Confianza y autoconfianza factores fundamentales en la escalada
Cuando subo a la montaña con mis amigos, mis compañeros de aventura, existen infinidad de factores que intervienen tanto en el éxito (volver a casa) como en lo bien que la pasemos -al menos en la suma y resta-. Pero hay un elemento clave para estas salidas: la confianza.
La confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones. |
Para confiar –en otros- antes necesitamos ”conocer” al otro, que es lo que sabe, sus habilidades, valores. No confiamos en una persona de un momento al otro, necesitamos etapas, experiencias previas que nos van llevando a confiar. Es un proceso, y –al menos en deporte- podemos encontrar estrategias y herramientas para potenciar y apresurar esta dinámica.
Cuando tomo mi mochila, mis compañeros son los que en algún momento clave me podrán salvar la vida. A veces sueno extremista y drástico, pero en este escenario es así.
En una ocasión una amiga me fallo, no me aseguro y caí cerca de 2 metros. Más allá de un susto y golpe no pasó nada. Pero la confianza se rompió. 6 años después nuestra relación es inexistente. |
Al escalar, más allá de la pericia o capacidad, dependemos del otro extremo de la cuerda: el asegurador. En ellos depositamos nuestra confianza, en sus manos, en su acción competente esta nuestra vida. Depositamos nuestra vida.
Cuando quebramos la confianza depositada es muy difícil volver a reestructurar esa relación tal cual estaba. Esto lo podemos ver en las relaciones de pareja, amigos, negocios o amistad. Nunca es lo mismo…
En la montaña la confianza en el compañero es un tema vital para poder desarrollar la actividad
Pero también tenemos la confianza en nosotros mismos, la AUTOCONFIANZA. Es en palabras sencillas: creer en uno mismo, en nuestras capacidades. En la vida es esencial estar seguros de nosotros, de lo que somos y hacemos. Esto se nota, se huele, se lee en la gente. No es timidez, una persona tímida puede ser muy segura de sí misma; en esencia no están relacionados.
Si no creo en mis capacidades, ¿cómo van a creer los demás? Suena lógico, pero comúnmente nos pasa esto; no creemos en nosotros, conocimientos o habilidades, pero esperamos que los demás si lo hagan.
Hace unas semanas realice un ejercicio conmigo mismo para fortalecer mis técnicas en la caminata en hielo. Luego de varios meses encerrado trabajando, haciendo clases y terminando investigaciones, mis técnicas estaban oxidadas. Así que evite subir el cerro con ayuda de “crampones”, utilizando técnicas más finas –y bien agotadoras-, para volver a confiar en mis capacidades. No diré que en algunos tramos las vi feas, pase un par de sustos y se me apretó todo, pero finalmente pude subir y bajar sin ayuda, y de paso fortalecí la confianza en mis habilidades técnicas: en mi autoconfianza.
Existe un punto de confianza optimo que es el que hay que buscar para maximizar el rendimiento. En la escalada un exceso de confianza también puede ser perjudicial e incluso peligroso
Las personas de éxito –en el ámbito que sea- tienen una autoconfianza férrea, confían en sí mismos, y eso también lo trasmiten a los demás. Todo se trata de lo que ocurre en sus cabezas, lo que de hecho piensan acerca de ellos mismos, y a veces lo que piensan acerca de sus compañeros de equipo, competidores o el contexto.
Como desarrollar o trabajar la confianza en nosotros es buscar en nuestro repertorio instancias, momentos, ocasiones en que hayamos sido exitosos y/o nos hayamos sentido muy bien. Buscar y recordar, dejar en nuestra conciencia estos pasajes, al alcance de la mano. Luego, en algún momento de duda o que no estemos seguros de nosotros, recurrimos a estos recuerdos antes trabajados.
Mantener y volver a recordar imágenes vividas de triunfo ayuda a reforzar nuestra confianza
Otra estrategia es reestructurar nuestra visión y concepto de error o fracaso. A mis deportistas les cambio esta estructura mental, ya que en la visión “normal” el fallar es TERRIBLE, lo que hace que muchos actúen desde una simple duda ante un desafío, hasta llegar a otros que realmente presentan ataque de histeria –o de pánico-. En la vida en general, el equivocarnos, fallar o no lograr los objetivos que esperábamos es solo eso; “no lo logre”, y nada más. Nadie muere, nadie se enferma, no pasa nada. No hay nada terrible. Maximizamos las consecuencias, agrandamos el problema y cargamos con el mundo en nuestras espaldas, como el Atlas griego. NO! El método científico nos dice que el equivocarnos es tanto o más fructífero que conseguir la solución a la primera; aprendemos que o como no hacer. Lo importante es aprender. La clave es aprovechar la experiencia.
Debemos aprender a confiar en nosotros mismos. La desconfianza es el peor camino que podemos seguir debido a que nos autoetiquetamos negativamente, y así tengamos o no las capacidades, los resultados no serán los que queremos o anhelamos.
También podemos trabajar a nivel del autodialogo, esos discursos que nos hacemos a nosotros mismos. Tener el control de estos, el poder de dirigir hacia y como se dirigen será muy importante para aumentar la confianza en nosotros mismos.
Yo confió en mis habilidades, y si me equivoco… bueno, aprenderé de eso y la próxima vez mejorare. Si parto no confiando en mí mismo… ¿qué me espera? Si no se confiar en mí, ¿cómo voy a confiar en los otros?, o ¿cómo espero que los demás confíen en mí?
Ps. Sergio Miranda C.
Entrenamiento Mental
www.entrenamientomental.cl
Magíster © Internacional en Psicología Aplicada a la Actividad Física y al Deporte.