El querer rendir puede ser un arma de doble filo

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El querer rendir todo el tiempo puede nublar la búsqueda del desarrollo de la técnica y la escalada en si misma. Es muy difícil mejorar rápido, si todo el tiempo se busca llegar al máximo. Por ejemplo, cuando no sale un boulder, una ruta o un simple movimiento, surge la frustración, la cual puede llevar a una obsesión focalizada, y nos quedamos dando mil intentos a lo mismo.

Hay una creencia de que si se logra el objetivo luego de focalizarnos en un sólo proyecto y realizar muchos intentos, se habrá avanzado mucho en el desarrollo de la escalada. Si bien existen excepciones a esto, como cuando el objetivo particular de la sesión es desarrollar la técnica especifica de un movimiento (dinámico, talón o empeine), entonces ahí se puede decir que se cumplió el objetivo y hubo un avance,  pero sólo en este tipo de ocasiones.

En el entrenamiento hay muchas cosas de las cuales preocuparse, además de si se logra el movimiento o no. Para esto siempre hay que saber en qué enfocarse y tener los objetivos claros de la sesión, buscando la calidad y la mejora de cada uno de los ámbitos en particular que se trabajarán en cada bloque de entrenamiento: técnica, fuerza, ritmo, fluidez, intuición, sensación (apretar lo menos posible para pasar el movimiento), resistencia, vuelos e incluso diferentes técnicas y rapidez de chapada.

La mayoría cree que la fuerza es fundamental para escalar. Efectivamente es muy importante, pero como se muestra en el ejemplo anterior (ver artículo Evitar la pérdida de movilidad: por qué es importante entrenar el torso de manera correcta), la escalada son muchas más cosas que el “power”. La gente que practica otros tipos de escalada, como tradicional o alpina, puede decir que la fuerza mental en su caso, es diez mil veces más importante que hacer diez flexiones con un brazo. Por eso es súper importante reflexionar qué es lo que realmente necesitamos para cumplir nuestros objetivos.

Es por esto que el enfoque que se le da a la escalada debe llevar una intención más profunda del desarrollo de las habilidades y no enfocarse sólo en la fuerza o la resistencia, porque hay muchos más aspectos que se pueden mejorar.

Por lo mismo, es tan importante ser conscientes de las debilidades y nunca compararse con los otros. Cada uno tiene distintos estilos y formas de escalada, y jamás se logrará ver mejoras, si se enfoca la mente en los logros del escalador de al lado. Lo que si es importante es aprender del compañero, ver sus debilidades y fortalezas, tratar de analizarlas con las propias para saber el por qué de esas diferencias. Esto dará muchas más herramientas para seguir mejorando, que sólo sentir bienestar por encadenar dejando pasar muchas cosas importantes por alto.

En mi humilde experiencia creo que lo mejor en un principio es enfocarse en la escalada misma, volverse un teórico de ésta y saber exactamente qué cosas necesitamos para lograr encadenar el proyecto que tenemos entre manos antes de escalarlo. Logrando esto, tenemos la mitad del trabajo hecho, para luego ver si realmente necesitamos más fuerza o resistencia, o si simplemente necesitamos escalar más rápido u otras cosas muy simples que mejoraran mucho nuestro rendimiento.

Creo que el real progreso en la escalada está en nuestras mentes, el entrenamiento físico ayuda, pero si no tienes un mínimo de solidez en las bases de la escalada, estarás desperdiciando tu tiempo y energía, ya que a lo mejor sólo debes concentrarte un poco más a la hora de encarar una vía. Además en mi opinión es mucho más satisfactorio ir descubriendo estos detalles que realmente son los que te harán  mejorar que encadenarlo todo, pero sobrado. Esto último no traerá ningún beneficio, ya que nunca llevarán su mente al limite, siempre dejando que el cuerpo haga la pega, lo que me dificultará el camino a la perfección en mi escalada.

Por Tomás Ravanal

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