El Rocktrip “espontáneo” de Semana Santa en Valle de Los Cóndores

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¿Y si nos vamos pal Valle de los Cóndores en semana santa?

Así partió, un comentario entre ruta y ruta mientras entrenábamos en el muro, apretando resina y con ganas de aprovechar estos últimos días de buen tiempo para mandarnos una pequeña aventura, cambiar el aire turbio de Santiago y pasar unos buenos días apretando roca de la buena, de esa que no perdona pero a todos nos da gusto de probar, echar la talla con uno que otro motivado y compartir en medio de ese paraje lunar que es el valle de los cóndores. “Un finde tranqui” dijimos todos…

Llego semana santa, todos arriba de la camioneta del Moto con ganas de llegar. Ansiosamente comenzamos a recorrer kilómetros, paramos en Talca a hacer las compras de rigor y de ahí derecho hacia la cordillera. Al rato las caras de sueño cambiaron a asombro a medida que nos íbamos adentrando a la cordillera, los bosques comenzaron a dejar paso a un espectáculo mucho más a nuestro gusto… “¡Mira ese Boulder!, ¡Cacha la mansa placa!, ¡Qué onda esas rocas!” Todos decían, algunos al verlas por primera vez y otros haciendo memoria de sus otros viajes al valle.

Finalmente llegamos. Y la sorpresa no solamente fue para los primerizos en el valle al ver el paredón de roca perfecta, llena de grietas y hendiduras como si con una pala de helados se la hubieran estado comiendo. La sorpresa nos la llevamos todos al ver que nuestro finde “tranqui” iba a ser en realidad un verdadero Rocktrip improvisado. Unos diez autos estaban estacionados, llenos de cuerdas, equipos y un montón de cabros motivadísimos listos para dejarse encantar, y torturar, por todas las rutas que nos estaban esperando.

Rápido armamos campamento, hicimos los saludos de rigor y ¡derecho a la roca! Los que ya habíamos estado sabíamos a lo que nos enfrentaríamos, “Esto no es Las Chilcas”, dice alguien acertadamente y rápidamente las caras de alegría comenzaban a cambiar en caras de determinación mientras algunos luchan con empotrar en fisuras perfectas, hacer adherencia en roca lisa como espejo y regletear lajas afiladas como cuchillo. ¡Go to die! Gritaban a lo lejos y con razón, este no es un lugar para ir tranqui, es un lugar para apretar las muelas, sudar sangre, pasar uno que otro buen susto y sentirse orgulloso por los encadenes, porque éstos hay que ganárselos.

Terminan las jornadas de escalada a muerte y otro espectáculo nos espera, entre reuniones improvisadas al lado del anafre el sol se despide desplegando colores sacados de un cuadro impresionista (o un video de Jimmy Hendrix) y nos de la bienvenida una luna llena que ilumina todo, perfecto spot para hacer un par de fotos nocturnas e irse a la cama con una sonrisa en la cara.

En fin, llega el momento de despedirse, todos miran la roca por ultima vez (por ahora), para luego mirar hacia atrás y apreciar que la pared equipada es solo una probadita de lo que hay al frente, es fácil tres o mas veces toda la extensión ya equipada y se vislumbran cientos rutas nuevas por doquier!… “Para el próximo finde tranqui” decimos al partir.

Cabe destacar que en este “Rock Trip” improvisado, Lucho Birkner, por un lado, equipó unas rutas nuevas bastante duras y Cesar Zaldívar junta a Cristián Coo equiparon una variante (11.c) a la que bautizaron “Sexy Box” en honor a Carlos Cajas.

Por José Manuel «Manu» Peña o alias «el Macho Alfa». Fotos por José Manuel Peña.

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