La leche: ¿un alimento sano para deportistas?

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Toda nuestra infancia nos dieron leche para contribuir a nuestro crecimiento, calcificar nuestros huesos y evitar la osteoporosis cuando envejezcamos. Pero últimamente se está hablando mucho de que la leche no es un alimento tan sano cómo se creía. Muchos médicos, papers, medios especializados, blogs vegetarianos, etc, mencionan que este producto produce el efecto contrario, pues el calcio de la leche animal no es asimilable por el cuerpo humano, y contribuye a la aparición de enfermedades respiratorias como sinusistis y asma… además de provocar una serie de enfermedades gástricas, favoreciendo un súper desarrollo de la flora bacterial natural que vive en nuestro estómago. ¿Será todo esto un mito o una realidad?

Sí, hay argumentos como por ejemplo ¿por qué el ser humano es el único mamífero que sigue tomando leche después del destete materno?, pero no son estos una real prueba científica de que la leche nos haga mal, ya que los terneros viven 20 años, mientras los humanos hasta 100, o más… por lo tanto también suena lógico, por otro lado, que requiramos leche por más tiempo el resto de los animales. Pero por otro lado, los terneros duplican su peso en 47 días, desarrollan 4 estómagos y llegan a pesar hasta 500 kg en dos años. También es verdad que la leche es un alimento completo que contiene casi todas las vitaminas, favoreciendo el crecimiento de los niños y aportando energía a los deportistas. Sin embargo, contiene tres veces más proteínas que la leche humana y casi un 50% más de grasa. La proteína es necesaria para un desarrollo muscular y aumento de la fuerza, pero ojo, la proteína animal también afecta la elasticidad de los músculos y tendones.

En muchos casos, la leche termina por generar intolerancia en gente adulta, lo que implica que se traduce en una incapacidad del organismo humano de digerir el carbohidrato lactosa presente en la leche, provocando hinchazón, gases, diarreas o estitiquez. Este trastorno es muy recurrente, en realidad, se presenta en más de un 50% de la población adulta.

Dos de los tipos de proteínas que contiene la leche, la caseína y la gammaglobulina bovina, son altamente inmunogénicas, lo que significa que son muy difíciles de digerir. En condiciones ideales, las proteínas no digeridas se expulsan con la caca, pero en personas con deficiencias inmunológicas, son absorbidas en el flujo sanguíneo y contribuyen al desarrollo de una variedad de enfermedades relacionadas con la autoinmunidad, incluyendo artritis reumatoide, lupus, cánceres, entre otros.

Respecto a la osteoporosis, esta enfermedad en realidad no se evita con un incremento en el consumo de calcio, si no con una disminución en el consumo de proteína de origen animal. De hecho, un estudio de Harvard realizado en 78.000 mujeres durante 12 años comprobó que un consumo elevado de leche o lácteos no necesariamente impide un debilitamiento de los huesos. Pero los alimentos muy ricos en proteína animal, como lácteos, carnes, huevos, se acidifican en el proceso de la digestión, provocando una pérdida de neta de calcio en el organismo.

También parece una tesis sólida el hecho de que la leche contiene sustancias que recubren nuestro estómago con una materia que parece una baba o flema pegajosa, que se queda en la faringe, laringe e incluso bronquios, haciendo que sea más difícil terminar con las mucosidades propias de las enfermedades que afectan al tracto respiratorio y provocando una serie de alergias.

Existen actualmente en el mercado leches de origen vegetales que pueden sustituir a la leche de vaca: leche de almendras, rica en calcio y magnesio, leche de soja, aunque ojo, un consumo excesivo tampoco es sano, y se debe complementar con pescado o algas (Omega 3), leche de avena y de arroz. Pero por otro lado, quizás no sea buena idea eliminar el consumo lácteo de origen animal del todo, sino disminuirlo paulatinamente, puesto que de lo contrario el cuerpo puede reaccionar desarrollando una intolerancia mayor o alergia diagnosticada.

Lo que deben tener en cuenta, es que el consumo de proteínas es sumamente importante para aumentar la performance deportiva, pero deben ser proteínas de calidad. Ojalá un bajo consumo de proteína animal, complementado por un alto consumo de proteína de origen vegetal o la que se obtiene de las carnes magras (pavo, pollo, mariscos, pescados). Si tu cuerpo está acostumbrado a un cierto nivel de consumo de lácteos, también está acostumbrado a un cierto nivel de consumo proteíco. Por lo tanto, si dejas o disminuyes los lácteos de tu dieta, debes reemplazar este consumo inmediatamente con otras fuentes de buenas proteínas, de lo contrario, luego de unas semanas o meses (no se nota de inmediato), sentirás una pérdida de fuerza y energía importante, debilidad y por ende, tu rendimiento se verá afectado.

 

Fuentes:
-El cuerpo.es
-Alimentación-sana.com.ar
-Revista Paula
-CLC
-Blog nutrición Chileclimbers

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