“To be or not to bolt”

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En vista de las últimas polémicas suscitadas en zonas de escalada tradicional o alpina, como el debate respecto al desequipamiento -hace un par de meses- de los clavos de Maestri en el Cerro Torre (ver artículo) y lo ocurrido hace algunos días con la apertura de la vía de deportiva (bautizada como “Cold War” por la prensa internacional debido a la controversia…) por Cedar Wright y compañía en Crimea Ucrania (ver artículo) decidimos subir la visión de la UIAA respecto al tema con su artículo “To be or not to bolt” que fue realizado el año 2000 con el fin de “unificar criterios” y el cual en su tiempo fue considerado por los dirigentes como “un compromiso aceptable”. El articulo tiene como fin mantener los equilibrios entre la escalada deportiva y tradicional (ver artículo).

A continuación alguna de las principales ideas planteadas en el texto:

To be or not to bolt” plantea que la política sobre equipamientos de mayo de 2000 necesita una mayor y reiterada orientación para ayudar a las federaciones de escalada a decidir el equilibrio entre la preservación de la roca en su estado natural y su domesticación con parabolts y otro equipamiento fijo. Por ejemplo en algunos países, como en Hungría, toda la roca disponible para escalar ha sido taladrada y equipada con parabolts para la escalada deportiva.

La importancia de este documento radica en ayudar a evitar conflictos incitando a los escaladores a organizarse y a hacer previsiones para todos los tipos de escalada antes que dejar que otros organismos resuelvan los desacuerdos. Plantea también que: “Alcanzar un equilibrio entre los escaladores que prefieren, por un lado, principalmente roca equipada con parabolts, y los que prefieren sólo escalar en roca que se ha dejado en su completo estado natural es más factible cuando las diversas actitudes son conocidas por quienes toman las decisiones”.

La escalada es una amplia iglesia; el valor y significado dado a esta disciplina varía mucho de una persona a otra. No hay duda de que un pequeño grupo de escaladores armados con taladros de batería pueden tener una influencia totalmente desproporcionada con respecto a su número, cambiando completamente el carácter de una pared en sólo un fin de semana de equipamiento. Los cambios hacen que el pasado quede demasiado rápido atrás, ya que el consenso local no tiene la ocasión de actuar a tiempo para detener la corriente de cambio.

El rasgo común era y es que la cordada de escalada “tradicional” no deje restos de su paso, con lo que se considera respetuoso con el medio ambiente (a diferencia de la deportiva donde si quedan rastros en la roca).

Reflexión final

Existe, en el ser humano, una paradoja esencial. Por un lado, busca todos los medios y maneras de hacer su vida más confortable y segura, por el otro, sabe de forma intuitiva que sólo tomando riesgos y afrontando la incertidumbre va a poder ponerse a prueba, ir más allá, llegar a un momento de la verdad en el que ver más allá de los desconocido.

Los instintos de aventura, profundamente arraigados a lo largo de los milenios pasados, mientras el hombre evolucionaba en lo impredecible (el entorno natural), ahora permanecen en buena parte dormidos. Sólo aparecen por casualidad o por haberlo planeado de forma artificial. Una pared de roca es un medio en el que el escalador concentra su atención, genera por él mismo una sensibilidad extrema y una conciencia que raya en lo extraordinario, evocando áreas de su ser que normalmente están escondidas. Son esos momentos en que una pequeña luz se enciende en nuestras vidas y recordamos esas escaladas vívidamente. Son tan profundos esos momentos, incluso si duran sólo unos segundos, que son saboreados con reverencia. Esa es la razón por la que todo escalador comprometido prefiere ir de primero de cordada antes que de segundo. Esas experiencias son la esencia de la escalada de aventura tradicional en todo el mundo.

Fuente: Desnivel

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