Mujeres de montaña Parte I
Este último tiempo la mujer se ha empoderado, el feminismo es tendencia, aparece en las noticias, en las redes sociales, en las discusiones familiares y con los amigos en el asado. Vemos como este movimiento ha sido un portal para alzar la voz, hasta un arma de doble filo que nos saca la furia interior, y también como ha repercutido en la montaña y escalada, con los discutibles ascensos femeninos ¿Son meritorios por ser mujer o por ser persona? ¿Y aquellas que hicieron historia sin importar el género?
¿Y qué pasa con esas mujeres de montaña chilenas? Que están antes de la revolución de este movimiento, que no necesitaron de un portal para alzar la voz, para ser motivadas, fuertes y decididas, que van más allá de una tendencia, que su vida se convirtió en la montaña, o la montaña en su vida y allí encontraron la pasión que las mueve. ¡Qué admiración tengo por ellas! Aquellas que vibran con la montaña, en un placer callado, que se vive y no se cuenta muy seguido, así que decidí entrevistarlas, para contarle al público de su visión, más allá de sus triunfos, el cómo perciben la escalada y la montaña.
Personalmente a la mayoría las conozco, seguro hay muchas más que mi entorno inmediato no conoce e invitados a reconocerlas (no soy periodista, aunque tengo una gran pasión por escribir como medio de reflexión y generación de cambios en la forma que vemos el mundo, mis disculpas si no sigo un formato ideal).
La entrevista está separada en dos partes, un grupo de ellas en la Parte I, las mismas preguntas fueron realizadas a todas ellas, algunas amigas, algunas profesoras, algunas que simplemente admiro por distintas razones.
Cristina Prieto: Lleva 25 años de rock & roll en la montaña. Actualmente trabaja como instructora Nols, vive en Coyhaique.
Con apenas 24 años hizo 2 ochomiles y fue la primera mujer chilena en hacer un 8.000 sin oxigeno, el Cho Oyu, y corríjanme, creo que la única. Fue parte de la primera expedición de chilenas al Everest y hoy sigue mandándole al estilo de la vieja escuela, siempre con un vinito, un buen pedacito de carne y una mochila ¡Bien cargada!
Cristina Prieto liderando en la canaleta Pico Negro junto a su cordada favorita, su hija Itzel.
Andrea Cáceres: No me quiso decir cuántos años de cerro llevaba, no es lo importante me dijo. Misteriosa y sabia mujer de montaña, con mucha experiencia en los Andes, entre el norte, Bolivia, Perú y Chile. Dedicada a la escalada en grandes paredes, cacera[1] de Cochamo, donde pasa la mayoría de sus veranos.
Andrea Caceres motivada como siempre probando una fisurita Foto: Daniel Pastene
Macarena Sánchez: Ha recorrido el mundo sin parar de escalar, conociendo los mejores lugares de escalada, 19 años de amor por las fisuras. Actualmente vive en Annecy, en los Alpes franceses. Después de 8 años como Brand Manager de Marmot en Chile, renuncio a su trabajo y decidió tomarse un año “medio sabático” donde se encuentra estudiando un programa internacional en Sales & Marketing en Sports Industry hasta marzo de este año, para después ir a escalar la vida.
Macarena Sanchez mostrando su amor por la escalada sobre las fiuras que la cautivaron desde los comienzos de su escalada. Foto: Diego Saez
¿Qué significa para ti la montaña y/o escalada? Harías una diferencia entre estas 2?
Cristina: El Montañismo para mi es más jugado, independiente de que vayas al cerro por un día o un mes, estás ahí en la batalla, dándolo todo a merced del clima, la hostilidad, tu propio cansancio ¡No tiene precio!
La escalada son más vacaciones, a la vez, involucra mucho más entrenamiento, porqué en la montaña dependo mucho más de la suerte y de lo que después de años ¡Aún no se olvida!
En la escalada igual puedo pasar miedo, pero es más un disfrute con los amigos, buen clima, una cervecita al final del día, igual es lo qué me quita el sueño, porque el montañismo es para algunas veces, la escalada en cambio, es lo que respiro, pienso y sueño todos los días, es la pesadilla de volver de un mes en la montaña sin entrenar y volver a partir de cero.
Otro incentivo para mí, es mi cordada: mi hija, Itzel, donde todos los problemas madre-hija, desaparecen de nuestras vidas porque compartimos esa pasión.
Así que por eso ahora soy más madre, más floja, más responsable y me dedico más a la escalada. – Se ríe.
Andrea: Más que el gran parque de diversiones de escalada lo siento como mi hogar. Es el lugar de aprendizaje, de conexión con uno mismo y el entorno, de reflexión, de movimiento, de meditación activa, de crecimiento, de compartir y personalmente estar en la montaña me hace feliz, me siento así como un pez en el agua. Por todas estas razones y más merece todo mi respeto, en general trato en lo posible de no llevar mucho la ciudad a la montaña (me llevo basura que encuentro, no escalo si hay nidos de aves, no pongo música fuerte en un parlante, etc), sino que prefiero al revés, traer la energía de la montaña a la ciudad. Y bueno la escalada es uno de mis juegos preferidos en este momento, sobretodo la tradicional y grandes paredes.
Conceptualmente son disciplinas diferentes y de estas se desglosan otras más. Montañismo a grandes rasgos es ascender montañas con el fin de la cumbre, y la escalada es subir con los cuatro miembros en una pared más vertical no necesariamente con una cumbre, sino más bien con otros fines, puede ser encadenar, disfrutar del movimiento, la ruta, etc. Personalmente creo que si te gusta ascender montañas “técnicas” (pasadas verticales de roca, hielo o mixto, pasadas de grietas, etc) necesitas saber moverte en la montaña y tener conocimientos de escalada. Entre más conocimientos de las diferentes disciplinas, tienes más posibilidades de juego. ¡Difícil encasillarse en algo!
Andrea Caceres en el largo 17 de «Positive Affect» en Cochamo. El nombre de la ruta refleja en gran medida los sentimientos de la deportista por la montaña y la escalada. Foto: Oscar Marin
Maca: Cuando pienso en la montaña/escalada, me sonrío. Porque son espacios felices para mi, de contactarme conmigo misma, espacios honestos, sensibles, de calma y libertad. Soy una enamorada de los grandes espacios abiertos… Y no hago una diferencia entre ambas en este sentido, para mí la escalada en cuanto a práctica ocurre en la montaña, en la naturaleza. Y pienso en la escalada como una compañera de vida. Nunca me abandona y si bien uno puede tener momentos de frustración, lo que siempre aporta es calma, bienestar y autoconocimiento. La diferencia si la hago en cuanto a la práctica; donde en términos personales me he dedicado en los últimos años mas a la escalada en roca (y más específicamente a la escalada en fisuras) que a subir cerros o montañas.
Maca Sanchez moviendose y disfrutando de la escalada que mas le gusta: Las fisuras. Foto: Diego Saez
¿Cuánto tiempo y cómo es que comenzaste en esto?
Cristina: Desde los 17, o sea 25 años ¡Guaaau! Creo que comencé el 95, y me metí, porque tenía un compañero de colegio que escalaba: Andres Labarca, aunque nunca me invito a escalar con él, contaba historias súper choras y cuando entre a la Universidad me metí al club alemán, al segundo año deje de estudiar Arqueología y me fui a hacer montañas y escalar.
Andrea: Comencé yendo a los volcanes del norte, tenía 18 años (ni sabía lo que era un bastón). Mi papá le pagó a un atacameño para que nos llevara en camioneta a las faldas del Meñiques. Investigue algo sobre el mal de alturas y me puse a tomar agua como enferma. Subimos muy am y a los 5 mil y algo mi papá se apunó, me pasó un gps, me enseño a usarlo y me dijo que marcara el punto donde él estaba, que subiera sola y de vuelta lo pasaba a buscar ¡Hoy en día no la haría caso! Así lo hice, y desde ahí supe inmediatamente lo que quería para mi vida. Después a los 19 o 20 años comencé a guiar a los volcanes del norte en San Pedro de Atacama. Un guía Atacameño, Arturito (Q.E.P.D), me enseño a dar gracias cuando la montaña te deja subirla, hacia un pequeño ritual con hoja de coca, y ahí aprendí lo importante del respeto. Después conocí escaladores y gente apasionada por la montaña y escalada, y así comenzó el proceso de aprendizaje eterno.
Maca: Llevo 19 años escalando, casi sin parar.
¿Qué piensas de la evolución de la escalada?
Cristina: La montaña es la wea heroica, que cuenta las mejores historias, que te hace aprender y trascender, uno como que se hace adicto a perseverar ante la adversidad.
Creo que a eso apunta la evolución de la escalada y la montaña para algunas mujeres.
Encuentro heroico a las que se dedican a la montaña después de años practicándola: la Pachi, la Vivi Callahan, la Rose, tú, y me deben faltar varias ¡Esto de vivir en la Patagonia!
Y entiendo porqué es más fácil evolucionar en la escalada, es más fácil tener familia, trabajo o estudiar. Mira lo que están escalando ahora la Nachita, Alejandra, Soho…
Cristina Prieto lista preparando el rapeleo en la cumbre del Cerro el Palo, con vista al Cerro Castillo. Foto: Juanjo Alvarez
Andrea: He tenido oportunidad de hablar con gente de la “vieja escuela”, y claro, antes estaban prácticamente siempre escalando solos en sitios de escalada, los equipos eran pesados y las aproximaciones para ascender una montaña muchas veces eran bastantes más largas, ya que no todos los caminos eran pavimentados. Realmente personas muy motivadas. Hoy en día la escalada ha crecido muchísimo, es cosa de ver la cantidad de gimnasios y tiendas de montaña que hay, por un lado es bueno porque hay más personas que van y conocen y disfrutan de la montaña, por otro lado se observa una falta de conocimiento y respeto en los lugares (basura, música muy fuerte, maniobras del terror, etc.), y una necesidad de mostrarse constantemente, mucho celular y poco estar presente.
Bueno y creo que objetivamente hay deportistas mas fuertes también en Chile, hay conocidos auspiciados y gente muy fuerte que son súper bajo perfil, cada vez ampliando mas las posibilidades de escalada.
Al final lo más esencial es que lo que hagas lo ames y te haga ser mejor persona, para irnos felices de este mundo.
Andrea Caceres dejando el celular en la casa y tomando el taladro para equipar una vía. Foto: F. Campusano
Maca: en general creo que hay muchas cosas que cambian, pero no así el fin o el sentido que le damos a la escalada, que si bien para cada persona es diferente según el contexto en que desarrolla su práctica. En mi caso, cuando partí escalando, escalaba y hacia montaña por igual y mis primeras escuelas están en Ecuador, donde si querías escalar más también tenias que abrir rutas o sectores porque no habían demasiadas. Entonces eso es algo que valoro desde mis inicios que como parte del tiempo que le dedicas a escalar también había que dedicarle tiempo a asegurar a otros, a limpiar vías, poner bolts con el taladro. Pero creo que depende mucho de donde empiezas a escalar, aunque en nuestros Andes, aun hay mucho por descubrir y nuevas rutas, sectores y es bueno tenerlo en consideración, no necesariamente abriendo tu rutas personalmente, pero si teniendo en consideración esta mirada.
¿Cómo ves la figura de la mujer hoy en día?
Cristina: me da un poco de lata[2], que en estos tiempos de lucha por obtener igualdad, la balanza se inclina para el otro lado y para conseguir que haya más mujeres, no se empieza desde la educación y entrenamiento para conseguir que más mujeres tengan las competencias que necesitan, si no, que se empieza desde arriba, ofreciendo cupos para que los ocupen mujeres que pueden tener muy poco entrenamiento o habilidad. Poniendo a esas mujeres en una posición súper incómoda, generando resentimiento en los hombres que ven como los dejan de lado por cumplir una cuota.
Para mí, hay que partir de abajo, educando y entrenando. Ahí sí que hacen falta las oportunidades.
Y a lo mejor no conseguimos igualdad en menos de una generación, pero va a ser igualdad ganada de manera leal y sin resentimientos.
Andrea: Veo una mujer mas empoderada, más grupos de chiquillas motivadas en la montaña. Aun creo que falta más seguridad de ir de primeras, de atreverse a salir más de la zona de confort, pero de a poco, esto es un tema más profundo, el comportamiento en la escalada es solo un reflejo de cosas internas y de la sociedad machista. Hoy en día se habla mucho de la “primera mujer” que hizo esto o aquello, o en general es muy llamativo si una mujer es fuerte en la escalada, porque aun esta en el chip de la sociedad que es el sexo débil. Sería lindo algún día simplemente hablar de la “persona”, sin diferenciaciones o sin tanto asombro porque es mujer.
Andrea ante un paisaje majestuoso liderando en la guillotina. «El comportamiento en la escalada es solo un reflejo de cosas internas y de la sociedad machista». Foto: Oscar Marin
Maca: Tengo un grupo de amigas escaladoras, nos conocimos hace como 10 años y me encanta salir a escalar con ellas, las encuentro unas bacanes y tenemos un grupo de apoyo y amistad generado por la montaña que es bien bonito. Mi mejor amiga la Pachi es una súper compañera de cordada también. Yo soy bien pro mujeres, me siento muy cómoda saliendo con amigas al cerro a escalar, construyendo en conjunto, una mirada sensible y a la vez exigente en torno a esta práctica. A veces me río pero conversando o preguntándote como te sientes, hemos hecho cosas difíciles… de todas formas, la igualdad y amistad ante todo, hay hombres y mujeres con los que uno se siente feliz compartiendo la escalada y el cerro. No me gusta ver a veces que mujeres que no se conocen mucho, se vayan a escalar por el objetivo (netamente competitivo y “masculino”) de un primer ascenso femenino. Para mí la escalada y la montaña son para pasarlo bien, exigiéndose cuando es necesario o dependiendo del itinerario que eliges con seres cercanos, de confianza.
Y la figura de la mujer en el deporte en Chile está bien, creo yo. Cada día hay más mujeres y la escalada en particular es bien igualitaria en cuanto al grado de dificultad que puedes lograr, pues requiere concentración, técnica, relación fuerza/peso….
Con la llegada de los gimnasios se ha hecho más accesible a un número mayor de personas, y entre ellos más mujeres. Si sería bueno que esto creciera también en los terrenos más de aventura, en la escalada en roca no solo deportiva, sino de grandes paredes, fisuras, etc. Pero yo creo que ha ido aumentando.
Maca junto a un grupo de amigas: Rosario Toro, Maria Jose Moreno, Lina Torres. Los afectos y la amistad siempre presentes en la montaña. Foto: Lalo Navaro.
¿Alguna experiencia en particular que te haya marcado?
Cristina: Me marco mucho subir la Pirámide de Garcilazo en la Cordillera Blanca, tuvimos que bajar a un compañero que cayó y se pego en la espalda, quedando contuso.
Y me toco a mi bajar y hacer las reuniones, mientras el tercero lo bajaba, porqué él era más experimentado en roca que en montaña.
Así que dejamos avalacobs, tornillos y lo que fuera. Estuvimos toda la tarde y noche rapeleando y después buscando el camino de regreso al camp en un mar de grietas.
Uno a veces no sabe de lo que es capaz.
También me marco el año pasado subir el Palo y el Castillo la misma semana, fue un gusto, el tiempo precioso, ningún incidente, me sentí súper fuerte y por fin, después de años viviendo en esta región (Aysén), me hacía el tiempo para subir estas montañas del patio trasero de la casa.
Y este año ha sido lindo subir la canaleta sur del Pico Negro con la Itzel (su hija, que tiene 15 años y ya encadenó su primer 5.12a, su primera montaña de verdad.
A ver si algún día alguien encuentra interesante sponsorear a este par de locas, que son madre e hija, para que podemos ir a escalar a todos los lugares que queremos ir.
Cristina Prieto de escalando de segundoy disfrutando las bondades del cerro el Palo, una de las montañas del «patio de la casa» como las llama cariñosamente.
Andrea: Mmm… Haber dormido con lo puesto en la Esfinge a 5000 metros de altura, después de que granizó. Me marcó porque pensé que no iba a despertar. – Se ríe.
Y luego de ese pegue, dormimos en la calle con la gente que duerme así, en Lima, porque no teníamos cambio y llegamos de noche, en un camión. Nos ayudó una señora que barría en la calle, dormimos tapados con una bolsa de basura.- Se ríe.- De vivac en vivac.
Igual hay varias historias, como cuando fuimos a los Cuernos del Diablo y al Saturno en Bolivia, fue una apertura sufrida, mucho frío, la cumbre eran puros refrigeradores de rocas pegados con hielo, muy surrealista. Fuimos a la vida y bajamos rezando.
Todas las historias te van marcando.
Andrea Caceres moviendose y aplicando todo el «go to die» entre la roca y el hielo, abriendo en los cuernos del diablo en Bolivia. Foto: Oscar Marin
Maca: Los viajes, son una ventana al mundo, una explosión a la imaginación. Tanto allá afuera y que es parte esencial de la escalada! Cuando recién empecé a escalar tuve la suerte de ir un mes a Yosemite. No llevaba ni 4 meses escalando, nunca había hecho un multilargo y menos escalar una fisura. Tenía 19 años y quedé alucinada, escalé todo lo que pude, multilargos, vías clásicas, el campo 4, conocí a escaladores de muchos lugares del mundo y me di cuenta que era parte de algo.
Y también los accidentes, la fragilidad de nosotros, lo importante que es nunca bajar la guardia. En muchas ocasiones los accidentes ocurren por un exceso de confianza pero en otros no, donde todo puede cambiar de un momento al otro y no depende de ti. Y en ese sentido, me marco el accidente de mi amiga Pachi (Ibarra), que no tuvo que ver con sus decisiones, y todo el proceso de recuperación que eso conlleva. Hay que cuidarse uno misma y a los que te rodean. Siempre tomar en consideración los riesgos y asumirlos, a veces uno quiere llevar hasta un cierto punto solamente y está bien.
Este es un proyecto escrito de Revolución de Tinta. Díganos en instagram: @porlafuerzadelanaturaleza
[1] Modismo chileno, que cambia según contexto. En este caso para aquel que actualmente, visita con regularidad un lugar.
[2] Modismo chileno, que puede significar aburrido o un sentimiento de nostalgia por alguna situación