Chilenos ascienden el Fitz Roy en extremas condiciones climáticas

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Header cumbre Fitz Roy - Foto Iván Leiva

Se las mandaron. Y realmente se pasaron. A pesar de las tremendamente complicadas y extremas condiciones climáticas –lo que sin duda podría implicar arriesgar hasta la vida- este grupo de mega-motivados escaladores/alpinistas/montañistas compuesto por Iván Leiva del CAU (Club Andino Universitario), Juan Manuel Fercovic del CAP (Club Andino Paliocable de Melipilla) y Lucas Veras dejaron a todos con la boca abierta y llegaron a la cumbre del Monte Fitz Roy, conocido en el mundo entero por su gran dificultad, el 19 de febrero 2012.

El Fitz Roy fue ascendido por primera vez en 1952 por una expedición de franceses. Es un monte que tiene una reputación de ser muy rudo, a pesar de medir la mitad de los gigantes del Himalaya. Ha sido conquistado por alpinistas de la talla de Dean Potter y Colin Haley por la vía “Súper Canaleta” (1600m 6a+ 85°). El primer chileno en llegar a cumbre fue Gino Cassasa el 21 de febrero de 1980.

La ruta por la cual realizaron la asención se llama “Afanasieff”, a la izquierda de la “Súper Canaleta”, también ascendida por el chileno Camilo Rada el año pasado con muy buenas condiciones climáticas, junto al argentino Mario Ferreria. La vía tiene una graduación de 6C en libre y un desnivel de 1.500 metros aproximadamente y se compone de entre 36 y 40 largos.

Durante la travesía, Leiva, Fercovic y Veras estuvieron en el cerro durante cuatro días, pasando tres noches en vivac, con un tiempo que ya se perfilaba muy malo. Otras cordadas no vieron oportunidad, así que bajaron. Pero estos chilenos aperrados agarraron las mochilas y el equipo dispuestos a cumplir este sueño, sin dejar que nada los detuviera.

Primer día, 17 de febrero. Subieron 17 largos y realizaron un primer vivac del terror. Sí, del terror, porque el frío era insoportable. Pero para ellos no fue motivo para desmotivarse. Segundo día, 18 de febrero…. Quedaron a dos largos de la cumbre, “tan cerca pero tan lejos”, pues había demasiado hielo y nieve como para seguir avanzando. Trataron de salir sólo por lugares en los que se pudiera escalar por roca, llegando a un punto muerto lamentablemente. No les quedó otra alternativa si no bajar realizando rapel para pasar otra “agradable” noche sin carpa. Y sin saber lo que se venía, en medio del descanso, la madre naturaleza les puso otro desafío peor: nieve.

No es extraño entonces que se hayan congelado pies y manos. Qué sufrimiento. Pero tan cerca de la cumbre… debían seguir. 19 de Febrero. Entre nieve, lluvia y hielo, al día siguiente partieron con sus piolets y crampones, realizando dos largos de mixto y luego gateos hasta la cumbre. ¡Llegaron!

No veían nada… nebulosa total. Y aún les quedaba el descenso. Tuvieron que quedarse varias horas en la cumbre hasta que abriera algo. Y así de pronto pudieron divisar borrosamente la Poincenot y más menos ubicaron la ruta Franco-argentina (que se utiliza generalmente para bajar). Si bien seguía tapado, sabían que debían continuar. El descenso siguió duro, en extremas condiciones, todavía nevando… se les trabaron las cuerdas y se vieron obligados a pasar ¡otro vivac más!… y enteros mojados. Amanecieron con la lluvia blanca… casi muertos de frío, pero durante la mañana se despejó y pudieron bajar en paz. Al llegar, todos les dijeron que estaban locos. La verdad, fue demencial, pero sin duda, el tremendo logro y todo un orgullo digno de admirar.

Por Chilelcimbers. Texto dedicado a Iván Leiva (Feliz cumpleaños).

Fotos por Iván Leiva y Lucas Veras

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