Vinyasa para ejercitar tus abdominales
Hace unos años cuando me hablaban de yoga nunca me imaginé que pudieras cansarte físicamente haciéndolo. Mi idea sobre la práctica en esa época era gente respirando en un estado súper zen. Y en parte es así, pero también incluye mucha destreza y trabajo físico.
El físico en el yoga se usa como herramienta para la purificación de la mente y del espíritu, así como la mente y espíritu también calman el cuerpo: En la cultura oriental no somos un conjunto de estas tres, sino que cuerpo, mente y espíritu son uno solo. Pese a esto, hay algunas prácticas de yoga que son más demandantes físicamente que otras, como el Vinyasa o Ashtanga. Dentro de estas disciplinas encontramos diferentes rutinas que podemos llevar hacia otros deportes, como es el caso de la escalada.
Hoy les quiero mostrar una pequeña (pero exigente) rutina de abdominales inspirada en algunas asanas (posturas) de Vinyasa. ¿Por qué abdominales? Porque nuestro tren superior es escencial al momento de escalar, ya sea ruta o boulder: Si tenemos control de nuestra caja abdominal, tendremos más oportunidades de sacar ese paso que no nos sale.
Esta rutina se basa completamente en el control corporal y es bastante demandante, por lo que la recomendación es que mantengan su atención en la respiración. Inhalamos y exhalamos por la nariz, lenta y constantemente (trata de nunca aguantar la respiración mientras realizas la rutina, así también trabajamos nuestra resistencia), al mismo tiempo que calmamos y bajamos nuestros hombros, cuidando que nuestra espalda se mantenga recta y relajada en cada posición.
En el video vemos las asanas (posturas) básicas, la idea es repetir la secuencia al menos 3 veces o bien dos veces con mayor intervalos de tiempo en cada posición, por ejemplo mantener 30 segundos con las piernas en 90º, 45º y 10º. Lo importante en esta parte es mantener la espalda pegada al mar, los brazos a los costados del cuerpo y nuestros cuello relajado. Comenzamos recostados sobre nuestra espalda, con nuestros brazos y piernas sueltos, sintiendo nuestros omoplatos y empezando a manejar nuestra respiración. Cuando nos sentimos tranquilos, inhalamos y llevamos a cabo la primera asana.
¿Qué pasa si no soy tan flexible como para hacer la rutina? ¡No te preocupes! Lo importante no es poder estirar las piernas, sino mantener el ángulo de 90, 45 y 10 grados con respecto a tu tronco. La idea es no limitarte por tu elongación, sino que el ejercicio te ayude a ir mejorándola.
Idealmente, estos ejercicios puedes hacerlos como parte del físico después de una sesión de escalada. Ya sea que estés en tu gimnasio o perdido en la naturaleza, son una buena alternativa para trabajar el core e innovar un poco en tu rutina deportiva. Sólo necesitas ánimo, una buena playlist y un poco de concentración. ¡Prepárate para sentir tus abdominales al día siguiente!
Maria José Veropalumbo
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