Denominación de “Primeros Ascensos Femeninos”: ¿motivación o sexismo?
Aunque las mujeres en el mundo de la escalada seguimos siendo menos que los hombres, no por eso tenemos menor tenacidad y pasión. Todos sabemos que últimamente ha habido notorios avances en la escalada femenina, pues los logros se están acercando, en grado, bastante rápido a los masculinos.
Como en todos los otros deportes, se decidió diferenciar la escalada masculina de la femenina basado en la diferencia física entre hombres y mujeres. Esta fue la principal razón para acuñar el término de “primer ascenso femenino” a diferencia del “primer ascenso”. Ahora bien, la escalada es EL deporte en que esta diferencia pudiese no ser importante, pues en cada problema hay más de una solución y, muchas veces, no está relacionada con la potencia física, sino con la técnica y fortaleza mental.
El año pasado fue un año récord en cuanto al registro de encadenes duros de chicas, lo que puso de moda la denominación de FFA (del inglés First Female Ascent) a las nuevas rutas resueltas por mujeres y generó un boom al respecto en los medios especializados, algo que vuelve a estar en el tapete desde la semana pasada y ha generado una suerte de polémica en el mundo de las escaladoras. Surge, entonces, la duda acerca de la necesidad de hacer esta diferencia entre la escalada femenina y masculina ¿Podría, esta denominación, ser una forma implícita de sexismo?
A Nina Caprez la podemos ver escalando durísimo (acá en Orbayu, España) y, también, dando consejos de aseguramiento en los videos de Petzl, marca de la cual es rostro.
Luego de haber encadenado The Bleeding (5.14a), Paige Claassen, joven escaladora estadounidense, señaló que no quería que este logro fuera etiquetado como un FFA (aunque sí lo era), ya que, en su opinión, esta denominación es irrelevante. Según Claassen, la denominación de FFA podría resultar muy motivante para algunas mujeres, pero en muchos casos, las rutas ni siquiera han sido probadas por ellas. Nina Caprez, escaladora suiza y primera mujer en encadenar Silbergeier (5.14a), opina parecido y agrega que, bajo su mirada, no hay diferencia entre chicos y chicas, sino entre el primer ascenso y los siguientes.
La sequísima Paige Claasen escalando en Japón. Foto de Jon Glassberg.
En la otra cara de la moneda y defendiendo la denominación, encontramos a la connotada Sasha DiGiulian mencionando que este tipo de ascensos marcan un avance de los logros de las mujeres (en general, no solo en la escalada). Además, denominarlos de esta forma reconoce que sí existen diferencias entre hombres y mujeres, y permitiría incentivar a nuevas generaciones a no mirarse en menos por tener otro físico y reconocer que “sí se puede”. Sería una forma de entregar modelos de inspiración e incentivar a las niñas a salir de detrás de las sombras de los hombres. Libbi Sauter, quien tiene el récord femenino de velocidad en la escalada de “El Capitán” (Yosemite), considera que es más fácil identificarse con una mujer exitosa que con un hombre cuyo brazo mide lo mismo que tu muslo.
Libbi Sauter, destacada escaladora estadounidense, tirando un duro boulder.
Este grupo de escaladoras, pese a tener distinta opinión respecto a los FFA, todas consideran que las mujeres podrían ser tan capaces en la escalada como los hombres. El plano vertical parecería igualar las condiciones y permitiría tener éxito con cualidades distintas a la fuerza, como el ejemplo de Lynn Hill, primera persona en escalar “The Nose” (El Capitan, Yosemite).
Recién el mes pasado tuvimos un encadene increíble, donde Ashima Shiraishi, una niña de sólo 14 años, fue la persona más joven (ya sea hombre o mujer) en encadenar un problema de boulder V15. En escalada deportiva, ella también ha encadenado un 5.15a, cuando el tope de la escalada va en 5.15c.
Ashima y Brooke realizan hartas actividades juntas, además de entrenar casi todo el tiempo.
Brooke Raboutou es otra promesa femenina que ha roto récords de escalada, tanto en hombres como mujeres, al ser la persona de menor edad en encadenar un 5.14b (Welcome to Tijuana, en Rodellar) a la edad de 11 años (hoy en día tiene 14 años de edad). Recién este sábado 26, Brooke encadenó un 5.14c (Southern Smoke, en Red River Gorge).
En el plano nacional, tenemos también grandes avances, pues ya tenemos escaladoras que dominan los octavos grados, como Sara Aylwin y Belén Villalón. En las promesas, está la gran Nachita Mellado y sus sólo 13 añitos de edad, que ya cuenta con un 5.13c/8a+ en su bolsillo (Las Chachas en El Arrayán). Ella va casi al mismo ritmo que sus pares masculinos, ya que los más jóvenes en alcanzar ese grado lo hicieron entre los 12 y los 15 años.
Nachita, escalando Excalibur, 5.12d en Bosque Mágico. Foto de Pancho Herrera.
Debo reconocer que siempre he creído que nosotras, por tener menos fuerza, estamos más limitadas en la progresión de la escalada, ya que los grados altos suelen estar asociados a fuertes desplomes y aspectos que parecen más físicos. Leer acerca de los grandes logros de Ashima, Brooke y Nachita me obliga a objetar algo que daba por hecho. Estas pequeñas, al escalar tan duro como lo hacen, me hacen cuestionar si la etiqueta de “primeros ascensos femeninos” es realmente motivante o, de cierta manera, nos mira un poco en menos, al reforzar estereotipos y marcar una diferencia que ya no sé si existe.
Y para cerrar, un motivante video del primer ascenso (tanto de mujeres como hombres) de la ruta Rolihlahla (un 5.14c con una peligrosa travesía), en Sudáfrica, el 2014. ¡Quién más que la gran Sasha!
Por Chileclimbers