Pranayama para afrontar el miedo en la escalada
Hubo un tiempo donde no me asustaba nada de la escalada. Si había que volar, volaba feliz. Todavía no era consciente de los peligros que existían en el deporte, de la responsabilidad de ser cordada o de lo que era poner mi vida en manos de otro. Hasta que hubo una experiencia que me asustó y cada vez que pensaba en escalar me ponía nerviosa.
Como no quería dejar algo que me hacía feliz, me propuse afrontar el miedo, aunque era más difícil de lo que pensaba. Comencé a buscar herramientas para hacerlo y fue ahí cuando pensé en mi otro deporte: Yoga.
El Pranayama es la primera instancia en una sesión de yoga, donde se utiliza la respiración para despertar el cuerpo usando nuestra mente y consciencia como herramientas para dar el siguiente paso.
Por lo general, durante esta metodología se usan mantras para representar en palabras lo que el cuerpo esta viviendo. Existen muchos tipos de mantras, pero lo mejor es que nosotros mismos podemos inventar algo que nos calce con nuestra práctica. Por ejemplo, en algunas clases sugiero pensar en la idea de cómo el aire que inhalamos es energía, y así, nuestro mantra es “respira energía”. Cada vez que inhalamos estamos sintiendo que renovamos nuestra fuerza.
Lo más recomendable es hacer el pranayama con los pies sobre el suelo o nuestro cuerpo sintiendo la tierra, nuestra espalda recta, hombros abajo, cuello relajado y ojos cerrados.
Aunque hay distintos tipos, el más conocido es inhalar lentamente (7 segundos aprox) llenando nuestro pecho, no nuestro estómago, luego sostener por 5 segundos y exhalar manteniendo el ritmo durante 8-9 segundos.
Al tener los ojos cerrados, nuestros oídos se ponen más alerta y somos capaces de percibir lo que nos rodea de otra forma y escuchar a nuestro propio cuerpo.
Como no podemos hacer el pranayama cuando estamos escalando, lo podemos practicar en nuestro tiempo libre para acostumbrarnos a tener control de nuestra respiración y sentir cómo cambia nuestro estado mental y, una vez en roca, aplicarlo.
Simplemente, cuando estés en una situación que te da miedo o sientes que tu cuerpo esta muy ansioso, descansa un segundo, relaja tu espalda en lo posible, calma tus manos y tus extremidades, despeja tu mente e inhala lentamente por la nariz, inflando tu pecho y cambiando tu postura. Al hacerlo, recuerda el mantra que tengas y concéntrate en la tranquilidad que tienes para afrontar el siguiente paso.
Suena a magia, pero realmente es efectivo. Nuestro cuerpo se pone ansioso porque nuestra mente le dice que tiene que estar alerta, que existe un peligro. Y cuando estamos en este estado de desesperación, es más fácil cometer errores. En cambio, si nuestra mente va despejada y nuestro cuerpo está calmado pero consciente, la escalada va a ser más simple y fluida, ya que nuestros movimientos serán limpios y relajados. Y ahí sólo queda disfrutar.
A continuación les dejamos un video donde se puede notar la diferencia en la respiración cuando el escalador comienza a tener miedo a caerse.