Es que tengo un físico “charcha”

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He escuchado a muchos decir esta frase… “tengo un físico charcha”, “no tengo el cuerpo adecuado”, “me cuesta más que a los demás”, “soy muy bajo”, “tengo los brazos cortos”, etc… personas argumentando que no tienen el físico apropiado para practicar escalada (u cualquier otro deporte que les interesa), razón por la que justifican un rendimiento bajo o regular, poco progreso y una creciente desmotivación… hasta que incluso terminan abandonado del todo. Hasta he escuchado personas que desearían escalar pero JAMÁS lo han intentado porque creen no tener la capacidad. Sobre todo mujeres diciendo frases como “no tengo fuerza”, “es que tengo los brazos muy flacos”… ¡¡o “muy gordos”…!!

Desde la visión de los que se desmotivan y abandonan… Hay una razón detrás de este argumento: la decepción de no destacar. El hecho de no ser un gran, talentoso y reconocido escalador, ya sea  a nivel nacional, regional, de su ciudad, club, universidad, gimnasio o círculo cercano de amigos, genera un sentimiento menos gratificante; pues a muchas personas les sopesa no ser de los mejores, y peor aún, si son de los peores. Y es que es un hecho intrínsecamente ligado al autoestima y al ego, donde se impone la naturaleza competitiva (y comparativa) de los seres humanos. Pero cuantas veces se ha dicho: ¡no hay que compararse! Si has de compararte, es para rescatar lecciones positivas del otro, no negativas. Deportes como la escalada, sobre todo, tienen la maravillosa particularidad de ser muy medibles en cuanto a progreso, por lo que fácilmente uno puede percatarse de cuánto se ha mejorado. De modo que la auto superación puede ser una razón suficientemente fuerte como para seguir MUY motivado, entrenando y progresando. Eso es lo más bello de este deporte y quienes no entienden así, son los que menos se frustran y más disfrutan, aun cuando no sean los mejores… si no escaladores del montón.

Y es que de eso se trata la escalada: es más un desafío personal que un deporte para competir. Aquellos que compiten son los menos de la población de escaladores en el mundo, si lo piensan bien. La escalada es una disciplina tan especial, que combina distintos factores que la hacen sumamente completa: 40% mente, 40% constancia y experiencia, y el resto… ya, condiciones físicas. Por ejemplo, me han dicho muchas veces que tengo muy buenas condiciones físicas, y sin embargo, tengo un rendimiento bastante regular en función a mi tiempo escalando. Las condiciones físicas no son lo más importante.

En cuanto a mente: llegar a entender la lógica, la ciencia que hay detrás de la escalada, puede tardar años… hay que aprender a comprender los movimientos y dominar el cuerpo y así también superar los miedos.

En cuanto a constancia: ligado absolutamente a la mente, este factor es lo que otorga la mayor experiencia. En este deporte “NADA RESTA, TODO SUMA”, incluso un pegue desastroso, una lesión, periodos de bajo rendimiento, etc… son aprendizajes que se van escribiendo en la memoria de nuestro cuerpo y cabeza. Si no me creen, lean la columna del experto en entrenamiento mental, Sergio Miranda (cuyos artículos he leído todos) o pregunten a Tomás Ravanal, a quien he escuchado transmitir algunos de estos planteamientos.

Tomás Ravanal, unos antebrazos privilegiados

En cuanto a condiciones físicas: ahora cabe preguntarse ¿cuál es el físico ideal para escalar?

Según la Federación Internacional de Montaña y Escalada (UIAA), “los buenos escaladores en general tienen un alto nivel de fuerza en función al peso del cuerpo, similar a los gimnastas, pero con dedos y antebrazos excepcionalmente fuertes”. Según indica la organización, no existen estudios científicos o datos que demuestren cuál es el prototipo, o la composición, del cuerpo perfecto (porcentaje de grasa corporal y musculatura) para un escalador de elite, aún cuando se han publicado en considerables ocasiones artículos del tema en revistas. Sin embargo, muchas veces el desarrollo en la fuerza de los dedos y antebrazos no es genético, sino producto de entrenamiento, sobre todo en aquellos escaladores que comenzaron siendo niños. Incluso, si observamos a Ashima Shiraishi, no es una niña con dedos excepcionalmente grandes, o antebrazos mutantes, sin embargo es una de las mejores escaladoras del mundo, tiene 11 años y mide con suerte 1,50. ¿Qué la hace tan buena entonces? Es una niña extremadamente inteligente, con un dominio de la técnica nunca antes visto y una genialidad impresionante. Y da su vida en cada entrenamiento.

Sí, puede que además Ashima sea extremadamente liviana y tenga bastante fuerza para su peso, sin duda esto también la hace una escaladora “prodigio”, que marca récords cada vez que encadena. Obviamente que para destacar así, debe tener por lo menos una gran ventaja física. El peso es importante, pero hay que tener un balance. Además, cuando una persona se motiva con la escalada y se toma en serio los entrenamientos, indudablemente se tornará más delgada. Pero no hay que tomarse tan al pie de la letra este aspecto, ojo, ya que, según la UIAA, “si bajas de peso demasiado rápido, perderás el glucógeno muscular, disminución que está estrechamente relacionada con la fatiga muscular, la pérdida de peso rápida también aumenta riesgos de enfermedades y lesiones”. Para mejorar las condiciones físicas para la escalada y el rendimiento, es más inteligente y sano desarrollar fuerza y resistencia específica en función deporte con entrenamiento, en lugar de perder peso rápidamente o mantener dietas bajas en energía. Y esto también lo comprobé con experiencia personal, el mismo nutricionista experto en escalada, Eduardo Durán, me lo explicó.

El «intimidante» físico de Ashima a los 8 años, cuando ya estaba marcando récords

Por lo tanto, y lo que deberían desprender de esta reflexión, es que si creen tener un físico “charcha”, no es razón para frustrarse, ni menos para detenerse y dejar de practicar este u cualquier otro deporte. Así como en el running, montañismo, ciclismo, surf, atletismo, etc… Los deportes son retos personales, instancias de conexión con uno mismo, permiten aprender a conocerse y aprender a entender tu cuerpo, saber cómo funciona, saber DOMINARLO. El cuerpo es tu hogar, es la casa de tu alma, tan importante como tu mente, el que sin duda hay que cuidarlo y respetarlo. Y lograr una total sincronía entre éste y nuestra cabeza. Nunca olviden la trillada y sabia frase de los ateneos: “mens sana in corpore sano” (Νοῦς ὑγιὴς ἐν σώματι ὑγιεῖ,  Thales). Es una gran filosofía y una gran verdad.

Y por último, no debiese ser el hecho de “querer destacar entre los demás” el principal motor que te empuja para arriba. El ego es un motor, es cierto. Pero no es el motor de mejor calidad ni mejor capacidad. La escalada no se trata de probar a los demás hasta qué grado puedes encadenar, o qué movimiento de boulder puedes lograr, qué cerro puedes liberar… o hasta dónde puedes llegar… sino más bien se trata de probar a uno mismo lo que podemos llegar a hacer. Se trata de auto sorprendernos, y disfrutar cada logro, cada mejora, cada momento, en función a lo que uno jamás habría imaginado llegar a lograr. Se trata un 80% de MENTE y CONSTANCIA. No lo olviden.

Por Chileclimbers, El Pensador.

Fuentes: sitio oficial de la UIAA, estudios.

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