PAR DE ROMOS una sección para ellas // 2. Cómo ir superando el miedo a puntear

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Miedo a puntear en la escalada

Superar el miedo a puntear es un gran desafío para muchos escaladores. Para lo que a todavía les cuesta mucho atreverse a puntear una ruta, cuando se hacen el ánimo y la valentía, van temerosos y no pueden evitar tensarse, frustrarse y rabiar. Casi todas las mujeres cuando nos iniciamos en el mundo de la escalada, pasamos por una etapa de mucho temor. Son realmente excepcionales los casos de chiquillas fearless que no hayan pasado por una etapa de miedo o que lo aprendan a manejar muy rápido. Incluso las escaladoras más apretonas del mundo, han derramado lágrimas en la roca. Pero a las que todavía no han logrado dejar el top, les tenemos una buena noticia: se puede.  

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El Top rope es la forma de escalada con la que todos nos iniciamos debido a la seguridad que ofrece, ya que si resbalamos y caemos la cuerda evita que la caída sea larga.

Sin ser una escaladora pro, y aun estando en un proceso de aprendizaje y superación al miedo, les voy a contar una experiencia personal. Cuando empecé a puntear mis primeras veces, en muro, no tenía conciencia del peligro de la escalada y por ende mi sensación de miedo era muy baja. Así, los vuelos para mí no eran un problema. Un día un escalador de mi clase se ofreció a asegurarme diciendo que sabía asegurar punteando. Le creí. Cuando iba muy cerca de las cadenas, me caí y el vuelo fue tan largo que llegué a un metro del suelo. El asegurador había soltado el ATC para ordenar la cuerda. Por suerte, el enredo generó roce, así él alcanzó a agarrar la cuerda y frenarme un poco, quemándose las manos y yo toda la pierna.

Lo substancial de esta anécdota es lo que me pasó después. No puede volver a puntear por mucho tiempo. Me daba terror. Quedé con esa “sensación al vuelo” arraigada en mi cabeza cada vez que me subía a una ruta. Intenté seguir escalando unos meses más, pero llegué a un punto que vi la situación como insuperable. Y dejé la escalada por dos años. Hoy, prácticamente no hago top. A veces me vienen los miedos con las paredes muy desplomadas, inhóspitas o rutas muy aéreas, incluso los llantos o lloriqueos, pero en una vez que me acostumbro a los sectores de escalada o a la ruta puedo volar súper tranquila. Eso sí, ufff me ha costado llegar a este punto e ir mejorando la cabeza. Pero estoy segura que voy muy bien encaminada y sé que vendrá el momento en que el miedo no será el factor que me embarre los pegues bajo ninguna circunstancia.

Muchas escaladoras tienden a justificar su miedo y no se esfuerzan en superarlo, aferrándose al confort mental que implica el Top. Lidiar con él puede ser comparable a lidiar con una adicción: siempre hay que estarlo combatiendo, sobre todo al principio, de lo contrario no hay sanación. El miedo es algo parecido, cuanto más se enfrenta, mejor se sobrelleva. Por lo tanto; no se puede esperar superarlo sin experimentarlo primero. Sin embargo, cada vez que nos obligamos a movernos cautelosamente “en conjunto con nuestro temor”, acostumbramos poco a poco a nuestra mente a aceptar la sensación y obtener lo mejor de nosotros mismas ante estas situaciones extremas. Recordemos que una increíble capacidad innata del ser humano es la adaptación.

Ir mejorando la cabeza hasta dar el gran paso, dejar el top, es un proceso que requiere compromiso, esfuerzo y sobretodo valentía. La mayoría de las personas no se dan cuenta que en realidad el miedo es algo que todos tienen, incluso los mejores del mundo. Cuerpo y Mente son dos máquinas interconectadas que tienen esa maravillosa facultad de acostumbrarse a este miedo que no es más que una mera reacción irracional ante lo que nos parece una amenaza. Pero una vez que tanteamos terreno, y nos empezamos a sentir cómodos, esa FALSA amenaza desaparece.

FALSA, porque en realidad lo que nos causa el estrés es la sensación de la caída. Si pensamos fríamente, las probabilidades de que realmente algo malo nos pase en la escalada deportiva son muchísimo menores que cuando andamos en micro o en auto y eso lo sabemos. Pero esa idea de enfrentar una caída “hacia lo desconocido” nos apanica. Se trata de un pensamiento extrapolado al futuro, cuando en realidad, nuestra mente debiese estar enfocada en el presente.

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El casco, además de protegernos de posibles accidentes, nos aporta mayor tranquilidad mental.

Cómo ir superando el miedo…

Esto último debemos tenerlo claro desde el comienzo de nuestro proceso de superación. Es fundamental ser conscientes de que LA AMENAZA ES FALSA y por ende, debemos pensar que nuestro MIEDO TAMBIÉN. Este debe ser así como el paso “cero” dentro del manual de instrucciones de “cómo superar el miedo a puntear”.

PASO 1

Es fundamental ir acostumbrando nuestra mente poco a poco. Por lo tanto no hay que elegir rutas o proyectos que estén fuera de nuestro alcance ni someternos a experiencias que podrían ser traumáticas, sino que mantenerse en nuestro grado al comienzo para luego ir avanzando paulatinamente. Y en la primer etapa del proceso, es bueno ir alternando: partir con una que otra ruta desafiante punteando y el resto en top. Más adelante, la idea es ir aumentando la cantidad de rutas que punteamos versus las que topeamos. Hasta dejar del todo o casi todo, el top.

PASO 2

Escoger un asegurador que nos provoque plena confianza. Una persona con experiencia en el deporte, responsable y que no tienda a desconcentrarse, NI DESCONCENTRARNOS ante el mínimo estímulo. Un buen asegurador está 100% enfocado en el escalador, se comunica con él y lo alienta o estimula positivamente para que se atreva a dar más de si mismo (“¡¡dale, vamos, tú puedes!!”). Es muy importante encontrar la cordada adecuada.

PASO 3

Para que nuestra mente vaya tranquila, y pueda enfocarse en el presente, siempre debemos revisar muy bien los nudos y el sistema de seguridad antes de comenzar a escalar. Estando plenamente conscientes de que todo está bien, podremos concentrarnos realmente en la escalada y no en el miedo. Es importante partir la ruta relajadas y con pensamientos positivos. Muchas personas cuando están en proceso de dejar el top… tararean o cantan una canción o se ríen con bromas antes de escalar (obviamente después de haber leído atentamente la ruta).

PASO 4

Escuchar nuestra respiración y concentrarse en ella mientras escalamos. Esto es un primer paso de conciencia, para aterrizar la mente en el presente y apartar pensamientos irracionales. Cuando pensamos, debemos generar ideas positivas. Jamás hablarnos desde la negatividad. Decirse “no me voy a caer” por ejemplo, nos recuerda la posibilidad de que efectivamente nos podemos caer. Por el contrario, “seguro me va salir este paso”, “soy una guerrera” o mejor aún “me encanta escalar”, son las ideas que más nos empoderan. Últimamente cuando escalo me viene a la mente una tonta canción que dice “I love it”… Independiente de que no sea muy profunda, ¡me sirve!

Un segundo paso de conciencia tiene que ver con observarnos al escalar. Vernos como si fuéramos un espectador la manera en que escalamos en el momento en que escalamos. En vez de pensar en lo que nos provoca susto, debemos enfocar en la mente en cómo nos estamos moviendo.

PASO 5

Practicar caídas y poco a poco. Primero a menor altura, debajo de la segunda o tercera cinta, imitando lo que sería una caída con top. Luego, dejarse caer con el arnés a la altura de la cinta. Después subir a la mitad de la ruta y seguir practicando vuelos un poco más arriba de la cinta. Finalmente es bueno acostumbrarse a volar desde las cadenas. Esto para que CUERPO y MENTE ADOPTEN LA SENSACIÓN y la asimilen como algo natural, y no como una AMENAZA. En mi caso, por ejemplo, cuando paso por periodos de «huequerequismo» o mayor debilidad mental, vuelo a propósito desde las cadenas en mis primeros pegues de calentamiento y me ayuda muchísimo.

PASO 6

Escalar mucho y todo tipo de rutas. Ojalá mucha roca. Al principio, cuando se escala poco, más que apresurarse en pasar los grados o encadenar proyectos, lo mejor, es probar, probar, probar y probar. Diedros, desplomes, placas, conglomerado, granito, caliza, rutas largas, rutas cortas… etc… Hay que ganar experiencia y al mismo tiempo, desarrollar nuestros músculos, resistencia, capacidades, lectura, “inteligencia escalística” y así nos sentiremos mucho más seguras y cómodas al escalar.

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Confiar en el asegurador es fundamental, por lo tanto hay que escoger a un compañero experimentado y responsable.

Mucha suerte y vamos que se puede. Como se expone más arriba, todas las personas tienen miedo. Pero también todas las personas tienen valentía. Hay que aprender a usarla y motivarse. La voluntad es crucial. Para mejorar la cabeza, hay que obligarse y dejar de lado la flojera mental. A veces para obtener una mayor retribución, hay que hacer pequeños sacrificios como pasar algo de susto en una ruta que no nos es tan dura, e ir empujándose poco a poco.

Por Chileclimbers (lado femenino)

Basado en el artículo: Overcoming a Fear of Lead Climbing, by Hilary Sherman par CruxCrush. 

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