Reflexión sobre el Panamericano juvenil

Hace tan solo un par de días que ha culminado el PANAMERICANO JUVENIL DE ESCALADA DEPORTIVA, un evento, una experiencia única y fantástica para –creo- todos los que participamos, sea desde la función que haya sido: deportistas, cuerpo técnico, abridores de ruta, jueces, organizadores, staff de apoyo, etc.

No es cosa de todas las semanas participar en una instancia así, un campeonato de tal envergadura es para unos pocos, para los mejores… y para los persistentes. Y esta última es mi categoría. Como actor, como deportista, nunca logré alcanzar un rendimiento de relevancia nacional (mi deporte era bastante más masivo y de una competencia y exigencia en donde la base son las propiedades fisiológicas que se tengan). No por eso dejé el deporte, no por eso deje de entrenar ni aminoré mis esfuerzos por mejorar y mejorar. Mi competencia no era con los otros, era -y es- contra mi mismo, buscar vencerme y explotar mis potencialidades al máximo. Y es este espíritu el que guía hoy mi tarea como deportista y como psicólogo del deporte.

Me tocó integrar el Staff Técnico de esta selección, en una aventura única en Chile. Claudio Carozzi, con la visión que le dio el cursar un magister, busco las oportunidades de salir del típico esquema tradicional del Entrenador, incluyendo a profesionales de las ciencias del deporte, que en conjunto brindan al deportista un apoyo y guía integral, potencian su rendimiento y su bienestar. Pero esta experiencia no fue producto de los altos recursos, del apoyo de la Federación –a nivel económico-, de marcas, sponsors, ni nada. Este proyecto salio del corazón, vocación y ganas de sus participantes, iguales o mayores que la de los mismos deportistas. Y esto es lo que necesita Chile y Sudamérica para crecer en este y otros deportes: ¡CORAZÓN! Y también profesionales de excelencia para liderar este tipo de instancias.

Al momento de evaluar el proceso completo, nos quedamos –al menos yo- con un sabor agridulce. El rendimiento no fue el que hubiese querido, nos faltó. Y esto no es tema de los chicos, es cosa de todos, del equipo, de la planificación, de los detalle y del apoyo.

Tiempo, tiempo fue lo que me faltó. El trabajo psicológico es lento, es quizás el tema más lento y a largo plazo dentro de un entrenamiento integral. Podemos bajar de peso en una semana, podemos adquirir nuevos movimientos técnicos, aprender cosas nuevas en unos días, pero como ya lo han vivido Inti Mellado y Tomás Ravanal, el entrenamiento mental requiere tiempo, trabajo y esfuerzo.

Desde mi área se trabajaron cuatro puntos:
– Desarrollo, fortalecimiento y herramientas de la AUTOEFICACIA.
– Programa –experimental- de Entrenamiento en Visualización para Escaladores Deportivos (base para un Programa en Lectura de Vías).
– Restructuración cognitiva, en relación a metas/objetivos, visión de deporte y del Panamericano.
– Apoyo y contención personalizada (durante el torneo).

Queda mucho trabajo por hacer. Espero que este torneo nos dé a TODOS un puntapié para ponernos a trabajar bien, de forma seria y estructurada. Que veamos nuestra realidad y nos pongamos las pilas. El deporte -y la escalada- no tiene por qué abandonar su mística, su gracia, su “onda hippie”, pero si queremos mejorar, hay que estructurarse, planificarse. Y pelearla.

No quiero terminar sin recalcar algo clave. No podemos pedir el apoyo económico, recursos, el desarrollo de la disciplina, ni altos rendimientos de los pocos escaladores que sobresalen en el país, si la afamada “comunidad” de escalada no se compromete. La asistencia de público al Panamericano fue una VERGÜENZA. La masa la hacían los 200 deportistas, los centenares de familiares (imaginar que de solo Canadá viajaron 50 papas), técnicos y la gente que trabajo en la producción. Asistentes como público: algunos amigos (contados) y la gente que pasea en el mall semana a semana.

Ps. Sergio Miranda C.
Entrenamiento Mental
www.entrenamientomental.cl
Magíster © Internacional en Psicología Aplicada a la Actividad Física y al Deporte.
Departamento de Psicología FEACH