Moonlight Buttress, Zion // tratando de superar una mente en shock

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Santiago Valerga escalando tradicional en Moonlight buttress

Sin dudas, este ha sido uno de esos años que nunca se olvidan. El mantra de este año fue ponerme en situaciones difíciles, fuera de mi zona de confort. Desde mis comienzos en este deporte, he sido un escalador deportivo. Las chapas y parabolts siempre me han brindado una falsa sensación de seguridad, a la cual me he aferrado. Sí, muchas veces he escalado fisuras en Indian Creek o rutas largas en Red Rocks, en Yosemite, en Frey o hasta en La Esfinge, Perú. Sin embargo, la gran constante siempre ha sido la escalada deportiva.

Hace un par de semanas, Tony, un amigo, al cual tuve la suerte de conocer unos 6 años atrás en Yosemite y con el cual hemos compartido varias rutas en Argentina, Perú y USA, me mandó un mensaje para saber si me interesaba intentar escalar Moonlight Buttress, en Zion, tratando de liberar todos los largos.

La verdad es que con un poco de miedo, no dude en decir que si y diez días mas tarde nos reunimos en Zion.

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Foto: David Jolley

Moonlight Buttress es considerada una de las rutas mas sostenidas en nivel de dificultad en USA y un clásico a nivel internacional. Si se la escala en libre se deben superar diez largos con dificultades hasta el 7c. Los ultimos 5 largos son 7a+, 7c, 7a+, 7b+, 7a+.

En pocos minutos organizamos el equipo y nos dispusimos a caminar a la base de la ruta. Tras cruzar el gélido río, con el agua hasta las rodillas y una temperatura ambiente que no superaba los cinco grados, continuamos el ultimo tramo de aproximación a la pared.

Al llegar, observamos tres personas en la ruta. Una cordada que estaba terminando el primer largo y un chico escalando solo que se disponía a comenzar el segundo.

Nosotros acomodamos nuestro equipo. Me tocaba el primer largo, así que tome el equipo necesario y cuando estaba por colocarme las zapatillas, un grito de pánico quebró el silencio. Miramos hacia arriba y el chico que escalaba solo caía sobre una repisa, y luego continuaba cayendo en péndulo golpeándose contra las dos paredes laterales. Uno de sus seguros saltó y quedo colgado de el relevo de abajo.

Las personas de la cordada que se encontraban en la repisa del primer largo, enseguida gritaron: ¨¡No te muevas! ¡No te muevas! Tu cuerda esta a punto de cortarse¨.

Rápidamente bajaron hasta el chico, colocaron un prusik y lo colocaron en una cuerda segura.

Intercambiamos unas palabras con ellos. El chico tenía al menos una pierna fracturada en dos secciones y perdía bastante sangre.

Aquí no hay señal de teléfono, así que mientras que Tony se disponía a ayudar a los otros dos escaladores para poder bajar al chico al piso, yo baje a llamar a el servicio de rescate.

Cuando regrese a la pared, alrededor de 30 minutos más tarde. Tony y los otros dos escaladores estaban casi llegando al piso con el chico accidentado.

Luego de cumplir con todo el protocolo de primeros auxilios, vimos que ya estaban llegando los rangers. De aquí fueron cinco largas horas hasta que finalmente llegamos a la ambulancia.

El chico sufrió una fractura expuesta en la tibia. Su mano izquierda también estaba en bastante mal estado, ya que al caer quedó enredada en la cuerda, pero al fin de cuentas y considerando que al final de la caída quedó colgado de sólo tres hilos del alma, se puede decir que tuvo mucha suerte.

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Matt wilder en uno de los largos de 7a+

Bueno, ahora tocaba escalar, pero uff. Estaba difícil. La cabeza suele jugar malas pasadas luego de este tipo de acontecimientos. Así que nos fuimos a hacer unas rutas un poco mas fáciles, de un largo, como para sacudir un poco el ¨cagazo¨ y poder volver a la ruta al día siguiente.

La mañana siguiente, volvimos. Los primeros cinco largos transcurrieron sin mucho problema. El primer largo es tan sólo un 5+, pero ha decir verdad me resultó uno de los mas difíciles. Poca protección en una rampa con mucha arena. En fin, luego tocó un 6b, un 6c+ y un 6b. Escalamos estos largos sin problema, pero veníamos percibiendo que colocábamos más seguros de lo normal, y la tensión era importante. Aun teníamos muy presente los acontecimientos del día anterior y si bien sabemos que estas cosas ocurren y es fácil aceptarlo, cuando te toca vivirlo en persona y verlo tan directamente, la cabeza queda un poco afectada, al menos por un tiempo.

Al llegar al primer largo de 7a+, me dispuse a subir. Los primeros pasos, la salida del famoso rocker blocker y el mantle, salieron sin problemas, hasta llegar a la infame fisura que se va afinando. Coloque un par de seguros y continué, hasta que mis brazos empezaron a sentirse un poco mas cansados y no conseguía siquiera poder colocar una pieza para proteger. Me inundó el miedo. Y le pedí a Tony que lo abriera él. Sin dudar Tony subió. Si bien costó un poco, logró llegar a la cadena. Estaba claro que ninguno de los dos quería arriesgar una caída, por más buenos que fueran los seguros. Teníamos en la cabeza la pieza saltando del día anterior, la repisa, etc. etc.

Venía el largo más duro y sostenido de la ruta. El 7c. Tony se dispuso a subir con algo de dudas, pero poco a poco fue progresando, descansando en cada pieza que colocaba. El objetivo de liberar los largos yo no era una prioridad. Solo queríamos escalar y pasarla bien. Pero al llegar la fin de este largo, nos dimos cuenta que ¨NO ESTABAMOS DISFRUTANDO¨. La ruta es hermosa, con largos increíbles, pero nuestro miedo no nos dejaba disfrutar de la escalada en este momento. Así fue que tomamos la decisión de bajar y volver en otra oportunidad con la cabeza más fuerte y el cuerpo más fuerte.

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Foto: el largo de 7C

Si bien no escalamos toda la ruta, siento que he aprendido mucho de esta experiencia, sobre todo en el aspecto mental. Nunca había escalado una fisura tan dura y si bien al principio me costo psicológicamente, me ha gustado y quiero seguir aprendiendo a escalar en este estilo.

La escalada es un deporte único, en el cual nunca se termina de aprender, no sólo estilos de escalada, dificultades y maniobras nuevas, cuando escalamos a nuestro máximo nivel de dificultad, intentando superar nuestras barreras mentales y físicas, aprendemos mucho de nosotros mismos.

Algún día, ojalá pronto, volveremos a Moonlight Buttress.

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Foto: La ruta. 300 mts de pura magia.

Por Santiago Valerga, Southclimb Blog.

Santiago Valerga: argentino, pareja de la chilena apretona Carolina Fritz. Instructor de Ski, escalador experimentadísimo y guía de montaña. 

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