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Colin Haley, el verdedero “Embajador” de la Patagonia

Fecha de Publicación: 27 septiembre, 2013

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Colin Haley, eminencia del alpinismo, presentó ayer en tienda Patagonia Mall Sport, con motivo de los 40 años de la marca, un relato fotográfico de la historia de su vida y las expediciones del último año en la Patagonia. No cabe duda que este personaje se ha más que ganado el título de “Embajador” luego de haber realizado increíbles logros alpinos en la zona. A tal punto, que los restoranes del Chaltén honran con su nombre a los platos del menú.

Colin Haley ha estado varias veces en Chile y en Argentina, pero en la Patagonia, lugar que soñaba por conocer desde los 12 años –cuando se propuso por primera vez escalar algún día el Cerro Torre- y del cual hoy se declara un enamorado. Los últimos tres años ha vivido el Chaltén durante los meses de mejor clima, para no perderse ni una oportunidad de trepar, abrir vías y conquistar las difíciles cumbres de este rincón del mundo. Hoy es una verdadera eminencia del alpinismo, con tal sólo 29 años. Sencillo, súper piola y buena onda, es una persona que tiene mucho, pero mucho, por contar.

Colin nació en Seattle, California, en 1984. Creció esquiando, realizando treking y escalando en las Montañaña de Cascade junto a su padre, hermanos, primos y tíos, donde desarrolló su pasión por la montaña y también una impresionante resistencia al frío y a los climas extremos. Siendo tan sólo un adolecente, ya realizó impresionantes ascensos en su país y Canadá. Adquiriendo cada vez más experiencia y confianza, poco a poco se atrevió a abrir sus horizontes para llegar más lejos. Atraído por los destinos extremos, sus más audaces aventuras se llevarían a cabo en Alaska y posteriormente, la Patagonia, donde logró conquistar el Cerro Torre por primera vez en 2007, a los 22 años, por una vía mixta, 10 años después de que se lo planteara como uno de sus grandes objetivos de la vida.

Su listas de logros alpinos es gigante y todas dignas de destacar. Pero sin duda uno de los más importantes fue la Travesía del Torres en la Patagonia en 2008 junto a Rolando Garibiotti (VI WI5+ 5.11 A1 AI6), dura travesía que conecta el Cerro Standhardt, Punta Herron, Torre Egger y Cerro Torre. Poco antes ya había logrado ser el primero en completar Los Tiempos Perdidos junto a Kelly Cordes en 2007. También realizó el segundo ascenso en solitario al Fitz Roy en 2009 por la Supercanaleta y el primer ascenso en solitario a la Aguja Standhart en 2010. En su lista, hay varios primeros ascensos en Alaska, desde 2006, con Mt. Moffi t, Entropy Wall junto a Jed Brown. También ha completado otras nuevas vías en solitario en Alaska, Canadá y Pakistán.

Colin Haley en la sección de offwidth superior del Bullet en Hallett Peak, Rocky Mountain National Park, Colorado. Foto de JOHN DICKEY.

Tan sólo esta última temporada, esta verdadera máquina ha realizado ya tres ascensos al Cerro Torre, donde ya se maneja como si fuera un habitante de esta montaña. A la polola, que si bien es una fuerte escaladora deportiva, no tiene experiencia alpina, pero este año la llevó “de paseo” nada más y nada menos que al Fitz Roy donde lideró todos los largos como si nada. ¡Qué grande!

Hoy a sus 29 años se ríe de las dificultades y duros momentos que ha vivido en sus expediciones “cada vez llevo menos cosas para dormir y más pilas para la frontal”; relató. Varias veces las ha visto negra, debido a cambios climáticos inesperados en que se ha visto obligado a realizar descensos por toda la noche, por días sin dormir nada. De hecho destacó mucho en su charla del día de ayer en la tienda Patagonia Mall Sport, la importancia de la mentalidad en el alpinismo. La escalada de montaña, más que para los físicamente fuertes, es para los fuertes de mente. “No entiendo nada de la sicología” dijo Haley, refiriéndose a que no sabía por qué tomaba decisiones tan extremas como ascender Standhardt en Patagonia, una ruta muy difícil y además fue su primer ascenso en solitario de una montaña, o La Supercanaleta en el Fitz Roy, donde lo había pasado muy mal, debido a las malas condiciones climáticas. Pero en el fondo, dio a entender que la experiencia del desafío es muy power, y la satisfacción posterior es enorme.

Por ahora este Embajador tiene para rato. Con su enorme experiencia, aún tiene mucho por conquistar y no quiere parar. Ojalá siga llegando cada vez más lejos, pues sus aventuras y su forma de ver la vida, apasionado, humilde, espontáneo, nos inspira a todos.