Despapeo en los campos de Hielo // El «cacho» que los salvó de no morir congelados

Participando en el Patagonian Expedition Race, carrera de aventura que se desarrolla al extremo sur de Chile, nuestro equipo comenzó a cruzar Campos de Hielo Sur a eso de las 17:25 de la tarde, un terreno en donde es prácticamente imposible avanzar en línea recta… Un paso en falso ¡y caes a una grieta con una posibilidad casi inexistente de salir vivo! dada la profundidad que tienen. Son unas especies de «bypass a China» o un resbalín directo al infinito y más allá… 

Después de estar horas ahí, en los Campos, pierdes un poco el respeto a estas grietas y las vas saltando, ya que quieres avanzar rápido para que no te pille la noche… Por su puesto que la noche nos encontró y la situación empeoró. Ya no sólo eran las grietas, se sumó un viento de 100km/hr, lluvia y una noche oscura. Ir encordado era riesgoso, dado que cualquier paso en falso de uno, arrastraba al resto, pero siempre debíamos ir unidos, pendientes y cerca unos de otros.

Así, intentando encontrar la salida del hielo para alcanzar el siguiente punto de control dispuesto en la ruta de la carrera, nos encontramos con otro equipo de cuatro integrantes de origen extranjero, llamado «4 Continents», y aunamos fuerzas para intentar encontrar la salida.

La situación seguía empeorando… el terreno era cada vez más complejo. Los dos equipos decidimos que lo mejor era esperar a que amaneciera para continuar. Buscamos algún lugar no tan expuesto al viento, en donde poder armar «campamento» (aunque el espacio entre grietas no era muy generoso, menos plano o protegido). El otro equipo, los «4 Continents», prácticamente se podría decir que no traían carpa, pues tenían una muy buena como para ir a la playa, y morir congelados en el hielo…

Nosotros llevábamos una carpa para tres, y gracias a la buena ocurrencia de uno de los integrantes de nuestro equipo, a quien en un principio odiamos por hacernos cargar peso extra, teníamos anclaje para hielo. Gracias a eso, pudimos tensar la carpa y dejarla firme sobre un humilde espacio entre grietas, encima de un pequeño deshielo. Sumando y restando, tuvimos: una noche oscura, mucho (¡¡¡mucho!!!)  frío, lluvia, viento fuerte, ocho personas seudo congeladas y agotadas, carpa sólo para tres personas, suelo de hielo y mojado. Teníamos una carpa firme que algo nos protegía, unas balsas de gore-tex que traía el equipo «4 Continents» que las pusimos de suelo, para no estar en contacto directo con el hielo, y los ocho adentro «modo pingüino» esperando a que amaneciera.

En conclusión: siga sus instintos más allá de los requerimientos mínimos que se diga para atravesar por un terreno, no se trata de exagerar, pero si se nota una posibilidad de riesgo estar atento y adelantarse a ellos. Gracias a esos tornillos para hielo que nadie pidió, pudimos sobrevivir esa noche.

Por Valentina Requesens A // Ganadora Concursos Testimonios N° 1.