptarme al estilo de escalada de Rodellar no fue nada fácil para mí, teniendo en cuenta que la placa siempre fue mi especialidad, todo lo contrario al tipo de escalada que piden estas paredes. Pero desde el primer momento quede encantada con las rutas de este lugar y poco a poco fui ganando la fuerza necesaria para sentirme más cómoda en estos desplomes, fui perfeccionando el uso de rodillas no tan solo para descansar sino que para facilitar algunos movimientos y ganando la resistencia necesaria para estas rutas maratónicas.
Con el paso del tiempo Rodellar fue convirtiéndose en mi lugar favorito de escalada, no solo por sus rutas, que son buenísimas todas, sino que también por el ambiente que se genera estando acá, la vida en este pequeño pueblo, sus hermosos paisajes y la tranquilidad que te rodea.
La idea de lograr un 8b me acompañaba desde hace mucho tiempo. A fines del 2015 tuve mi primer acercamiento a lo que sería un 8b al encadenar la ruta After Gula en Piedra Parada, la que con el paso del tiempo y posteriores repeticiones se iría decotando, por lo que la puerta para hacer otro “primer 8b” se volvía a abrir. Fue así como la idea de lograr un 8b fue tomando fuerza y cada viaje que realizaba lo tomaba como una instancia de tener un acercamiento a ese grado. Con el paso del tiempo me fui dando cuenta que estaba buscándolo con mucha prisa, sin consolidar previamente mi escalada y subestimando quizás lo que este proceso conlleva.
Belén observando su proyecto en las grandes paredes de Rodellar, donde finalmente logra un 8b que según palabras de ella no se lo quita nadie.
Pasaron los años y variados viajes a España me llevaron a perfeccionar mi técnica en distintos sectores, lograr una base sólida de 8a y 8a+ encadenados y hacer de Rodellar nuestro segundo hogar. Pero esta vez la mentalidad era distinta, ya no venia solo a escalar ni con un objetivo fijo ni un tiempo limitado, ahora veníamos a disfrutar de la vida en este lugar, trabajar en el Hotel que hay en el pueblo y claro, escalar todo lo que se pudiera, pero sin presiones y sin ansias en mente, solo disfrutar en este maravilloso lugar de una manera distinta, ya más como “locales” y menos como “vacaciones de paso”.
Si bien tenia en mente un 8b que había estado trabajando el año pasado y que llegué a tener muy cerca (tuve que abandonarlo ya que se mojó bastante y no me daba el tiempo a esperar que secara), por condiciones climáticas decidimos emprender rumbo a otro sector dado que llegamos a Rodellar a fines de Enero y las posibilidades de mucha lluvia, tal como ocurrió el año pasado, estaban a la vuelta de la esquina. Por lo que optamos por ir a conocer un sector a prueba de lluvias y que nos dejaría escalar y desatar todo nuestro fanatismo aunque las condiciones climáticas no fueran las óptimas.
Belén dándolo todo en los desplomes infinitos de esta hermosa cueva del spot aragones, donde encontró las condiciones climáticas que le permitían escalar de forma continua.
Así llegamos a Cueva de los Cazadores y a lo que sería mi primer 8b consolidado.
El sector tiene dos líneas principales que recorren toda la cueva, con un largo de 40 metros y compuestas de tres largos en total cada una, Maskoking (8b) y A Media Asta (8a+/b). Las rutas tienen partidas separadas y se conectan más o menos en la mitad de su recorrido, compartiendo así la parte final.
La primera vez que escalé en esta cueva me sentí tremendamente intimidada por ese techo y por toda la resistencia que se necesitaría para cruzarlo, sobretodo porque el techo nunca ha sido mi especialidad ni es una escalada que había tenido muchas ocasiones de practicar antes.
La ruta en cuestión se llama Maskoking y comienza con un primer largo de 7c+/8a cuyo crux se encuentra justo antes de llegar a la primera reunión. Pasos amplios en agarres romos te llevan al final del primer largo y a un necesario descanso de rodilla en el cual debes recuperar fuerzas mientras luchas contra la gravedad, dado que te encuentras casi de cabeza descansando. En este punto mis brazos ya iban reventados, no había sido mi mejor desempeño en el primer largo y llegue un poco más cansada de lo “ideal” para afrontar el resto de la ruta. Dado que el primer crux de la vía era de lo más duro para mí, una vez superado este ya estaba mentalizada a luchar a muerte y llegar lo más lejos que pudiese en la ruta.
Belén luchando contra la gravedad en Maskoking 8b
El segundo largo transcurre por la parte central y más horizontal de la cueva, el cual consta de movimientos más bien físicos en agarres grandes y finaliza con un bloque de regletas bastante intenso justo antes de llegar a la segunda reunión. Hasta este punto la ruta es 8a+ y aún queda la parte más sostenida de la línea. Una vez que llegas a las cadenas tienes un descanso “bueno” donde puedes ir alternando rodillas pero te encuentras completamente de cabeza y los gemelos se van agotando rapidamente en esa posición de descanso. En este momento es donde debes recuperarte al 100% dado que aún quedan 5 cintas y la parte más dura y sostenida de la ruta.
El tercer largo consta de movimientos muy explosivos, descansos precarios y mucha técnica de pies y talones para, por lo menos en mi caso, resistir hasta la parte final. Los últimos movimientos antes de salir a la parte vertical de la cueva son los más intensos y en los que te puedes caer en cualquier momento dado que ya llevas 30 metros de recorrido y la mayor parte de ellos en techo o desplome muy pronunciado.
La ruta requiere mucha resistencia para poder conectar todos los movimientos, no tiene ningún paso especialmente duro de forma aislada pero sí muchos pasos de mediana intensidad uno tras otro.
Las cadenas de esta increíble línea llegaron mucho antes de lo esperado, al principio veía esta cueva y especialmente el recorrido que hace esta línea y me parecía imposible llegar a conectarlo algún día. Con el paso del tiempo los pasos se fueron haciendo cada vez más fáciles y la escalada cada vez más natural, logrando encontrar trucos, talones y rodillas por todos lados para poder ahorrar esa preciada energía que iba a necesitar para poder llegar victoriosa a las cadenas.
Y así sin más, en un día en el que no me sentía precisamente en mi mejor momento, en un intento sin mayores expectativas pero con la mentalidad de que si lograba pasar el crux del primer largo nuevamente iba a luchar a muerte, fue que logré llegar a las cadenas de este maratónico recorrido, no sin haber luchado y sufrido cada movimiento! Con la felicidad de ver un sueño convertirse en realidad y la motivación a tope para seguir soñando en grande.
Además pude hacer A Media Asta (8a+/b) y dos variantes de estas rutas, las cuales siguen una travesía hacia la derecha desde la segunda reunión y salen por el lado derecho de la cueva, las rutas en cuestión son Asko Total (8a+) y Asta Total (8a/+).
celebrando su logro en el paradisiaco spot junto a su cordada y compañera de aventuras
Agradecer siempre a mi compañera de vida y aventuras, Daniela Espinoza, por su tremendo apañe y su infinita paciencia, a mi entrenador Manu Moreno que sin su guía nada de esto habría sido posible, a Mammut Chile y Andesgear por creer en mi y apoyarme desde el principio con el mejor equipo y ropa para estas aventuras, a Gimnasio El muro y a Chileclimbers por darme el espacio para contar mi historia.
La motivación sigue y los proyectos también!