Ishinca, Urus y Alpamayo // Hasta 5.947 mts a presupuesto cero

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Ishinca urus y alpamayo

La peor parte de la expedición: un viaje en bus Santiago-Lima… Duración: dos noches y tres días, más una noche para llegar a Huaraz, ciudad base de la Cordillera Blanca a 3000 m.s.n.m. Nos quedamos un par de días ahí, en el Hostel El Tambo, donde nos reencontramos con varios amigos escaladores Argentinos y algunos Chilenos también. Compramos comida, ordenamos las cosas y partimos. La primera parada fue la quebrada Ishinca, desde donde se escalan cerros famosos como el Ranrapalca y el Toclaraju y es la quebrada favorita para aclimatar. Son alrededor de seis horas caminando, hasta llegar al campo base a 4000 mts. La mayoría de los turistas arriendan burros y caminan unas tres o cuatro horas bien livianos, pero nosotros no estábamos para esos lujos, ¡lo dimos todo!

Cuando llevábamos unas cinco horas de caminata, con unos 30 Kg en la espalda, de la nada apareció al galope una vaca que me agarró por atrás, ¡con cuernos y todo! y me levantó del culo. Salí corriendo lo más rápido que pude para las circunstancias y Ricardo (mi novio) rompió uno de sus bastones pegándole en la cabeza a la pobre bestia e intentando dárselas de torero para zafarnos. Finalmente llegamos con vida al campo base… cansados, deshidratados, con un bastón menos y un moretón de 20 cm de diámetro que me acompañaría durante el resto de la expedición.

Campo base Ishinca. Un lugar cuático, un montón de domos de expediciones comerciales, contrastando con las chozas de piedra y paja donde viven las cholas para cuidar el ganado y un río, lleno de meandros de colores, que atraviesa todo. Descansamos ahí un día y atacamos el cerro Ishinca. Una escalada fácil por la pared oeste, fuera de la ruta normal con unos tramos de 50° – 55°, que garantizan puro disfrute. Volvimos al refugio Ishinca (5000 mts.) donde dormimos una noche para aclimatar un poco más y compartimos con Nelson Baretta, un montañista brasilero (compatriota de Ricardo) que también subió Ishinca. Volvimos para el base, descansamos y organizamos la subida de Urus junto con otro amigo brasilero Edson Vandeira. Al amanecer, saltamos de las carpas y partimos con el pateo, en unas cuatro o cinco horas ya estábamos en la cumbre del Urus. Había harto viento y en las tardes siempre se nublaba. Estaba bastante inestable esta temporada y con mucha menos nieve que el año pasado.  Bajamos al campamento, descansamos y partimos al campo morena, campo de altura para escalar el Toclaraju (6.068 mts.). Al otro día atacamos, pasamos la rimaya y escalamos los larguitos siguientes hasta el col, pero con el amanecer se despertó el Godzilla con vientos de 60 Km/hr, que no podíamos ni clavar los piolet… Nos dimos media vuelta y bajamos. Desarmamos todo y ya bien aclimatados y con sed de cusqueña, volvimos a Huaraz… La aclimatación estaba hecha, ahora a lo que vinimos: El Alpamayo.

Artesonraju (6.025)

Artesonraju (6.025)

Alpamayo (5947) ¡el merengue más guapo de la horneada!

1. Partida

Armamos las mochis, afilamos las herramientas  y partimos. Salimos del Hostel a las 7:00 de la mañana para viajar hasta Cashapampa, en una van que arrendamos con seis hermanitos argentas y llegamos al inicio de la quebrada más surreal de todas… Quebrada Santa Cruz. Figurábamos ocho hippies en una Combi, con charangos y piquetas, intentando negociar con los gauchos para cargar burros. En este lugar, para arrendar animales es difícil encadenar a vista. Llegan todos al mismo tiempo, hablando una mescolanza de Inglés, Español y Quechua y mientras tú estás ahí con cara de perdido, terminan agarrándose entre ellos.

Nos sentamos bajo un árbol y los cabros empezaron a tocar: una flauta, una mandolina, una melódica, un raspador, un charango, un bongo y quien sabe que más llevaban esos desordenados en los petates… Los arrieros, desconcertados, se quedaron calladitos escuchando, mientras los cabros cantaban un par de canciones en español refiriéndose al valor de los burros, que era demasiado caro. Así nos hicimos entender y se acercó uno con una propuesta decente, que nos permitía llegar al base en un solo día.

2. Aproximación

Entramos a la quebrada a medio día, la transacción con los arrieros nos comió varias horas, pero valió la pena. La caminada hasta la base dura alrededor de ocho a diez horas, por lo que normalmente se hace en dos días con un campamento entremedio. Decidimos que lo haríamos en un día para acelerar la escalada sino se hace interminable, solamente por la quebrada santa Cruz son 22 Km hasta la Quebrada Arhuaycocha. Es al fondo de esta última quebrada, donde se encuentra el base del Alpamayo, uno de los campo base más lindo de la Cordillera Blanca. Un bosque de Quenuales con varias pequeñas vertientes del mismo río, lagunas, glaciares y pequeñas cascadas. Además hay una familia que vive ahí durante la temporada, vendiendo cerveza y comida y que si les compras algo, con gusto te guardan el equipo.

3. Campo Base

Llegamos a las 10:00 o 11:00 de la noche, los burritos haciendo el aguante y nosotros arrastrándonos detrás. La distancia es larga para hacer en un pegue y entre la altura y el cansancio acumulado, la cosa te pega. Aquí prendimos la fogata y no se apagó en un día entero, con lo que nos ahorramos la bencina para derretir nieve arriba y descansamos las piernas del pateo. Durante ese día de descanso llegaron varios escaladores desde el campamento alto, que no habían hecho cumbre por el clima, “muchas nubes y mucho frío” era la opinión general.

campo base Alpamayo, queñuales, pasto, leña y cerveza

campo base Alpamayo, queñuales, pasto, leña y cerveza

 4. Subida a los campos de altura

Después de un día de descanso, partimos para arriba a probar suerte, cargaditos, pusimos el motor en primera y a las dos horas llegamos al campo Morena. Campamento a 4.500 mts. ubicado a los pies del glaciar. Tomamos agua, comimos algo y nos subimos a los crampones para seguir hasta el campo 1.  Hasta allá fueron unas cuatro horas más, de zigzagueo en glaciar, esquivando las grietas. Antes de llegar al col, que da acceso a la mítica cara SO, se escalan unos 150 metros con algunos pasos de 50° que escalamos en simultáneo. No es difícil, pero la mochila pesada con carpa y comida hace una diferencia.

Al llegar al col, que es la cresta sur del Alpamayo también llamado Col Quitaraju-Alpamayo (5400), hay que saltar una grieta de un metro y medio y bajar al campo 1 (5200). Finalmente, después de días de esfuerzo, vimos por primera vez la montaña elegida la más linda del mundo. Ahí si te das cuenta de que estás en la montaña correcta, pues en ningún momento antes se ve esta cara y la confusión en el base es general, incluso entre los escaladores habían apuestas de que estábamos en el lugar equivocado.

Llegamos muriendo, justo con la última luz e inmediatamente armamos la carpa y derretimos nieve.

5. La Vía

Decidimos escalar temprano, pero no de madrugada como la gran mayoría. Había varios escaladores y el objetivo era común, la canaleta francesa. Todos estaban iniciando la escalada a las 2:00 o 3:00 de la mañana, pero el viento estaba más tranquilo y el clima se veía estable, así que decidimos salir tarde, a las 6 de la mañana. Escalamos sin nadie arriba, lo que nos dio más seguridad, escalando aquí se desprende mucho hielo de los crampones y pioletazos, sobre todo de los clientes, que después de un par de horas de bombardeo, acaban con la paciencia de un Lama.

La canaleta era bien obvia y avanzamos rápido. La escalada era sostenida y el hielo perfecto! Llevamos ocho tornillos y dos estacas, pero solo usamos dos o tres tornillos y volvimos con dos estacas a la carpa, a pesar de haber abandonado dos en la vía… Además, había varios abalakovs entre medio para rapelear de donde se podía proteger de un algún cordín o estaca de vez en cuando. Las condiciones del hielo y las protecciones nos dieron seguridad y agilizaron la escalada, como a las 11:00 de la mañana ya estábamos en la cumbre. Los primeros largos de la vía, son bien factibles de escalar en simultáneo. En general, el hielo ofrece buenas protecciones a excepción de los últimos dos largos, que presentan una especie de  nieve inconsistente, característica de los hongos en esta zona. Así, ¡salimos a la cumbre! Una cresta afilada por ambos lados desde donde se ve el base y el Artesonraju de escaladores Chilenos y algunos guías con clientes. Vagamos todo el día y estudiamos la ruta que teníamos al frente. Una canaleta de 400 mts., después de la rimaya, llamada Directa Francesa. Ese día vimos la tradicional puesta de sol, con la cara SO encendida en fuego que sólo por la vista, valía la pena llegar hasta ahí, una pirámide perfecta, casi tan linda como el Alpamayo (es la montaña de Paramount pictures). Estuvimos cerca de 1 hora en la cumbre y empezamos a rapelear. Era importante bajar rápido, después de mediodía el sol empieza a darle con todo a la pared y todos los rapeles son 2 abalakovs.

La canaleta francesa ( 400m) 60°. Natalia escalando

La canaleta francesa ( 400m) 60°. Natalia escalando

6. Los rapeles

La bajada estuvo peluda. Las reuniones son todas abalakovs con una que otra estaca y se encuentran justo a 60 metros estirados. La cosa es que nuestras cuerdas, bendecidas por nuestros propios angelitos de la guarda, son más viejas que el papa y ya van en 48 metros una y 51 la otra… haciendo malabares para bajar: Tira aquí, pone para allá, saca cordín, abandona cordín, desescala, escala otra vez…de repente nos caen 2 estacas del cielo. Mientras rapeleábamos, un par de gringos escalaban la canaleta en simultaneo por lo tarde que era, cuando de repente, el segundo se mete en nuestra línea de rapel y al pasar por nuestra cuerda se le enganchan las estacas… veo que vienen 2 estacas volando por el cielo e intento agarrar una, pero quedo apoyada justo a mi lado y la otra mientras caía por la pared, Ricardo la agarro en el aire. Y bueno, como no todos los días te regalan dos estacas MSR rapeleando con cuerdas cortas, las estacas benditas nos permitieron conectar cuatro rapeles y después de un último rapel de abalakovs chorreando, atravesamos la rimaya y pisamos tierra firme, bueno nieve en verdad… De ahí unos 40 minutos caminando y de vuelta en el campo 1.

 7. El Retorno del Jedi

Cumplidos y felicitaciones por parte de los amigos mendocinos que ese día escalaron el Quitaraju, un seis mil justo al lado del Alpamayo (que comparten campamento), es una pared norte impresionante que generalmente se escala en un doblete con el Alpamayo.

Cocinando y derritiendo a full el combustible empezó a acabarse, por lo que el Quitaraju tendría que esperar. Al otro día nos despertamos y armamos todo para bajar. Nos despedimos de los menducas (los últimos se quedaron ahí para escalar el Alpamayo) y subimos de nuevo al col Quitaraju-Alpamayo para iniciar la bajada al base. Cruzamos la grieta (que dicen que a la vuelta siempre está más grande) y llegamos al primer rapel. Pasando a la cara este del Alpamayo y abandonando la típica portada de revista, vimos que la suerte de los mendocinos acababa de cambiar: una serpiente colorida de almas en pena se arrastraba lentamente en dirección al Alpamayo para atacar a escaladores y el lomo curtido de esa pobre montaña.

Ahí, nos encontramos con un guía peruano, arriando a un cliente que venía sin siquiera una mochilita personal y escupiendo los pulmones para afuera, pero lo impresionante, era que encordado a él iba un porteador cargado hasta por dos metros sobre su cabeza, caminando al mismo ritmo.  Pasamos saludando, le dimos ánimo y un par de palmadas en la espalda y quedaron libres los rapeles. Unos tres rapeles son suficientes para superar la parte más empinada. Una vez caminando por el glaciar, la cantidad de gente se iba amontonando, cordadas de gringos autónomos y expediciones comerciales, motivados todos por la ventana que se supone venia…

aproximación al campo 1 del Alpamayo, tramo entre el campo morrena y el col quitaraju-alpamayo

aproximación al campo 1 del Alpamayo, tramo entre el campo morrena y el col quitaraju-alpamayo

(En la Cordillera Blanca las expediciones comerciales abundan y el Alpamayo es uno de los principales objetivos. La expedición funciona así: parten en Cashapampa, un villorio en la entrada de  la Quebrada Santa Cruz, con arrieros, burros, guía, porteadores, asistentes, cocineros y por supuesto, los clientes. Al llegar al base (después de 2 días), se monta el campamento y un día de descanso. La próxima etapa, es subir al campo Morrena, donde el cliente va acompañado del guía, el porteador y asistente. Los arrieros y burros esperan el retorno a Cashapampa en el base, esperando encontrar algún otro cliente para bajar y el cocinero permanece instalado en el base. Al día siguiente, guía, cliente, porteador y asistente, se encordan y van al campamento en el hielo (campo 1). Después de descansar un día se preparan para salir de madrugada en dirección a la cumbre del Alpamayo. En esta última etapa, el cliente va acompañado solo por el guía, porteador y asistente se quedan en el campamento cocinando y derritiendo nieve. Cuando vuelve el guía con el cliente, el asistente limpia y ordena todo, el porteador se carga todo con ayuda del asistente también y emprenden el camino de vuelta al base.  Aquí los espera el cocinero con panqueques, empanadas y cerveza e incluso ¡tienen sillas de camping! Así es bueno escalar…  Al otro día, todo en lomo de burro, caminan tranquilamente hasta el hotel. Contrastando con esto, también se ven algunas cordadas compuestas solo por guía y cliente, más autónomas y menos voluminosas, funcionando bien en aquel ambiente).

Seguimos bajando y unas horas después, ya en el base, comimos nuestra última ración que dejamos guardada en un petate con la familia que ahí vive. Fumando el último tabaco que nos quedaba, compartimos con otros escaladores el estado de la vía y la condición climática. Ya disfrutando de aquel momento, cuando te encuentras con gente limpia, pasada a Palmolive, recién llegados, con sus deseos y ansias de cumbre y tu: asqueroso, pero de corazón lleno y con la pega hecha.

Cuando volvimos a Santiago, dos de los hermanos Argentinos partieron al Chacraju y uno de ellos no volvió. Arrastrado por una avalancha, quedó ahí en la montaña. Este relato va dedicado a él: Nico Made, que con su música, alegría y escaladas nos inspiró a darlo todo.

Agradecimientos a mi familia que me apañan a todo, a los amigos que animan desde Santiago y a Chileclimbers, ¡los más motivados de todos!

¡Saludos Cabros! Nos vemos en la próxima.

*

Cordillera Blanca – Peru.  Agosto de 2013. por Natalia Giavelli y Ricardo.

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