La verdadera historia de Andrés Zegers sobre el abuso que vivió en Arica

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La verdad de la mala experiencia que vivió por causa de corruptos carabineros en Arica:

Andrés Zegers, conocido y connotado alpinista chileno, cuenta sobre su nuevo record Huayna, Potosí, y cómo esta gran hazaña no tuvo un final feliz, no precisamente por problemas técnicos o climáticos, si no por el abuso de un grupo de cobardes que abusaron de su “poder”.

Luego de mi gran aventura en Bolivia en donde secreta e insolentemente quería batir el récord del Huayna, Potosí, impuesto por Santiago Quinteros, uno de los más grandes escaladores solitarios sudamericanos de todos los tiempos, quien  había establecido en 2001, solamente tres horas para la cara oeste de este cerro.

Logré mi meta de batir el récord de la Oeste del Huayna, aunque no sé hasta hoy por qué ruta subí, ya que nunca pude encontrar suficiente información; lo que sin duda también aporta a esta hazaña un sabor especial. Uno de los momentos más memorables para mí fue pasar la rimaya del glaciar colgante: recuerdo que pude ver varios puentes de nieve, fáciles de cruzar, pero que no me dieron confianza, por lo que decidí encaramarme por un muro de hielo desplomado 95º de unos 8 metros de alto, pero que poseía un antiguo carámbano de hielo adherido que me permitió increíblemente subirlo prácticamente todo el tiempo realizando empotre de rodilla a un lado y luego al otro. Incluso, en un momento pensé en soltar las manos, pero me retuve, todo esto sobre una pendiente de hielo y nieve de más de 500 metros bajo mis pies. Con esta ascensión me probé a mi mismo, confirmando mi nivel, además de prepararme para ir a pasar el 2013 en las grandes paredes de los Himalayas.

En mi regreso a Chile me detuve a escalar con unos amigos de la zona de Arica, los cuales se están iniciando en el deporte y están abriendo en Copaquilla (poco antes de Zapahuira) una nueva zona de escalada deportiva en una toba volcánica (mismo tipo de roca que Socaire) que a la fecha tiene unas seis rutas desde 5.8 a 5.12. Con ellos, escalamos y compartimos todo el día sábado 7 de Julio.

Mallku y Cristaria  con gran motivación pero poco equipo (nótese el modelito de arnés, así como una cuerda de 7mm pasada en doble).

El día siguiente, yo tenía mi vuelo de avión en la noche y solamente pasan dos buses en la tarde (a las 3 y a las 5 pm). A las 6 pm ya estaría oscuro y era muy probable que vinieran llenos por la gente que viaja los fines de semana a ver a sus familiares. De modo que, esa mañana, sin agua ni siquiera para tomar desayuno, decidí bajar a dedo.

Al rato un vehículo Subaru viejo se detuvo. Y así inicié mi descenso hacia Arica. Al poco andar, me di cuenta de que sus cuatro ocupantes venían de un carrete y casi no habían dormido. Entrando ya a la ciudad, en un control policial, no se detuvieron y se dieron a la fuga, yo sin poder hacer mucho adentro del auto a gran velocidad. A un par de km de huida, los ocupantes se detuvieron y arrancaron a pie.

Mientras se acercaban los carabineros, yo pensaba que llegaba “la caballería a mi rescate de los indios”, pero en realidad mis problemas sólo empezaban: “cayendo capturado por los caníbales como un explorador del siglo XVIII”.

Primero llegó el cabo primero x (no puedo dar el nombre públicamente), quien me pidió que me pusiera las manos en la nuca y luego me pidió que me tendiese en el piso (comprendí el procedimiento y colaboré en todo momento). En ese instante de la nada y cobardemente en una actitud criminal, un sargento me pegó una patada descendiente en la nuca golpeándome frontalmente contra el pavimento con un gran crujido (el de mi nariz), mientras veía como a corta distancia los verdaderos delincuentes se fugaban.

En una primera instancia, carabineros escondió el nombre del cobarde agresor y luego que lo identifiqué como sargento segundo xx (no puedo dar el nombre públicamente), en un nuevo acto de matonaje, este me ofreció seguir golpeándome. Luego de burlas, fui trasladado a constatar lesiones en el hospital, para después ser nuevamente esposado con gran brutalidad. Pedí al policía que “por favor no me lesionara las muñecas”, a lo cual el reaccionó agarrando mi nariz fracturada y la remeció de un lado a otro (con el gran dolor que esto causa en una fractura ósea, es verdaderamente una tortura), todo esto mientras decía “que yo no le iba a enseñar a poner las esposas y que me subiera al móvil”. No identifiqué el nombre de este cobarde, pero sí podría reconocerlo y también sé que es de la sub Comisaría de Chinchorro.

La odisea continuaría en la Sub Comisaría de Chinchorro, donde estuve detenido, lo que en ese momento me pareció normal dentro de todo, sin conocer las leyes y justicia penal. Ahora ya sé que se vulneraron una y otra vez mis derechos, ya que nunca se me explicó el motivo de mi detención (es más, los carabineros trataban de buscar alguno). Y ahora, estos personajes dicen que me negué a firmar unos papeles que nunca vi (parece que no es primera vez que hacen algo así, pues “se la saben por libro”). Cuando llegó mi abogado defensor recién se hizo un listado de mis pertenencias, pero noté que faltaban algunas cosas, aunque preferí callar debido al temor posterior a represalias ya que pasaría toda la noche en esa comisaría.

Durante esa tarde y la noche que prosiguió, fueron llegando distintos detenidos, curiosamente todos golpeados. ¿Es acaso esta la realidad de los detenidos? Así entonces, durante mi estancia en la sub Comisaria de Chinchorro, se filtró información a la prensa, publicándose todas las mentiras de estos funcionarios, con mi nombre y apellido, en distintos medios de prensa (cosa que también es un delito).

Ahora el sargento segundo xx, para justificar su mal proceder y en un acto delictual avalado por el cabo primero x, inventaron que yo manejaba el  vehículo, que intenté (según ellos) atropellar a dos funcionarios, que me di a la fuga, que me resistí al arresto y que mis lesiones son producto de una caída. Estoy acusado de receptación de vehículo (Subaru Station Wagon año 85, avaluado en no más de $400 lucas). Carabineros, luego de ir a la dirección del propietario del vehículo, dijo que “justo iba camino a hacer la denuncia por robo” y que el vehiculo había sido sustraído el día anterior. Más que extraño el esperar tanto para hacer una denuncia por robo de un auto… Además de que los cuatro ocupantes hablaron de devolvérselo a un tío. Esto significa que a mí no solamente no se me explicó la causa de mi detención, si no también se me retuvo varias horas sin causa alguna, pues todavía no existía orden de robo del vehículo en cuestión.

Bueno, esta experiencia es como el juego del mundo al revés: la víctima defendiéndose legalmente de las acusaciones de un criminal. Y como si fuera poco, tuve además que operarme la nariz debido a su hundimiento y la dificultad que se me produjo para respirar (el presupuesto original de la operación son como $5 millones, a ver cuánto me sale al final). Además he tenido que guardar reposo y mi trabajo como guía de montaña esta ligado 100% a mi condición física, por lo que no he podido trabajar por mas de dos meses y por último – no menos importante- mis entrenamientos han quedado completamente de lado todo este tiempo, lo que resulta lamentable, pues me encontraba en excelente condición y es posible que me tome varios meses recuperar el estado físico que tenía en ese momento. Realísticamente, mis planes deportivos se verán retrasados al menos seis meses.

Nunca intentaron perseguir a los demás ocupantes ni me preguntaron nada sobre ellos, o sea, para colmo unos flojos que ni intentaron hacer su pega.

Actualmente, me encuentro de a poco volviendo a las pistas y perdiendo gran cantidad de tiempo y dinero en diligencias para probar mi inocencia.

Estoy realmente atónito con el actuar de estos carabineros, he sido ayudado muchas veces en los lugares más remotos por personal de la institución, así mismo como muchas veces he colaborado cuando puedo ayudar en algún rescate de montaña para lo cual siempre estaré disponible.

Ni me imagino… ¿qué sería de un pobre mochilero o algún aymara en mi misma situación? ¿Cuántos cientos de chilenos han vivido lo mismo? o aún peor, los que están condenados o con sus papeles manchados de por vida simplemente por el mal actuar de un funcionario policial.

Vale la pena destacar que estos tres policías corruptos y criminales trabajan resguardando el país de una de las principales puertas del narcotráfico y contrabando en Chile como es la cuidad de Arica. Esto sin duda deja aun más que pensar. Bueno espero que las instituciones correspondientes hagan su labor y esta gravísima denuncia sea acogida, para poder limpiar esta escoria que enloda la noble labor de Carabineros.

por Andrés Zegers

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