Los principios del dharma en la Escalada
Estudiar la mente y la importancia de focalizarse en el presente es uno de los ámbitos que ha abarcado el Budismo desde hace más de dos milenios, trabajando esta capacidad principalmente por medio de la meditación. Pero sólo de manera reciente, la sicología moderna avala con más fuerza la eficacia de esta antigua sabiduría, aplicándose en infinitos ámbitos, incluso en la Escalada.
Tanto el Budismo como los más recientes estudios de psicología y neurociencia coinciden en la importancia de mejorar la atención al “aquí y ahora” para sobrellevar nuestras emociones, aumentar nuestro bienestar, controlar las ansiedades y mejorar nuestras capacidades. Todas estas ideas se basan fundamentalmente en los principios del dharma, término budista tibetano cuya traducción, según el Centro Dharmakaya, sería “ciencia o conocimiento de la mente”. Desde hace 2.600 años, Buda ya predicaba sobre la importancia de estar presente, tanto con sus acciones, pensamientos y emociones.
El amor
“Estar presente”, desde el pensamiento budista, es una actitud vinculada con el amor, por uno mismo y por el prójimo. Implica estar atento a lo que ocurre en nuestro yo así como en los demás, observando los cambios internos y externos de quienes nos rodean. En disciplinas como la escalada, el alpinismo y/o el montañismo, muchas veces esta actitud se ve dañada por el ego y la competitividad. Por ejemplo, cuando nuestra cordada ha logrado encadenar una ruta antes que uno, muchas veces sentimos rabia o frustración (“¿Por qué él puede y yo no?”). Este rencor limita nuestro aprendizaje, así como la oportunidad de lograr nuestra meta, la que muchas veces confundimos con un proyecto específico o grado, cuando en realidad debería ser el progreso. Cada ser es distinto: para algunos lo que es difícil, para otros puede ser fácil. Debemos ser capaces de entender y aceptar las diferencias para conocernos mejor, analizar nuestras capacidades y lograr así lo que nos hemos propuesto mediante una correcta visualización de lo que haremos. Escalar con alguien que sabe menos con el propósito de enseñar es una forma de aprender. Escalar con alguien que sabe más con el propósito de aprender, es también una forma de crecer. Y alegrarse por los logros de nuestro partner y focalizarnos en progresar sobre los que nos cuesta más que en el hecho de encadenar antes que él, o llegar a cierto grado (que es una forma de trasladar nuestra mente fuera del presente), es el mejor paso para “llegar arriba”.
El ahora
La presencia es también un principio clave del dharma. Es una condición clave para la felicidad, aquello que nos permite disfrutar la vida, pero de verdad. Consiste en poner plena atención en el ahora, para gozar cada instante. Según el dharma, “no hay camino para la felicidad, la felicidad es el camino”. Cuántas veces nos pasa que comemos, por ejemplo, un rico plato principal pensando el postre, o viendo televisión, sin realmente saborear lo que estamos haciendo. Lo mismo se puede trasladar a la escalada: cuántas veces hemos dejado de disfrutar lo que estamos haciendo, pensando en “lo que no estamos haciendo”, como escalar tal ruta dura, encadenar un grado específico, ser el primero a quien le salga un Boulder duro, etc… Pero ¿es el grado lo que me hace feliz? Por el contrario, la felicidad debiese centrarse en el pensamiento de tener la oportunidad de realizar lo que me gusta. Disfrutar el ahora es una forma de focalizarse mejor en el presente y así aprender de cada experiencia y movimiento (incluso de algo que nos resulte fácil) con una mente mucho más abierta y receptiva; lo que nos permitirá mejorar muchísimo más y escalar mejor: si eres capaz de dirigir tu atención, dejas de ser esclavo de tus emociones y percepciones para tomar las riendas de tu mente y cuerpo y entender realmente lo que estás realizando.
Según el budismo, la mejor manera de aumentar esta capacidad, es la meditación, lo que resulta un gran complemento para deportes como la escalada. Una forma de meditación básica consiste en centrar nuestra atención en la dinámica de la respiración, lo que permite darnos cuenta de cómo se escapan nuestros pensamientos al futuro o al pasado de manera constante. Mientras meditamos, cada vez que nuestra mente se va a través de los pensamientos, la traemos de vuelta al presente gracias a la respiración. Así aprendemos a dirigir la atención hacia donde queramos.
La mente: nuestro mejor aliado
Si mejoramos así nuestra capacidad de focalizar la mente en el ahora, podremos dirigirnos hacia nosotros mismos para conocer y en tender nuestras emociones, comprender los que nos sucede e incluso dominar nuestras ansiedades. Así de dicha comprensión, rescataremos una sabiduría que nos permitirá saber cómo resolver una situación y cómo transformar la energía de nuestras emociones en algo benéfico, en un motor que funcione como incentivo para mejorar en la escalada.
Por Chileclimbers