Despeja y controla tu mente al escalar
A veces cuando estamos escalando nuestra mente nos juega malas pasadas. Empezamos a pensar de más: “Acabo de enchapar, no quiero volver a subir”. “El paso que viene es muy difícil, me voy a caer con cuerda pedida”. “Ya va a empezar el desplome”. “Si sigo subiendo la altura va a ser peor”. Nuestra cabeza se imagina escenarios posibles y nuestro cuerpo se agita, poniéndonos ansiosos y torpes.
En yoga existe un método llamado Tristhana, que significa la unión entre 3 puntos de acción: Postura, respiración y foco. Cuando practicamos yoga, cuidamos nuestra postura en cada posición (asanas), controlamos nuestra respiración en cada movimiento (vinyasa) y nos centramos en nuestros puntos de focalización, donde miramos al momento de enfrentar una postura (dristhi). De esta forma se purifica nuestro cuerpo, sistema nervioso y mente. Cada uno de estos pasos se trabajan en conjunto y se les entrega el mismo grado de importancia. Y lo mismo podemos usar para enfocarnos en la escalada, para relajar nuestra mente, recuperar nuestra fuerza y focalizarnos en la ruta.
Para cuidar nuestra postura, enderezamos nuestra columna, relajamos nuestros hombros y nuestras manos, sin apretar tanto la roca o las presas. Debemos conocer la capacidad de nuestro físico, estar atentos a si algo nos duele o nos molesta, y tener confianza en nuestro cuerpo.
Al mismo tiempo, nos centramos en nuestra respiración: Mientras más largas y estables sean nuestras inhalaciones y exhalaciones, mayor fuerza tendrá nuestro “fuego interno”, lo que controla el sistema nervioso y nos calma. La teoría de esto se basa en la relación de fuego y aire: El fuego necesita del aire para existir, si no entregamos aire, el fuego se apaga; si damos mucho, el fuego se descontrola. Para manejar y fortalecer nuestro fuego interno, necesitamos controlar la constancia y cantidad de aire. Respirando por la nariz, llenando nuestro pecho (y no nuestro estomago) y manejando la velocidad (lento y constante es mejor), estaremos calmando nuestros latidos y podremos pensar con mayor claridad.
Y, por último pero no menos importante, debemos ser conscientes de nuestro Dristhi, o foco visual. Si estamos mirando constantemente a nuestro asegurador, a los otros escaladores o a quién sabe qué, lo más probable es que nos pongamos nerviosos, porque no nos estamos enfocando en nuestra escalada. El yoga es muy claro, en cada postura debemos mirar a cierto punto y desde ahí controlar nuestra respiración y postura. Escalando podemos fijar nuestra vista en la siguiente presa, en nuestras manos o en la roca que estamos tomando. No es que no podamos mirar nada más que eso, sino que nuestra atención está centrada ahí.
Entonces, cuidamos y relajamos nuestra postura, centramos nuestro foco visual y comenzamos a respirar de forma lenta y continua. Nuestro corazón late más lento, nuestra cabeza se despeja y le damos descanso a nuestro cuerpo para poder repuntar. Nos olvidamos a qué altura estamos, nos despreocupa el hecho de volar y confiamos en nuestra cordada. Está todo bien, en el fondo lo sabemos, pero la ansiedad nos impide sentirlo.
Cuando logramos tranquilizar nuestra mente, cuerpo y espíritu, estamos listos para seguir con nuestra práctica, ya sea de yoga o de escalada, y comenzar a realmente disfrutar de cada paso, de cada movimiento y de la fluidez que nos entrega la ruta.