Déjate caer: Ejercicios mentales para superar el miedo
En marzo de este año, justo a un mes de irme a un viaje increíble, me empezó a dar pánico volar. Y no digo “pánico” de exagerada, sino que era más que miedo. Cada vez que iba a escalar me empezaban a sudar las manos, incluso me dolía el estómago. No era miedo a la altura ni que no confiara en mi cordada, simplemente era un terror irracional a caer.
Comencé a angustiarme con el miedo, porque me frenaba para hacer ruta y yo no quería dejar de escalar. Fui, de a poco, perdiendo práctica y confianza. Mis amigas me dijeron que hiciera “terapia de vuelo”, que consiste básicamente en ir al gimnasio a volar varias veces para que se pase el nerviosismo. No digo que no funcione (cuando empecé a puntear me ayudó mucho), pero con lo asustada que estaba, lo único que esto logró fue empeorarlo. Llegué a un punto en el que ni siquiera disfrutaba del boulder si estaba muy alto.
Durante el viaje fue lo mismo, y pese a que seguí escalando en top rope, no me atrevía a puntear por el miedo a volar. Hasta que volví a Chile, volví a clases y me dio rabia: Había perdido tanto tiempo por estar asustada, sentía una profunda molestia por no poder hacerle frente a este problema. ¿Qué era lo peor que podía pasar si caía? ¿A qué le tenía tanto miedo? Apenas son un par de metros y eso me frenaba de pasarlo bien.
Empecé a usar la técnica de pranayama (que expliqué en este artículo) para calmarme y volver a puntear. Y si bien el yoga me ha ayudado muchísimo a mantenerme relajada y con más energía en la escalada, hay otros puntos más teóricos que me hicieron comprender mi miedo y, de esta forma, ir superándolo paso a paso.
- Racionaliza el miedo
Suena más fácil de lo que es. Se trata de analizar lo que realmente nos asusta: Tal vez es la altura, la desconfianza en el que asegura, el no sentirme fuerte para hacer la ruta, el hecho de soltarme y caer, etc. ¿Qué es específicamente lo nos pone nerviosos? Esto nos va a ayudar al siguiente paso. - La realidad no es tan mala como imaginas
El miedo se alimenta en nuestra imaginación: En mi caso, me acordaba que volar era eterno, se sentía como una caída terrible y se veía todo en cámara lenta…Y cuando volví a volar pensé ¿Eso era todo? La verdad es que en mi mente se sentía mil veces peor. - Enfréntalo de a poco, pero enfréntalo
Si te dan miedo las arañas, probablemente no sea una buena idea que te tiren una a la cara. Empieza escalando en top en rutas fáciles, luego en algunas más difíciles. Sal harto con amigos que sí punteen, para que te familiarices con la técnica. Cuando te animes a enchapar, talvez no vueles inmediatamente: Ten el control de la escalada primero, siéntete tranquilo y luego, poco a poco, comienza a probar los vuelos. - Sé honesto contigo mismo
Haz lo que quieras hacer, pero siendo consciente. Si un día no tienes ganas de enchapar, no puntees, pero de todas maneras prueba la ruta en top. Si todos te gritan que te tires pero tú no te sientes cómodo, no lo hagas, recuerda que se trata de disfrutar. Sólo tú conoces tus tiempos, pero no dejes de exigirte. Cuando notes que no estas haciendo algo sólo porque te frena el miedo, replantéatelo y, si puedes, enfréntalo. - No dejes pasar más tiempo
Estas cosas no las sana el tiempo. Está bien darse un descanso, relajarse con el tema, pero no olvidarse totalmente. Si no enfrentas un miedo, probablemente irá empeorando, así que lo mejor es hacerle frente, aunque sea muy de a poco. Por ejemplo, cada vez que hago ruta, trato de volar al menos una vez para sacarme esa traba mental. Y créanme, me muero de miedo, pero después se siente increíblemente bien. Tampoco dejes pasar mucho tiempo arriba de la ruta si vas a volar. Si en un momento quieres probar un vuelo y te empiezas a dar muchas vueltas, te vas a poner nervioso. Simplemente decídelo y suéltate, vas a ver que no era tan terrible. - Asegúrate
¿Para qué hacerle la tarea más difícil a la mente? Revisa bien tu equipo y tu cordada antes de tirarte a la ruta, esto te evitará pensar de más al escalar: “Tú mismo viste que todo estaba bien”. Es lo mismo que en el yoga, al hacer una postura difícil nos preocupamos de la posición del cuerpo, que el mat esté en una posición correcta, etc. Tomémonos enserio la seguridad y le vamos a dar un respiro a nuestra imaginación. - Respira
¿Cómo estás respirando mientras escalas? El miedo acelera nuestro corazón y nos hace respirar más rápido. Calma, respira lento y constantemente por la nariz (exhalando también por la nariz) y tratando de llenar nuestro pecho, no nuestro estómago.
Muchos de estos pasos se usan también en el yoga, sobre todo cuando aprendes las posturas de cabeza y empiezan a aflorar los miedos. Siempre recuerda que el ejercicio no sólo trabaja el cuerpo, sino que transforma tu mente y tu espíritu, depende de cada uno dejar que actúe o no. A mí la escalada me ha hecho ser mucho más fuerte, más valiente y más clara con mis pensamientos. ¿Sigo teniendo miedo? Sí, y muchas veces me sigo asustando de volar. Pero ahora, a diferencia de antes, lo hago igual. Y cada vez que vuelo, después quiero hacerlo de nuevo.
“El miedo y la fatiga bloquean la mente. Cuando los enfrentas, el coraje y la confianza te seguirán” (BKS Iyengar, respetado y reconocido profesor de yoga.)
Maria José Veropalumbo
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