Tomar conciencia: El cuidado del medio ambiente de la montaña y de nosotros mismos en ella

¿Qué tienen las montañas que nos atraen tanto? Disfrutar del aire limpio, de una buena vista, estar solo, con amigos, hacer deporte… cada uno tendrá sus razones, pero la montaña es lo que al final ha hecho que sea más y más gente la que quiere adentrarse en ella.

Comencé escalando cuando era bastante niño la verdad, pero sin un mayor conocimiento de todo lo que significaba este mundo y los valores que te entrega. Lo hacía como un deporte más, al igual que jugaba futbol, básquet, y otra serie de deporte. Con el paso del tiempo, empecé a conocer nuevas amistades y ver que mi capacidad para ir haciendo este deporte iba mejorando, lo cual me motivo  seguir dándole hasta el día de hoy, donde en realidad no hago más deportes que escalar.

Me cuesta responder la pregunta ¿Por qué escalo?, la respuesta es tan amplia que podría pasar mucho rato hablando de esto, pero a modo resumen, básicamente por todo lo que me ha generado y las experiencias que me ha hecho vivir. Pasar de estar colgado en un murito a estar colgado cientos de metros en paredes verticales ha sido un cambio gigante, arrepentirse de estar un lugar por el miedo que te genera, pero que a los 30 segundos ya estamos en un estado de felicidad plena por superar eso que nos paralizaba, tener perspectivas de lugares de una forma única, generar un nivel de conexión con el compañero que solo te impulsa a seguir, tu cuentas con él, y él cuenta contigo. Compartir con amigos, conocer gente, valorar la vida, la naturaleza, entrar en un estado de conciencia en todos los aspectos de la vida… Así y varias cosas más que al final se impregnan en uno y se comienzan a transmitir al resto de la gente. Hablar tantas maravillas de algo al final es una forma de contagiar la pasión de unos, generando un interés para el resto de la gente en saber sobre que están hablando.

Esto que menciono, al final se ha traducido en que cada vez sea más y más gente la que se aventura a entrar en el mundo de la montaña y escalada. Como escalador desde hace varios años me ha tocado ver su auge básicamente con la cantidad de muros que se han ido abriendo, las escuelas de montaña que han ido surgiendo, lugares para escalar en roca donde el flujo de gente ha aumentado considerablemente, mas tiendas de montaña, entre otros. Vemos el surgimiento de campañas como la de acceso panam #legalizalamontaña para que sea una ley el libre acceso a las montañas. Vemos también como cada vez hay más grupos para organizarse e ir a subir un cerro, salir a escalar… Convivir con la montaña básicamente.

La montaña poco a poco te va a llamando a explorarla en todas sus dimensiones y  magnitudes. Foto: La resistencia gentileza Benja Zamora

Pero no todo ha sido positivo con este auge, y es aquí donde me gustaría detenerme un momento, ya que creo que con todo este auge con la montaña hay 2 puntos muy fuertes a resaltar: El cuidado y mínimo impacto por el medio ambiente, y el cuidado personal dentro de estos deportes.

Me gustaría comenzar desde la base que no me considero un conocedor de la verdad, sino más bien que representa un poco la manera de pensar que tengo.

Se han hecho la pregunta alguna vez de ¿a quién pertenece este lugar? ¿Tendrá un dueño este terreno? ¿Será del estado? ¿Será privado? Por lo que me ha tocado ver y vivir mi respuesta sería que en su gran mayoría nadie se lo cuestiona hasta que ocurren sucesos como Alto Maipo, en donde entran e intervienen en un espacio hermoso como lo es el valle de las arenas, o el cierre del bosque mágico, o el cierre de Toconao junto con Socaire. Eventos con los cuales se hace presente esta pregunta de pertenencia.

Eventos nefastos como Alto Maipo es uno de los casos extremos donde el bien privado ha sido capaz de influir negativamente en el bien común cambiando toda la fisonomía de nuestra montaña 

Este tipo de sucesos, han puesto el tema del cuidado del medio ambiente y respeto por cada lugar de una forma que no se había visto antes. Con esto han surgido organizaciones que se dedican a transmitir formas de mínimo impacto en la naturaleza, porque a mi juicio hay que partir del supuesto de que la escalada y montañismo es algo que se hace desde hace tiempo, y se seguirá haciendo debido a todo lo bueno que genera. Sin embargo, debido a esto mismo es donde debemos dejar el egoísmo de lado, ya que me ha tocado ver como a muchos solo les interesa el bienestar personal, vivir su propia experiencia, sin importar el lugar en el que está, o como está afectando su presencia en ese lado. Para ejemplificar esto, la basura por un lado, o la cantidad de fogatas en ciertos sectores, inclusive hasta la cantidad de hierba mate que tanto nos gusta esparcida por ahí… Algunos dirán “pero si es orgánico”, y si, efectivamente, pero ¿qué pasaría si todos los que van a las chilcas por ejemplo empezaran a botar su hierba mate por ahí? ¿O si todos comenzaran a dejar sus cascaras de plátano botadas? Nos encontraríamos con basureros orgánicos alterando ecosistemas enteros básicamente.

La montaña nos educa, pero también hay que aprender a escucharla y respetarla. San Gabriel uno de los spot montañeros  clásicos del Cajón Del Maipo. Foto: Benja Zamora

Si bien esto ha traído varios problemas, significando el cierre de lugares en algunos casos, esto se debe a la poca consciencia y respeto por el espacio ajeno. Podrá ser público el lugar, o podrá ser privado, pero estos lugares de cierta manera son de todos y de nadie a la vez… ¿Se imaginan que gente entrara a su casa y comenzara a dejar basura por ahí tirada?, ¿O haciendo mucho ruido?, ¿O que ni siquiera te saluden por estar ahí en tu propio espacio? Esa es una realidad que se está viviendo a nivel comunidad, en donde gente pone todos sus esfuerzos para revertir esta situación, logrando efectivamente generar más consciencia sobre este tema siendo cada vez más y más vez personas aportando a la comunidad en este sentido, lo cual es muy bueno, pero queda mucho camino por delante, tiene que ser un tema que se extienda no solo a la comunidad escaladora, sino a toda la gente que esté a nuestro alcance.

El cierre del Arrayán principalmente por la falta de conciencia de algunos escaladores caló hondo en la comunidad, empujándonos a reflexionar sobre el respeto y la conciencia en los lugares de escalada. Foto: Lucho Birkner

¿A qué me refiero con esto? Bueno, básicamente a la falta de conocimientos a la hora de ir a meternos a este mundo. Con toda la evolución tecnológica, viendo por internet a personas haciendo cosas asombrosas, mejorando la calidad de equipos, nuevos accesorios, nuevos sistemas, la inclusión de la escalada como deporte olímpico, entre otros, han sido factores que también han incentivado el “boom” de la escalada, que como bien decía, cada vez es más y más gente la que realiza este deporte. Pregunto ahora… ¿Cuántos creen que hayan tomado un curso? ¿O a cuantos les habrá enseñado algún amigo? ¿O aprendido de internet?, Y aquí es donde a mi juicio comienzas los problemas.

Si bien el equipo cada vez está hecho con mejores tecnologías y nuevas formas de diseño, la gran mayoría de los accidentes no se ha debido a alguna falla de material, sino al error humano… Creo yo, que este crecimiento por el amor a la escalada y montaña ha traído repercusiones en la forma que miramos el deporte, y el respeto que le deberíamos tener. Al ser más y más gente la que ha comenzado a hacerlo, se ha generado una especie de “normalización” de esto, dejando de lado el hecho de que sigue siendo catalogado como un deporte de riesgo, porque efectivamente nuestras vidas son las que están en juego si es que algo llegase a salir mal.

Las nuevas tecnologías juegan a nuestro favor, siempre y cuando estén apoyadas en un marco teórico adecuado. Aunque las marcas trabajen en mejorar la seguridad, la correcta capacitación y la conciencia de lo que se esta haciendo son fundamentales para evitar accidentes. 

Casos la verdad es que sobran, y tampoco me gustaría entrar en el detalle de estos sucesos desafortunados, que por estar “despapeados” como solemos decir, termine en un evento fatal para alguien. Al final es un tema que pasa por el pensamiento de que no les va a pasar nada, o que está todo controlado… pero como dicen por ahí, no te pasa hasta que te pasa.

Para los que hemos estados metidos en la montaña, seguramente estarán de acuerdo conmigo en que la montaña te “educa” como decimos con mis amigos. Por más experto que uno pueda ser a nivel de conocimientos, o por más fuerte que puedas ser, siempre, pero siempre de alguna u otra forma adentrarse de lleno en este deporte te hace cuestionarte la vida al sentirte indefenso contra lo que la montaña tiene para ofrecer. Este es un riesgo el cual aceptamos, si hay que reconocer que igual tiene cierto grado de locura hacer estas cosas, pero siempre se pueden tomar todas la medidas que puedan estar al alcance de uno para sobreponerse frente a situaciones y tomar las mejores decisiones. Saber improvisar como suelo decir.

La escalada no es solo un deporte que te exija tanto a nivel físico como mental, hay todo un marco teórico y de seguridad que lo acompaña que pareciera ser que de repente se olvida, o que nunca se supo que existía… Si para que andamos con cosas, yo tampoco me inicie de la manera correcta que correspondía. Sin tener noción de todos estos riesgos, decidí ir y confiar en que la otra persona con la que estaba sabía hacer todo… ¿Pero si le hubiera pasado algo a él? Seguramente hubiéramos muerto los dos porque yo en ese momento no hubiera sabido qué hacer si algo malo hubiera pasado. Algo tan básico como saber cómo ocupar correctamente el ATC o usar casco puede hacer toda la diferencia. Lamentablemente me ha tocado conocer varios casos de gente que ni se ha cuestionado que pasaría si hubiera algún accidentado haciendo un multilargo, sabiendo poco y nada de maniobras de autorescate, en donde saber hacer algunos nudos podría significar la diferencia entre la vida o la muerte. Y no es que intente ser dramático, pero como bien decía, es un deporte de alto riesgo donde un error puede significar una salida para el olvido.

Tanto el tema anterior como el de ahora para mi tienen un punto en común, el cual es el estado de consciencia con el que hacemos las cosas. Saber el impacto que generamos en cada lugar con las decisiones y acciones que tomamos, o entrar en noción de lo peligroso que puede resultar una situación si aumentamos el grado de exposición sin tener los conocimientos necesarios es algo con lo que tenemos que empoderarnos… Ahí es donde va mi invitación, a ser agentes de cambio para contribuir de alguna manera a lo que tanto nos ha dado. Saber cómo decir cuando algo no está bien, corregir maniobras mal hechas, educar sobre impacto, saber cuándo retirarse… ¡Entrar en consciencia de lo que se hace! Siempre con humildad y el debido respeto, tampoco hay que caer en el juego de creernos mejor persona por hacer estas cosas. Y no solo a nivel de comunidad, sino en todos los aspectos de nuestras vidas, ser consciente de las cosas que hacemos, el por qué las hacemos, y trasmitirlo para toda la gente que nos rodea. Ser consciente de uno es solo el inicio, depende de cada uno de nosotros transmitir este mensaje.