Como hacer realidad tus sueños
En la vida vamos desarrollando sueños, ideas utópicas de algo que queremos, deseamos o anhelamos. Estos nunca se acercarán ni se harán realidad si no nos ponemos a trabajar por ellos. Para avanzar en pos de estos “sueños” debemos trazarnos planes, y sobre éstos deben estar claros los objetivos. El trabajo y gestión por objetivos es una materia clave en el día de hoy, para nosotros como personas- deportistas, y para las empresas u organizaciones gigantes. Es la esencia de un plan de mejora -inclusive del coaching en general-.
Debemos partir por preguntarnos: ¿Qué queremos?, ¿Dónde queremos llegar? “Escalar cierta vía”;” a las olimpiadas”; “desarrollar la creatividad ya que siento que en mi carrera esto no va y yo lo necesito”; “hacer lo que de verdad me gusta y ser feliz”, “ser buen padre ya que no comparto mucho con mis hijos y cuando lo hago tiendo a mal criarlos”; “bajar mis revoluciones y ser feliz”.
En general queremos más de una cosa y estas, en distintos ámbitos o contextos de nuestra vida. Incluido lo deportivo en sus distintas vertientes (resultados, rendimiento…). Querer cambiar es una buena señal, significa que queremos superarnos. Tener metas y objetivos es un indicador de que estamos vivos y de que sentimos, de que tenemos motivación y algo por lo que luchar.
Al preguntarnos “¿Dónde queremos llegar?”, debemos establecer áreas o ámbitos que nos faciliten encontrar lo que deseamos. Puedes usar la tabla de más abajo.
Ámbito personal
Deseos y objetivos que tienen que ver contigo mismo. Lo que quieras lograr en relación a tu salud, gustos, aprendizaje, look, ganar o perder peso, que libro te queda o gustaría leer, logros emocionales o mejoras de este tipo:
- Me gustaría bajar de peso (ponerle fecha y cuantos kgs.).
- Hacer un viaje (irme a Isla de Pascua este invierno).
- Dejar De ver tanto netfix y dale espacio a la lectura.
- Mejorar mi pronunciación del inglés.
Ámbito familiar
Esto abarca a aquellos que tenemos como nuestro núcleo cercano (pareja, hijos, padres, hermanos) y a los que están un paso más allá (tíos, primos, abuelos). Es posible que en algún momento te plantees re- establecer una relación más íntima, pasar más tiempo con ellos o mejorar la calidad de la relación. Inclusive el querer ser aquel padre o madre que te gustaría ser (relajado, presente, amoroso, una imagen real del superhéroe).
Ámbito sentimental
Tener o cuidar una relación de pareja, trabajar por esto o quizás ponerle un punto final por el bien de ambos.
Ámbito laboral
No hay mucho que detallar acá; todo lo que tenga con el ámbito del trabajo: cambiar de trabajo, pedir un aumento de sueldo o modificación de las tareas, capacitarte, buscar opciones nuevas, etc.
Ámbito social
Nos incluye la relación con los otros: si deseas hacer más amigos o acercar los lazos con personas que ahora están más alejadas de ti. También el querer modificar como interactuamos y compartamos con y para otros, como la capacidad de decir NO ante solicitudes o requerimientos (cuesta, y esto debe entrenarse por nuestra salud mental y nuestro tiempo personal).
¿Para qué detectar y marcar objetivos? Muy simple: esto nos ayuda a conocer el punto de partida y a saber a dónde queremos llegar, también nos ayuda a potenciar la motivación.
Ahora debemos desmenuzar estos objetivos, para que por un lado no sean tan complicados, tan complejos o inalcanzables. Para esto debemos cumplir un par de reglas:
Tienen que estar basados en la autoeficacia o en el rendimiento. Debemos asegurarnos de que el deseo depende de nosotros, lo que permitirá tener control sobre la situación.
Deben ser personales, individuales. Que no dependen de otros o de circunstancias externas: “Deseo empezar a escalar al menos dos veces a la semana con un amigo”, es muy posible que terminemos abandonando este propósito al momento en que este amigo no pueda acompañarte. Este objetivo debemos escribir en términos propios y personales: Deseo empezar a escalar al menos dos veces a la semana. Si alguien más se nos une, sino… igual.
Hay que ponerles fecha. Estamos estructurados para funcionar con horarios, fechas. Necesitamos tener rutinas y estructuras, y para encausar estos objetivos, también debemos incluirlos en el calendario (y así también no los vamos desplazando).
Hay que escribirlos y ponerlos a la vista. No los olvidaremos, desviaremos. Los tendremos siempre presente como algo importante. Refuerza nuestro compromiso con nosotros y los demás.
Evaluar constantemente. En qué punto de avance estamos e irnos premiando poco a poco. Instaurar objetivos a corto plazo permitirá avanzar casi a diario y al ir tachando estos “logros”, la motivación crecerá.
Debe ser ecológico. Adaptarse a nuestra realidad en tiempos y exigencias para con otros, trabajo, familia, pareja, amigos, tiempos y recursos en general.
Los personajes exitosos son iguales a todos los mortales, salvo que no se dejan vencer por las circunstancias; luchan, se caen y se levantan otra vez.
No existe la palabra fracaso, solo intentos y ensayos. No se desaniman, vuelven a replantearse los objetivos y valoran más el esfuerzo de haberlo intentado que de haberlo conseguido. Dirigen su atención a lo que suma, a lo que aporte, a volver a crear, y se quedan con aquello que enriqueció su experiencia, independientemente del resultado. Por eso triunfan y consiguen llegar donde desean.
La única forma de que se produzca un cambio en tu vida es que decidas actuar. Existen dos grupos de personas: unas esperan a que les llegue la oportunidad y otras deciden participar de forma activa y salir por ellas. Lo mejores estar en este segundo grupo. Y como decía Adam Smith -economista del siglo XVIII-: “Para que algo pase, yo tengo que hacer que pase”.
¿DONDE QUIERES LLEGAR?