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Dos octavos en un día. Juanma y el caso de una increíble recuperación

Fecha de Publicación: 29 julio, 2013

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Juan Manuel Fercovic es un motivadísimo escalador que salió de la Escuela de la Católica, muy dedicado y por ende, siempre ha logrado un alto rendimiento en Escalada Deportiva. Se le ve bastante en la roca, encadenando durísimas vías, incluso hoy se encuentra trabajando Contacto 8b+, por ejemplo. En invierno de 2010, mientras vivía un momento peak, sufrió un accidente mientras competía en un Nacional. Se luxó el hombro y tuvo que dejar de escalar por mucho tiempo. Tuvo que vivir el proceso de frustración que implica una lesión de esta índole, lidiar con el clásico miedo a “no recuperarse”, a jamás volver a rendir como antes. Pasaron dos años, difíciles, en que la inseguridad era tema de cada día. Un año más de vuelta con todo en la escalada, pero el dolor de hombro y el miedo a que todo vuelva a pasar, seguía ahí. No obstante, el cuerpo humano nos llena de sorpresas. Y es increíble que con ganas, pasión y sobretodo fuerza de voluntad y una mente que no se rinde, podemos volver a ser incluso más invencibles que antes. Por eso Juanma quiso compartir con nosotros una increíble historia de recuperación, a tres años de su accidente, donde sin duda, ha sobrepasado el nivel en que estaba antes de lo ocurrido y se encuentra más motivado y fuerte que nunca.

Érase por ahí en el 2010, cuando había encadenado mi primer 8a+. Después de muchos pegues cayendo casi en la cadena, finalmente “Blanca nieves y los 7 polvitos” salió. Luego de eso, el siguiente proyecto que tenía en mente era una preciosa línea llamada “La pura puntita”, otro 8a+ ubicado en el sector del Cubo, en Las Chilcas.

Todo partió bien. Con dos pegues, ya pude conectar esta dura placa, la cual comienza luego de un explosivo paso de Boulder. Sin embargo y por el grado de resistencia necesario, el encadenamiento no se veía cerca. Pero estaba súper motivado, cuando pasó lo peor que me podría haber pasado en ese momento de progreso en la escalada. Al siguiente fin de semana, compitiendo en el Chucao (Pucón) una luxación de hombro ¡detuvo todo!

Y lo que se vino después: la Operación. Dolor. Kinesiólogo. Seis meses sin escalar. Debilidad.

Fue un retorno lento, marcado por recaídas y un round Patagónico que, aunque exitoso, avivó lesiones que estaban ocultas por flojera y descuido. Y para esto fue necesario un poco más de Kinesiología y mucho, mucho, entrenamiento.

Pero la fuerza volvió, y la motivación que nunca se fue, creció luego de que los octavos se hicieran posibles nuevamente. Así, el final del 2012 y 2013 fue fructífero, incluso logrando subir el grado, encadenando a finales de febrero “Gecko”, mi primer 13.d en El Arrayán.

Los calores bajaron, y Las Chilcas fue amigable para recibirnos una nueva temporada 2013. Proyectos ambiciosos en nuestras mentes en las exigentes rutas del Cubo. Partimos con “La extensión de la Furia” (8a), que rápidamente me puso en mi lugar, mostrándome que para atacar los desplomes de ese estilo, hay que pensar a un ritmo frenético. Pero salió. Aunque después de más pegues de lo deseado. Sentí felicidad después de un buen proyecto, y la motivación como para que junto a Chalo, nos dijéramos: “bueno, aprovechemos de equipar La puntita para empezar a trabajar al tiro”.

Chalo Ramírez abrió la ruta, paseando con seguridad, y luego fui yo, recordando las pequeñas regletas y la explosión del comienzo. Un descanso era necesario, pero se acababa el día. Había cola en la ruta.

Le di un segundo pegue para terminar el día. Pasé los primeros movimientos, hasta el paso duro, el cual ¡salió con fuerza! Quedaba la placa. Mi mente seguía todavía con el ritmo frenético de la ruta de al lado, así que corrí hasta el descanso. Allí, medio sorprendido de haber llegado hasta ese punto sin colgar, descansé, descansé más aún… y ¡piquero a las cadenas!

¡Dos octavos en el día!, y la “puntita”, solo en cuatro pegues (con mucho sabor a dos 🙂 ).