La resistencia en el yoga y la escalada
Cuando comencé a escalar íbamos al Bosque Mágico y uno de mis amigos subía unas rutas de placa como si nada. Me acuerdo que yo lo miraba y decía: “Pero, ¿de qué se está agarrando? ¿Cómo aguanta?” Para mí, era imposible escalar eso, y sobretodo, hacerlo con tanta gracia y calma.
Ahora hace unos días haciendo boulder, una amiga me preguntó: “¿Cómo escalas tan tranquila? Lo haces ver súper fácil”. Aparte de agradecerle el piropo, empecé a preguntarme cómo estaba logrando eso. Cómo estaba tomando pasos más duros con más calma que antes. Y obvio, pensé en mi entrenamiento de yoga.
En el yoga, la resistencia es clave. A veces estamos en posiciones que nos cansan mucho, y tenemos que mantenerlas durante varias respiraciones. Además de un ejercicio físico, sostenerlas es un trabajo mental. Tenemos que centrarnos en un punto fijo, acomodar nuestro eje y llevar nuestra atención a la respiración más que a la incomodidad de nuestro cuerpo.
Esto ocurre también en la escalada, cuando tenemos que aguantar una posición, estamos frente a una placa o simplemente muy cansados para seguir. Es por ellos que trabajar la resistencia física es tan fundamental como trabajar la resistencia mental. Aguantar, aguantar, aguantar.
Estas asanas (posturas) nos ayudan a trabajar ambas cosas. Sólo debemos mantener nuestra atención en la respiración, que debe ser lenta y controlada y siempre por la nariz.
En el yoga no hay tiempos exactos, la idea es mantener la postura hasta que tu cuerpo te avise que es momento de cambiar, así que en todo momento escúchalo y hazle caso.
Bote
Esta posición podemos variarla cuando estemos agotados. Podemos bajar nuestro tronco y piernas a 10º, mantener ahí por algunas respiraciones y luego volver a subir, siempre manteniendo nuestra espalda lo más recta posible y nuestros hombros relajados. Es fácil llegar a esta asana, pero muy difícil de mantener, por lo que se enfoca en la resistencia.
Silla
Partimos esta posición de pie, con nuestras manos en señal de namaste o con nuestros brazos extendidos, siguiendo la línea de nuestra espalda. Lentamente, flexionamos nuestras rodillas hasta llegar a 90º, sin que estas tapen nuestros pies (para evitar lesiones). Si queremos poner más dificultad, podemos ponernos en punta de pie durante la asana.
Guerrero
Esta es una de las posturas de resistencia célebres de yoga. Lo importante aquí es alinear ambos pies y que nuestras manos estén a la altura de nuestros hombros. Fijamos la mirada en un punto fijo y bajamos nuestro tronco, abriendo las caderas.
En todas las asanas anteriores, nuestra respiración y tranquilidad mental es de suma importancia. Todo, finalmente, se une para hacernos más “resistentes” al dolor, a la intranquilidad y a la incomodidad. Somos más que ese paso o que esa postura, e incluso podemos llegar a encontrarla cómoda al acostumbrarnos.
Así que la próxima vez que estés frente a una placa o un paso donde tengas que aguantar, céntrate en tu respiración, ten consciencia de que tu cuerpo puede hacerlo y controla -más que cualquiera otra parte de tu cuerpo- tu cabeza.
María José Veropalumbo
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