Fontainebleau // apretando en la zona de boulders más famosa del mundo

Paris, hermosa ciudad pero muy alejada de la paz. Tacos, ruido, demasiada gente, por todo había que pagar en exceso. Sin duda vale la pena conocer «la ciudad de la luz» y tomarse el tiempo de pasear al costado del Sena y por los Campos Elicios pero esta vez queríamos estar lo más lejos posible de la Babylon. La decisión fue rápida: arrancar de inmediato al bosque mágico de Fontainebleau; el paraíso mundial del boulder.

Desde Paris, Fontainebleau queda a menos de una hora en auto por la autopista S6 hacia el oeste. Es muy fácil llegar, ya que está todo señalizado. Pero de todas formas es recomendable identificar el camping en un mapa desde antes, ya que una vez en el bosque, perderse es fácil. Con Google Maps en cualquier celular 3G es posible marcar la locación y cargar la dirección de modo que después el GPS te orienta incluso sin conexión. Se puede llegar en tren también, pero es más complicado. Lo más simple en tal caso sería ir hasta la estación de Avon/Fontainebleau y de ahí hacer dedo hasta el camping. O caminando también se puede, pero es bien posible perderse, a no se que logren conseguirse un mapa bien claro y detallado.

El castillo de Fontainebleau, (Foto Lucas Gaona)

Nosotros alojamos en el camping la Musardière ya que es el que queda más cerca de las principales zonas de boulders, a las cuales desde ahí se puede llegar a pie. El camping se llena en verano, asi que si andan en auto podría ser mejor opción alojarse en otro más alejado. La época en que estuvimos nosotros -septiembre- es bastante ideal, no hay mucha gente en los campings y el clima para escalar es bastante agradable. Eso si en las mañanas y noches hace frío y también puede tocar lluvia. La Musardière no tiene wi-fi, así que si cuentan con auto pueden ir al Mc Donalds de Avon, a 15 minutos en auto.

El camping (Foto Pasqui)

No es muy buena idea llegar a Fontainebleau sin crashpad, definitivamente. Pero en tal caso, en uno de los principales estacionamientos del bosque hay una van que se pone sólo los fines de semana y los arrienda por el día y además vende zapatillas usadas ultra baratas y recaucha. Otra opción si no es ir a los sectores y preguntar buena onda a la gente si te deja probar los problemas que están trabajando para aterrizar en sus colchones.

Los boulders son increíbles y la escalada es sumamente técnica. Hay de todo: desde bloques para niños, pasando por placas positivas imposibles, hasta techos durísimos para los más apretones y dinámicos cuáticos. Están todas las rocas marcadas con problemas ya graduados, hay hasta octavos, pero es necesario tener una buena guía si te vas a quedar varios días y si quieres saber el grado de cada boulder, cómo llegar a las distintas zonas que muchas veces están escondidas en el bosque y las características de cada spot (que son varios).

Uno de los múltiples sectores en Fontainebleau (foto, Pasqui)

El ambiente es muy agradable. Te encuentras con familias, parejas con coche y guagua, apretones locales, veteranos, gente jóven de todas partes del mundo. Todos se ayudan entre si y son colaboradores con todo el mundo.

La escuela es buenísima, realmente quedarse unos días equivale a tomar un intensivo de técnica y con una sola jornada ya quedas agotado. Como decía Fred Rouhling, una semana en Fontainebleau y quedas listo para encadenarlo todo.

Sino, pregúntenles a los cabros The North Face, Facu y Soho Langbehn y Lucas Gaona que le estuvieron dando a varios de los boulders más duros del sector un par de semanas después de nosotros.

Lucas, Facu y Soho (gentileza Lucas Gaona)

Por último, les dejamos la tabla de graduación y conversiones, ya que en Fontainbleau tienen su propio sistema y es necesario tenerlo papeado de antemano.

Fotos: Pascale Potin

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Fotos: Lucas Gaona

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