Rutas clásicas de los Andes: Pared sur del Cerro Arenas
La vertiente sur del cerro Arenas y sus más de 1.000 metros de prominencia dominan el valle al que esta clásica montaña le da su nombre y que hoy está amenazado por el nefasto proyecto Alto Maipo. Su escarpada pendiente de roca constituye junto a las paredes sur del San Francisco y del Morado, la clásica trilogía vertical de los Andes Centrales. A continuación les contamos un poco de la historia de está clásica ruta.
El primer ascenso de esta pared se desarrolló el año 1962 por la cordada compuesta por los chilenos César Vásquez y Josef Ambrus juntos al español de paso en Chile, Miguel Gómez. Vásquez, conocido también como «El Chico», a esa altura estaba convertido en un experimentado y fuerte escalador, de hecho, el año anterior junto a Juan Tangol habían escalado la mítica pared sur del Morado. Gómez, quien llegó a Sudamérica en busca de terrenos vírgenes para escalar y explorar, tras el Arenas dejó varias rutas que a la fecha son clásicas de los Andes Centrales: el canalón de los españoles en el Retumbadero Alto, junto Francisco Vivanco y un solitario ascenso a la, hasta entonces inescalada, canaleta del rincón del Mirador del Morado. El trío de la primera ascensión a la sur del Arenas lo completaba el joven de 18 años Josef Ambrus, con un par de temporadas practicando “alta montaña”, pero con una alta motivación, que lo llevaría a convertirse en una de las figuras preponderantes del andinismo nacional los años posteriores.
Para el fin de semana largo de semana santa de 1962, los tres motivados escaladores comenzaron su aventura. El día 20 de abril hicieron un vivac a los pies de la pared, para el día 21 comenzar la escalada. En palabras de Ambrus: “El 21, mientras aclaraba, nos encordamos al pie de la pared y comenzamos la ascensión. Los primeros 600 metros no constituyeron verdadero problema: todo se reducía a travesías y escaladas de espolones que superamos rápidamente. A mediodía, nos encontrábamos en la base del Helero, donde pudimos comprobar que la dificultad se encuentra resumida en los 500 metros finales”.
“Atacamos la Pared Final esa misma tarde, ganando seis horas, pero avanzando sólo ciento cincuenta metros. Tuvimos que vivaquear en dos balcones separados, ya que la noche nos sorprendió en plena pared. El día 22 fue sólo escalada desde la mañana hasta la noche, a veces de fuerte dificultad. Una sola travesía de veinte metros, además de dejarnos agotados, nos demoró tres horas. Nuestra ruta nos llevó al Espolón Sur-Oeste y luego a la Pared Oeste, también vertical. Ese día avanzamos 200 metros en la Pared. Instalamos nuestro segundo vivac en el tapón de una chimenea, en mejores condiciones que el primero, pero ya estábamos muy cansados y yo tenía congelaciones en los pies. (En la cara sur nunca da el sol y en esta época del año la temperatura nunca sube hasta 0º). Además habíamos agotado nuestras provisiones y combustible en el primer vivac.
El 23 de Abril amaneció nevando. Con grandes dificultades superamos los 100 metros que aún nos quedaban y alcanzamos la cresta de la cumbre a las 2 de la tarde. Sin subir a la cumbre mayor, bajamos por la ruta habitual, llegando a Lo Valdés en la noche. Al día siguiente nos encontramos con voluntarios del Cuerpo de Socorro Andino que ya se preparaban para ir a buscarnos”.
Tras el exitoso primer ascenso de esta pared, vendrían algunos intentos para repetir la vía, pero un par de cordadas desistieron ante las dificultades técnicas encontradas y durante el tercer intento murieron tres escaladores al fallar un anclaje en la parte superior de la pared. Los intentos fallidos y el accidente fatal influirían en que pasaran 17 años para que nuevamente «la sur» fuera escalada. La cordada formada por Gino Cassasa y Alejandro Izquierdo se quedó con el segundo ascenso en 1979. Esta nueva ascensión sumada a una nueva generación de motivados montañistas generó interés por ascender la enhiesta vertiente que comenzó a ser visitada regularmente. Se sucederían con los años los ascensos y los nuevos itinerarios; primera en el día, primera femenina, primera sin cuerda y primera invernal.
En 1981 perdería la vida el joven uruguayo de 17 años Germán Maccio, un verdadero virtuoso que a su corta edad y tras una breve estadía en Chile, dejó una ruta nueva al Mesón Alto por su cara sur, la primera repetición a la sur del Morado y el primer ascenso a la norte de la Punta Zanzi. La falla de un clavo en un rápel un largo por sobre el helero cuando se disponía a retomar el ascenso desde otro sector, le costaría la vida.
En 1981 Iván Vigoroux junto al estadounidense John Bolt, abrieron una linea que comienza un poco más al Oeste (izquierda) de la linea de los aperturistas, por una chimenea bastante evidente, y luego prosigue cercana al filo hasta empalmar en los últimos dos largos con la ruta de la primera ascensión. Hoy en día, esta linea híbrida que sigue el filo por cerca de 8 largos hasta pasarse a la vertical cara Oeste, mezcla entre la ruta del 81′ con la del 61′, se ha transformado en el itinerario más recurrente para ascender esta pared. El grado es de 5.9/10a.
El año 1993, Waldo Farías, Alejandro Torres y Christian Oberli abrieron una nueva linea, en el día, que asciende directa hacia arriba desde el centro de la pared superior. las dificultades que encontraron rondan el 5.9. El mismo Farías junto a Alejandro Mora, abrirían un nuevo itinerario en la vertical cara Oeste en marzo del 2006.
En el 2004 Felipe Gonzalez Donoso junto a Roberto Albornoz abrieron «Arno Chapulín», con dificultades de 5.8-AO/5.9. Esta linea parte al centro de la pared, y prosigue al Este (derecha) de la directa de 1993.
El último itinerario abierto que transcurre íntegramente por la cara sur, fue obra del incombustible Waldo Farías quien volvería el 2010, esta vez junto a Fernando Fainberg, la misma cordada que posteriormente se haría del primer ascenso al Chimbote, abrió una variante que parte por la clásica, luego se mete al centro de la pared y que vuelve a juntarse con la clásica después de cerca de 5 largos, para volver al centro y terminar al este de la pared después de 14 largos.
La historia de esta ruta es también parte de la historia del montañismo nacional y del desarrollo de la escalada en nuestro país. Durante décadas, generaciones de escaladores han hecho escuela de esta espectacular pared. Es lamentable que lugares tan maravillosos como nuestras montañas se vean afectados por proyectos tan dañinos para el medio ambiente y para nuestra identidad como lo es Alto Maipo. Esperemos que la cordura prevalezca por sobre la ambición y la codicia, y que nuestro cajón del Maipo, cuna de montañistas y escaladores, siga siendo el lugar mágico que nos invita a soñar.
Otras recomendaciones
– Hoy en día esta vertiente del Arenas sigue representando un desafío para quienes se inician en la escalada de grandes paredes. Es un recorrido largo por roca «típica» de los Andes Centrales, con bastantes pasajes «Runout» por lo que hay que ir sólido y con buena cabeza. Es recomendable entrenarse antes en rutas más cortas de similares características, como «Los Tres Chiflados» en la Placa Roja o «La tía Yeya» en Puente Colina, por citar algunos ejemplos.
– La mejor fecha transcurre entre primavera y comienzos de otoño. Verano es mejor por contar con días más largos.
– Los primeros 800 metros de «trepa» se suben sin necesidad de encordarse a menos que una mala lectura haga perder la linea más evidente. Es importante un poco de experiencia en ambiente de montaña, ya que si bien es una escalada que no alcanza el Vº, una caída puede tener consecuencias fatales.
– Rack recomendado: set de friends (camalots) desde el #00 al #3 y repetir del #.3 al #2 + un juego de stoppers. Cintas largas (runners) y bandoleras a gusto.
– Una cuerda de 60 metros
– Llevar agua. No hay en toda la ruta.
– Incluso en verano en la pared hace frío. Llevar abrigo.
– El grado no es más que un 5.9/10a en algunos pocos pasos. La principal dificultad es el desnivel y lo largo de la jornada. El cerro se alza sobre los 4.300 metros, la altura también se puede llegar a sentir. Es importante ir preparados fisicamente.
– Nunca hay que perder de vista el filo. En algunos tramos irás por la derecha o por la izquierda. Los últimos dos largos son por la cara Oeste (izquierda), por una chimenea bastante evidente. Hacia el Este, la roca está especialmente descompuesta. No recomendable.
-La pared no se rapelea. Pensar en abandonar implica subir con cuerda doble y dejar un montón de equipo abandonado. No es recomendado. Hay que salir por arriba, y en el día idealmente.
– Zapatillas o botas de trekking con caña son ideales para el descenso por el acarreo norte. Así se evita que se metan piedras y hagan más tediosa esa bajada eterna. . Un bastón no está de más.
– Aproximadamente en el octavo largo de la parte superior de la pared hay una sección runout en roca de mala calidad, son cerca de 12 metros hasta un viejo clavo. Luego ya se puede proteger mejor. ¡Atento!
– La escalada de montaña es un deporte que puede ser peligroso. Es importante tener en claro nuestras capacidades antes de plantearnos escalar una pared. La preparación y entrenamiento son fundamentales.
– ¡No dejar el casco en la casa!
***Por Sergio Infante***
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