Reflexión: ¿Valdrá la pena?

Categoría: Consejos

Pasan los días, las semanas e incluso meses y muchas veces nuestra pasión comienza a sentirse como una obsesión, comenzamos a sentir presiones y no podemos dejar de lado esos segundos que estamos montados en la vía. Mientras desayunamos, en una reunión, almorzando con unos amigos o incluso frente al computador, no podemos dejar de pensar en esos movimientos que nos quitan el sueño esperando que llegue el día para volver a intentar nuestro PROYECTO.

 

Son las 5am y suena el despertador. Cuarto sábado seguido al mismo lugar, mismos amigos, misma mochila, todo igual que siempre, motivación a tope y más convicción que nunca… ¡Y AL PROYECTO!

Misma caminata de siempre, mismo orden de cintas misma ruta para calentar, misma visualización y re-lectura. Nos sentimos bien, sabemos que lo podemos lograr. La “peña” nos apoya porque también lo saben. Pegue número 1 del día y uff, casi casi… “me sentí fuerte pude hacer un poco más que la última vez, vamos otro y cae”.

Pegue numero 2 después de un largo análisis y arengas varias ¡PUM! ¡PASE CONCHAMIMA! Tranquilo, tranquilo tranquilooooooooooo…. NOOOOOOOOOOOOO ¡pie y la chonchaaaaaaaaalaloraaaaaaaa!. “iba bien concentrado, tenía fuerza, no se qué pasó, ¡cómo me caí ahí si nunca me paso antes! y menos que se me fuera un pie. Filo, un pegue más ¡y seguro cae!

Mismo nudo de siempre, misma postura de zapatillas, misma “magnesiada” y saludo al asegurador “¡voy!”… y lo mismo de siempre… ¡noooooooooooooooooooooo! ¡pero cómo si voy bien! ¡BÁJAMEEEEEE! Arghh, escalé como nunca y me caí como siempre…

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La frustración nos inunda y las justificaciones sobran, que se cebó el agarre, que la goma esta muy blanda, que ya empezó a hacer calor, una y otra excusa. Y de encadene nada. Nuestra cabeza y ansias de querer lograrlo nos lleva a todo lo contrario, a sentir que es imposible y que mientras más cerca en verdad estamos, más lejos de lo que queremos. ¿Para qué me levanto tan temprano?, ¿para que entreno en la semana?, ¿para qué?, ¿por una ruta?, ¿por lograr algo nuevo?, ¿para ver cuál es mi límite?, ¿Por qué?.

Mismo camino a casa con la misma sensación de las 3 semanas anteriores. Mismo resultado…. ¿Valdrá la pena? Me presiono solo o el resultado responde a algo externo. ¿Y si escalo algo mas fácil? NO NO NO ¡la próxima sale!

5am y suena el despertador. Quinto sábado seguido al mismo lugar, mismos amigos, misma mochila, todo igual que siempre, motivación a tope y más convicción que nunca. ¡Y AL PROYECTO UNA VEZ MÁS!

Caminata, arnes, cintas, nudo, calentamiento y pegue para equipar el proyecto. ¡A lo que vinimos!, ritual de siempre y voy. Pero ¿qué me pasa? ¿por qué estoy acelerado y nervioso?. A punta de tiritones y de malas sensaciones llego a las cadenas. Felicidad máxima ¡YAJUAAAAAAAAAA¡, abrazos, felicitaciones de los amigos que sabían que podías y que no dejaron de apoyar, me libero, me saco las zapatillas y… ¿Ahora cual puedo intentar?, y todo comienza de nuevo.

5 semanas invertidas en el proyecto, 5 semanas que quizás me cuide de no salir hasta tarde con los amigos, 5 semanas que no ví a nadie más que a los cabros, cero familia o gente que no escale, 5 semanas de frustraciones y cuestionamientos para 1 minuto de alegría y sería todo. ¿Algún aprendizaje o reflexión sobre el logro y el camino que recorrimos? naaaaaaaaaaaaaaa ¡que venga la siguiente!

Por Tomás Contreras.

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