Entender la mente.
Muchas de las acciones que hacemos comúnmente necesitan algún grado de nuestra atención, y de estas quizás varias ya nos son casi automáticas, como: caminar, andar en bicicleta, manejar, o simplemente comer. Las hacemos casi sin darnos cuenta,no les prestamos atención; se han “automatizado”. Esto es un proceso del Aprendizaje; estas acciones han pasado al ganglio basal convirtiéndose así en plantillas conductuales. Lo mismo nos pasa al hacer deporte, hemos automatizado muchas de las acciones sin pensar, sin mediar, sólo las hacemos.
Esto no es malo, es una estrategia evolutiva de nuestro cerebro. Gracias a esta “automatización”, nuestra atención se puede hacer cargo de otras tareas, así se divide en un mar de cosas a cada minuto, resultando que muchas veces se fracciona tanto que no logramos hacer consiente lo que estamos haciendo o está sucediendo.
Pongamos ATENCIÓN durante un minuto:
-¿Que sientes en las manos en este momento?
-¿y en los pies?
-¿cómo está tu nariz?
-¿Con quién discutiste hace un rato?
-¿Que debes hacer mañana en la tarde?
-¿Sientes cómo se mueven tus vísceras?
-¿Qué se escucha afuera?
– ¿y, te dará la plata para llegar a fin de mes?
– ¿Qué se te olvido hacer en la mañana?
Todo esto es lo que PENSAMOS o SENTIMOS a cada rato, cada minuto del día… ¿y cuando escalamos? Normalmente no estamos con nuestra atención centrada al 100% en lo que estamos haciendo, y esto hace que muchas cosas importantes se nos pasen de largo.
Hoy estaba escalando una ruta nueva, iba muy bien, cómodo, sin cansarme. Llegué a un punto algo raro… necesitaba alguna presa para seguir. Buscaba y buscaba pero nada. El no estar concentrado, atento al 100% me “cegó” de ver la presa que tanto necesitaba a sólo centímetros de mi cara.
En el mismo lugar donde entrenaba, también lo hacían varios otros escaladores. Uno de estos iniciaba (creo) un techo (qué es eso), cuando cayó. ¡CONCÉNTRATE! se gritó a el mismo, obviamente se dio cuenta de que no estaba en su 100% de concentración en lo que hacía, parte de esta caudal energético estaba en otra cosa.
Ni hablar de los sentimientos y emociones, los cuales muchas veces pasamos por alto, como un “mecanismo de defensa”, diría Freud. En “Lecciones Express”, Ilgner nos recalca que la mente rehúsa del y stress, busca situaciones o estados alejados de este; “la mente tiende a resistirse al stress”, y comúnmente buscamos atajos.
Pensamos y sentimos, sentimos y pensamos… y entre medio –como una suegra quisquillosa- aparece nuestra vocecilla interior diciendo cualquier cosa que no tiene nada que ver con el momento presente.
Siempre que una amiga me dice que tiene problemas para estudiar, le pregunto qué trata de hacer para iniciar el proceso: limpiar el escritorio, buscar los libros, revisar la hora, abrir el notebook, revisar Facebook… y con esto ya perdimos 2 horas. Conductas evitativas para estudiar, y lo mismo hacemos para escalar. Eludimos las situaciones verdaderamente estresantes para nuestra mente. Pensamos si habremos hecho bien el nudo, si la cuerda no estará rozando demasiado, o contamos cuantas rutas hemos realizado y que estamos cansados, ¿cerré el mosquetón?, etc. Estamos ausentes de lo que estamos realizando, no estamos en el “aquí y ahora”, evadimos enfrentarnos cara a cara con el temido STRESS. Lo escribiste de dos formas diferentes.
Hace un par de días asistí a la Charla del Maestro Daniel Terragno , mestro del Budismo Zen, una filosofía (no voy a discutir si es una religión, ciencia o pensamiento, sólo digamos que ES, y nos puede aportar herramientas muy potentes para nuestro desarrollo) que, tal como él mismo se encargó en recalcar, se centra en el “Aquí y Hora”, en el presente, en lo que está pasando en este mismo minuto acá; el momento. No hay antes, no hay después, no hay otra cosa que el momento. ¿Y por qué menciono esto?, sencillamente a razón que desde hace un buen tiempo he estado investigando esta línea de pensamiento desde un punto de vista profesional.
La Psicología del Deporte (y la Actividad Física) utiliza una diversidad de técnicas –o herramientas-, unas más conocidas que otras, pero gran parte de estas vienen desde costumbres o filosofías orientales. Una de estas (muy en voga en la actualidad): el mindfulness. Hoy nos lo muestran como algo top, la “última chupá del mate”; psiquiatras, psicólogos, terapeutas, y de un cuanto hay, han aparecido con esta nueva herramienta. En Oriente se utiliza, sin exagerar, hace miles de años.
No inventamos la ruda, ni nada fenomenal. Hoy lo que hacemos es tomar trozos de estas culturas, ponerles nombres llamativos, y –si somos serios- investigar a punta de electrodos y aparatos que nos den números. Por algo científicos del nivel de Francisco Varela, Daniel Goleman, Alan Wallace y Paul Ekman, entre otros, están actualmente (Varela murió hace una década, pero su contribución sigue presente, así como el Instituto Mente y Vida , el cual fundó) investigando y buscando la unión entre “nuestra” ciencia y el budismo.
El Entrenamiento Mental que necesitamos para mejorar nuestro rendimiento en las vías (en el Boulder, o la verdad… en la vida), radica en mejorar nuestra capacidad de mantener la atención en el momento –presente-. Si dejamos espacio a las ideas que nos rodean, o tan sólo a la duda si continuar escalando o no, fracasaremos. O mejor dicho: perderemos nuestra atención.
Para graficar de algún modo la atención y la concentración, siempre me la he visualizado como un chorro de agua. Normalmente ésta en modalidad de aspersor, “separa” este flujo de agua en miles de gotas, sin mayor fuerza. Al concentrarnos y focalizar, logramos que este gran chorro salga con fuerza, presión, y hacia un solo sentido… apunta hacia un sólo objetivo con una potencia y capacidad asombrosa.
Ps. Sergio Miranda C.
Cursante Magister Internacional en Psicología aplicada a la Actividad Física y al Deporte.
Departamento Psicología Deportiva FEACH
Periodista Paula Iriarte, edición del texto.
Goleman, D. (2003). Emociones destructivas. Editorial Kairos.
Ilgner, A. (2011) Lecciones Exprés, guerreros para la roca. Editorial Desnivel.